Shevchuk: Nadie puede quitarnos del corazón el tesoro de la Resurrección
Vatican News
“Ucrania sigue en pie. Ucrania está luchando. Ucrania reza. Y Ucrania celebra la Pascua”: lo repite una vez más monseñor Sviatoslav Shevchuk, Primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, en su video mensaje del Martes Santo, 26 de abril, cuando se cumplen 62 días del comienzo de la invasión rusa a Ucrania.
El prelado, en su mensaje cotidiano, repasa nuevamente la dramática situación que vive su país, atacado cada vez “más intensamente y con más cantidad de armas y de tropas”. Durante el último día, relata, los misiles cayeron en casi todo el territorio ucraniano: en Lviv, la provincia de Vinnitsa y la provincia de Zhytomyr, en Zaporozhzhia, ciudad donde se habían reunido decenas de miles de refugiados de Mariúpol. En Kharkiv, donde un tercio de los edificios ya han sido completamente destruidos. Y la "heroica Mariúpol", que sigue resistiendo sostenida por una “fuerza rara”, sobre la que muchos reflexionan y se asombran en distintos rincones del mundo.
La fuerza de Dios que llama a hacer el bien
Monseñor Shevchuk evidencia cómo a pesar de las calamidades de esta guerra, en el corazón del pueblo ucraniano, crece cada vez más fuertemente una fuerza fuera de lo común que “parece ser una especial fuerza de Dios que nos llama. Llama a nuestro pueblo a la libertad. Nos llama a no tener miedo. Nos llama a luchar. Nos llama a hacer el bien”.
“No es en vano que estamos viviendo esta tragedia en tiempo de Pascua” añade. “Se siente que Cristo resucitado está entre nosotros de un modo especial”.
Se siente que la fuerza del Resucitado actúa sobre nosotros por la gracia de nuestro Bautismo. Porque nosotros, habiendo sido bautizados en la fuerza de Cristo, habiendo entrado por el Bautismo en Su muerte y resurrección, llevamos la vida del Resucitado en nuestro interior.
Bienaventurados los que llevan dentro el germen de la Resurrección
El Primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana dedica hoy su meditación a las Bienaventuranzas, explicando que la palabra “bienaventurados” no sólo se refiere a los que experimentan algún tipo de beatitud y alegría que provienen de Dios, sino que “son todos los que ya ahora llevan dentro de sí este germen vivificante de la Resurrección que hemos recibido en Jesucristo".
“No es en vano – afirma – que en la primera de las bienaventuranzas, Cristo nos dice: “¡Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos!” porque “el que ha sido bautizado en Cristo lleva en su interior el poder de Su resurrección". Y refiriéndose al valor del "tesoro" de la Resurrección, precisa:
Ese tesoro, ese germen del Reino de los Cielos que ya llevamos dentro, nadie nos lo puede quitar. Nos lo pueden quitar todo. Pueden bombardear nuestras casas. Pueden robar todas nuestras posesiones. Pueden incluso expulsarnos de nuestra casa, de nuestro terruño. Pero nadie puede quitarnos de nuestro corazón el tesoro de la Resurrección. La persona que lleva la Resurrección de Cristo en su corazón, como la gracia del Bautismo; todo lo que tiene, todo lo que recibe, lo compara con lo que ya lleva dentro. Y entonces no necesita nada más.
Pobres de espíritu pero ricos en el Reino de los Cielos
“Bienaventurados los pobres de espíritu” que tienen la riqueza de Cristo resucitado en el corazón porque “todas las demás cosas de este mundo nunca igualarán su tesoro, la Eternidad que tienen en su corazón aquellos que creen en Su Resurrección”, añade en su reflexión monseñor Shevchuk y concluye:
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