Plenaria de la UISG: cómo el Sínodo cambia la vida religiosa
por Sor Bernadette Mary Reis
La asamblea plenaria de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) concluyó la tarde del pasado 6 de mayo en Roma. Más de setecientas religiosas, al frente de congregaciones presentes en todo el mundo, se reunieron del 2 al 6 de mayo, dando vida a un rico debate del que hemos intentado dar cuenta en los artículos publicados en este periódico durante la semana. El tema de la asamblea fue "Abrazar la vulnerabilidad en el camino sinodal".
Abrazar la vulnerabilidad en el camino sinodal
Por primera vez, la asamblea se celebró en formato mixto: quinientas hermanas presenciales y otras doscientas online. Cada día, una meditación en forma de oración abrió los trabajos. María, Elisabetta y Ruth, iconos de la vulnerabilidad y la sinodalidad, no sólo acompañaron a las religiosas cada día, sino que sobre todo, recordaron: “A través de nuestra vulnerabilidad y sinodalidad, Dios puede hacer maravillas".
El cardenal João Braz de Aviz y el arzobispo José Rodríguez Carballo, prefecto y secretario respectivamente de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, participaron en los trabajos de la asamblea los días 3 y 4 de este mes, presidiendo la concelebración eucarística y ofreciendo reflexiones sobre el tema del encuentro. La hermana Jolanta Maria Kafka, presidenta de la UISG, abrió la asamblea expresando el anhelo de que "a la luz de Cristo, nuestra esperanza, el trabajo producido por esta asamblea pueda llegar a la asamblea más grande que es la Iglesia".
Muchas disertantes ofrecieron reflexiones sobre los temas de la vulnerabilidad y la sinodalidad. Según Ted Dunn, experto en psicología, "abrazar nuestra vulnerabilidad forma parte de una transformación interpersonal interior". Aunque hoy "la vida religiosa se enfrenta a tortuosas encrucijadas, en la gracia se levantará de nuevo", subrayó el relator. Tres religiosas compartieron su experiencia personal sobre cómo hacer frente a situaciones vulnerables en el curso de su vocación. La hermana Carmen Mora Sena (que habló sobre "ser líder en tiempos de pandemia") dijo estar convencida de que "el modelo de liderazgo en las comunidades que necesitamos hoy debe ser alimentado por la conciencia de la vulnerabilidad". La hermana Anne Falola ("como misionera") compartió su descubrimiento de ser una minoría en el lugar de su misión: "Vivir la kenosis de Cristo coloca a las religiosas en una situación de vulnerabilidad objetiva".
Y la hermana Siham Zgheib ("en situaciones de conflicto") contó su experiencia de vida en la guerra civil de Siria, concretamente la de "vivir en permanente peligro de ser secuestradas, torturadas, violadas, obligadas a vestir el hijab, pero sobre todo con el temor de ser obligadas a renegar de nuestra fe". Ella resistió gracias al pensamiento de la cruz, de la Eucaristía y a las palabras de la fundadora de su congregación, las Hermanas Franciscanas Misioneras de María:
Estas palabras tuvieron eco en las mesas de trabajo, donde las hermanas contaron experiencias similares de violencia y guerra.
Durante la asamblea plenaria también hubo espacio para la reflexión sobre la vida religiosa en el tiempo de la pandemia, "un tiempo entre lo peor pero también entre lo mejor", como lo definió la hermana Patricia Murray, secretaria de la Unión Internacional de Superioras Generales, ya que el informe online favoreció el establecimiento de nuevos contactos entre las distintas congregaciones, a través de diferentes culturas y fronteras geográficas. La Hermana Patricia añadió:
Jessie Rogers, decana del Saint Patrick's College de Maynooth, en Irlanda, recordó cómo las hermanas pueden hacer siempre visibles "las huellas de Dios", por un lado recordando el pasado y, por otro, olvidando "lo justo para abrir un espacio a la novedad de Dios". Esto es posible a través de la maravilla de la contemplación, la atención compasiva a los demás, una esperanza robusta y una íntima convicción de que:
La hermana Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo de los obispos, y el padre jesuita David McCallum, por su parte, insistieron en la contribución que las religiosas pueden hacer al proceso sinodal y también en cómo éste puede cambiar radicalmente la vida religiosa.
Tras el emotivo encuentro con el Papa Francisco del jueves 5 – del que hemos informado ampliamente en el periódico – los trabajos concluyeron con la participación de las superiares generales en los grupos de trabajo organizados en grupos continentales. La hermana Gemma Simmonds y la hermana María Cimperman presentaron a los participantes un resumen de las indicaciones que las distintas congregaciones ya han comunicado a la secretaría del Sínodo.
Antes de la liturgia de clausura – celebrada por el padre Arturo Sosa Abascal, prepósito general de la Compañía de Jesús –la presidenta de la Unión Internacional de Superiores Generales, sor Kafka, declaró:
Durante la celebración, las hermanas reafirmaron su compromiso de "vivir el proceso sinodal en la vulnerabilidad, a través de su papel de guías y animándolo en sus comunidades y con el pueblo de Dios".
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí