Carlassare, Sudán del Sur espera a Parolin y aliento
Francesca Sabatinelli - Rumbek
La paz en Sudán del Sur hay se debe promover y se debe vivir, y por eso Francisco envió a su representante, el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, a este país que necesita ser alentado y apoyado en el frágil proceso de paz en marcha tras la guerra fratricida que, desde 2013 hasta 2018, ha causado miles de muertos y millones de desplazados. "El cardenal Parolin llega en un momento importante", afirma el obispo de Rumbek, el comboniano Christian Carlassare, en un encuentro con Radio Vaticano-Vatican News. "Aunque el Papa no pudiera estar presente con su visita pastoral, es necesario promover la paz que se ha firmado, pero que debe vivirse. Hay que dar pasos adelante". Por ello, Parolin se reunirá con los líderes políticos, para llevarles el apoyo del Pontífice para sacar a Sudán del Sur de la crisis, respetando el armisticio firmado en 2018 por el presidente Salva Kiir y su adjunto Riek Machar.
Un momento propicio para la paz
Para Carlassare, nombrado obispo de Rumbek el 8 de marzo de 2021, víctima de un intento de asesinato el 25 de abril del mismo año y que, en previsión de la llegada del Papa, había organizado una peregrinación a pie desde su diócesis hasta la capital, Juba, junto con un centenar de jóvenes, este momento podría ser propicio. Las instituciones -explica- están muy a favor de la paz: hay voluntad, pero las heridas siguen abiertas, el camino es muy complejo, los desplazados y los refugiados aún no han regresado a sus territorios, muchos de los cuales siguen siendo inseguros por la presencia de tribus enemigas, la imposibilidad de reintegrarse, pero también por la presencia de tantas armas y milicias. Lo que se necesita hoy en día en Sudán del Sur es lo que el obispo llama una paz desde abajo, una paz llevada adelante por el pueblo, y que las instituciones de las distintas provincias no han podido implementar. "Es necesario detenerse y dar confianza", añade, "dejando de lado la violencia de los años anteriores, aunque no sea fácil pasar la página".
El papel de la Iglesia y las ONG
Es fundamental el papel de la Iglesia, que "tiene el don de estar presente entre todas las comunidades del país y en todos los lugares, y que aporta un mensaje único, que es el del Evangelio; y que hace que la población no se sienta ya tan dividida entre esas afiliaciones étnicas que se convierten en una especie de maldición para el país, sino que se sienta perteneciente a un camino común, el de la humanidad, una humanidad finalmente reconciliada y que es la única que puede dar un futuro al país". Así que, con las predicaciones, las celebraciones, pero también a través de la educación, que es una prioridad de la Iglesia en Sudán del Sur, creo que las cosas irán cambiando poco a poco". En Sudán del Sur, otra tarea vital se confía a organizaciones no gubernamentales, entre ellas Médicos con África Cuamm, a cuyo hospital, el único de referencia en todo el Estado de los Lagos, fue trasladado Carlassare tras su herida. "La gente tiene una gran confianza en la Iglesia -continuó el prelado-, así como en las organizaciones no gubernamentales que ofrecen un importante servicio que no hacen las instituciones. La gente debe aprender a hacer su parte, debe encontrar la fuerza para el cambio también mirando el compromiso que la comunidad internacional pone en ello precisamente a través de las ONG".
La llamada de Francisco
La Iglesia, por tanto, se convierte en un vínculo para este compromiso que es de todos y debe convertirse en comunión. "Ciertamente -concluye el obispo - Sudán del Sur está contento con la visita de Parolin, sigue esperando al Papa Francisco, y la llegada del Secretario de Estado será un paso más y un recordatorio de la necesidad de caminar en serio, para que el Papa, cuando llegue, se encuentre con un pueblo que no espera sentado, sino que espera de pie". Es el pueblo que espera al Papa y que de alguna manera se convertirá con el anuncio que sólo Francisco puede hacer: una llamada a la unidad a la fraternidad y al Evangelio".
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