México. Arquidiócesis de Guadalajara ordena a 70 nuevos sacerdotes

Vatican News

Según el comunicado de la Arquidiócesis de Guadalajara, este ha sido un fin de semana histórico, por las ordenaciones de los 70 nuevos sacerdotes. Que se llevaron a cabo en dos momentos, y se celebraron en el Santuario de los Mártires Mexicanos. El cardenal Robles Ortega dijo a los nuevos presbíteros que no deben olvidar su origen. El sacerdote, afirmó, es un “hombre que ha sido llamado, ha sido elegido de entre los hombres”.

El sacerdote no es un ser superior

"El Espíritu Santo que recibieron suscita muchos servicios, distintos carismas, para bien de la comunidad, mismos que hay que promover y cuidar, especialmente el don del sacerdocio ministerial", añadió. Recibieron, les dijo, la fuerza y la misión de parte del Espíritu de Dios, para esta tarea específica.

El Arzobispo de Guadalajara señaló, también, que el sacerdote no es un ángel, no es un ser superior, no pertenece a una casta especial o privilegiada, sino que es un hombre elegido por Dios, tomado de entre sus hermanos, los hombres, para servirlos.

No perder su origen

Tras recordar la Solemnidad de Pentecostés, “dedicada a conmemorar la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles”. Mencionó los signos importantes de esta fiesta:  el fuego, como presencia de “Dios entre nosotros y su sensibilidad; y las lenguas, las cuales a pesar de ser plurales transmiten un mismo mensaje: “Somos una única comunidad”. No olviden que su carisma no es superior, más grande o única, su carisma es para el servicio de los demás carismas que el Espíritu Santo suscita en su Iglesia”, agregó, invitándolos a mantenerse humildes y conscientes de sus raíces.

Al concluir la homilía, uno a uno llevaron a cabo la promesa de obediencia al Obispo, para posteriormente postrarse a las faldas del altar mientras se escuchaban las letanías a los santos mexicanos. Seguidamente, un momento de oración y la imposición de manos y su revestimiento, en donde los nuevos sacerdotes recibieron su estola y casulla.

Por último, fueron ungidos con el Santo Crisma en las palmas. Se hizo entrega de la patana y cáliz a cada uno, indispensables para la celebración de la Santa Misa, cerrando con un saludo de paz por parte del Obispo.