Iglesia en Ucrania: la encrucijada de la ayuda humanitaria y los desplazados
Desde el comienzo de la guerra, muchos edificios de las eparquías y parroquias del oeste del país se han convertido en centros de tránsito de la ayuda humanitaria.
"Hoy estamos clasificando los paquetes que nos han enviado los ucranianos de España y, en particular, la comunidad greco-católica ucraniana de Marbella (Málaga, España)", explica la Hna. Sevastiana Karvatska, OBSM.
"Mañana debería llegar ayuda de Croacia, esta semana también llegará de Francia. De todos los países en los que hay ucranianos está llegando ayuda, y no sólo de los ucranianos, sino de todas las personas de diferentes países del mundo que piensan en nosotros, que intentan ayudarnos, que se compadecen de nosotros y están cerca de nosotros", añade.
La hermana Sevastiana dirige la Comisión de Pastoral de la Salud, que en este momento, a través de sus redes de cooperación con instituciones del extranjero, ayuda a suministrar medicamentos a los hospitales ucranianos. Junto con el Ministerio de Sanidad ucraniano, la comisión intenta organizar la logística de esta ayuda "para que no se pierda ninguna caja de medicamentos" y llegue a su destinatario, ya que muchos de estos medicamentos pueden salvar vidas. Mientras tanto -explica la religiosa- los capellanes de los hospitales cumplen su misión, igualmente necesaria, ofreciendo acompañamiento espiritual y psicológico a los heridos, los enfermos y los médicos.
Mientras la Hermana habla, otro autobús procedente de España se acerca y los voluntarios ayudan a descargar paquetes con pañales, medicinas, alimentos y productos de higiene, todo ello indispensable para sobrevivir en lugares donde las bombas han destruido casas, tiendas, escuelas, hospitales... todo, y de donde la gente tiene dificultades para escapar. Las manos para descargar los paquetes siempre están ahí. "Hoy todos los empleados de la curia son solidarios entre sí - dice uno de ellos Pavlo Ohirko - cada uno ayuda según sus posibilidades. Nuestra oficina está en el otro lado, en el centro de la ciudad, pero estamos aquí hoy porque hay más necesidad aquí.
Ayuda a los desplazados en Ternopil
Las principales ciudades del oeste de Ucrania se han convertido en cruces de caminos no sólo para la ayuda humanitaria, sino también para las personas que huyen de las zonas más afectadas por la guerra del país. Tras largos y peligrosos viajes, llegan aquí -a Lviv, Ternopil, Ivano-Frankivsk, Uzhhorod, Rivne, Vinnytsia, Chernivtsi- y, tras recuperar el aliento, muchos parten hacia Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, pero muchos se quedan. Sólo Lviv, con sus 700.000 habitantes, acogió a más de 200.000 desplazados internos.
En Ternopil, en la catedral greco-católica de la Inmaculada Concepción, se ha creado un centro de ayuda a los desplazados. Aquí el clero y los voluntarios distribuyen alimentos, ropa, productos de higiene y todo lo que necesitan las personas que lo han perdido todo. Hasta ahora, la Archieparquía de Ternopil-Zboriv ha recibido y distribuido más de 500 toneladas de ayuda humanitaria procedente de varios países de Europa y del mundo. La mayor parte de esta ayuda se ha enviado al este del país: 35 toneladas a Mykolaiv, unas 100 a Kiev; 60 a Kharkiv y muchas otras.
Dos veces por semana, los centros de asistencia organizada distribuyen gratuitamente ropa, zapatos y alimentos. Cerca de la catedral, cientos de desplazados, acogidos en Ternopil, reciben productos de primera necesidad. Cuentan con la ayuda de un equipo de voluntarios dirigidos por los sacerdotes de la archidiócesis.
"Nuestro trabajo, nuestro ministerio, debe manifestar el verdadero amor cristiano", dijo uno de los coordinadores del centro de atención, el padre Roman Demush. "Este servicio tiene sentido cuando lo unimos al amor de Dios, cuando sacamos fuerzas e inspiración de Dios, cuando este trabajo es un regalo desinteresado", concluye.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí