Signis: La brecha digital entre pobres y ricos es discriminación
Maria Chiara De Lorenzo
Mientras el planeta se derrite, en una Seúl inundada en la víspera del congreso pero afortunadamente seca en estos días, no podía faltar una sesión dedicada a la cuestión medioambiental, EL tema vital de nuestro tiempo. Es el último panel antes de la ceremonia de clausura: el Congreso Mundial de SIGNIS 2022 llega así a su fin. Los delegados de la Asociación Católica Mundial para la Comunicación, representantes de 34 países, reunidos en Seúl, vuelven a partir tras haber deliberado sobre el tema de "La paz en el mundo digital". "Vivimos en un mundo en el que la 'brecha digital' afecta a la diferencia entre ricos y pobres, llevando a una desigualdad en el acceso a los frutos de la revolución digital", se lee en la declaración final.
Tecnología con ética y reflexión
Ante los riesgos de "desconexiones socioeconómicas, culturales, políticas, religiosas, espirituales y ecológicas, que conducen al aislamiento, a la confusión y a la desesperación", "los juegos en línea, la adicción a la pornografía, la sobreexposición a la violencia y los contenidos divisivos en los medios de comunicación" que "conducen a comportamientos destructivos", y los "efectos devastadores de las noticias falsas en la sociedad contemporánea" desde el congreso de SIGNIS se hace un llamamiento a "pasar del compromiso individual a la construcción de la comunidad". Como dice el Papa Francisco, 'el estilo de Dios es la cercanía, la compasión y la ternura'". "Tenemos que tejer la red con la verdad y la belleza de la fe y la esperanza. La tecnología debe estar impregnada de ética y reflexión". Y, animados por los relatos de jóvenes de todo el mundo sobre la construcción de la paz, instan "a los profesionales de los medios de comunicación y a los ciudadanos a actuar para proteger los derechos humanos de los civiles afectados por la guerra y las zonas de conflicto".
Los comentarios finales
"SIGNIS tiene la palabra signo en su denominación, como signo de contradicción", afirma Paolo Ruffini, Prefecto para la Comunicación de la Santa Sede, desde Seúl: "Esto nos hace comprender cómo los comunicadores católicos pueden ser un signo de contradicción, no homologado, pero al mismo tiempo no atrincherado, no separado del mundo en el que debemos estar. Esto es lo que Jesús, en el Evangelio, pide a todos, pero en particular a la comunicación". "Han hecho lo que muchos creían imposible", dijo la presidenta de SIGNIS, Helen Osman, agradeciendo de corazón al equipo coreano que organizó la conferencia hasta el último detalle, y destacó especialmente la contribución de los jóvenes con su creatividad y energía. "El entusiasmo de los jóvenes es contagioso" -prosiguió Ruffini-, "nos comunican: menos burocracia y más ganas de hacer, más ganas de estar juntos, de inventar cosas nuevas, de no razonar con los esquemas que demasiado a menudo reducen la Iglesia a un sistema de poder. Esto piden los jóvenes; no quieren poder, quieren relaciones, experiencia, amor, verdad, y el entusiasmo con el que acogen las cosas que hablan de esto es una lección para todos nosotros. Nos esforzamos y quizás debemos esforzarnos más para mostrar que la Iglesia, que la comunicación católica es sobre todo esto, sin lamentarnos, porque las cosas que están mal siempre se pueden cambiar. Cambiarlas depende de nosotros, podemos y debemos pedir a los jóvenes que nos ayuden".
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