Obispos franceses en Ucrania: Combaten también por nosotros
Roberta Barbi - Ciudad del Vaticano
Una ocasión para mostrar la hermandad, una cercanía que se suma a las oraciones por Ucrania que se rezan cada domingo desde el 24 de febrero en todas las iglesias de Francia: Este fue el sentido de la visita de dos días que el presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, monseñor Éric de Moulins-Beaufort, y el secretario general, el padre Hue de Voimont, realizaron al país los días 17 y 18 de septiembre, acompañados por el administrador apostólico de la Eparquía greco-católica de San Volodymyr el Grande de París, monseñor Hlib Lonchyna.
"Buscamos compartir su dolor"
Compartir el dolor y la cruz, sabiendo que el pueblo ucraniano, además de luchar por la libertad de su Estado, "también lucha por nosotros". Así se expresó el presidente de los obispos franceses, que dijo estar asombrado por la fuerza de los ucranianos, así como por su voluntad de vivir en libertad, justicia y verdad.
"Combaten por la noble idea de la nación y de las posibles relaciones entre los pueblos de nuestra Europa", dijo de nuevo el arzobispo, subrayando cómo en las cómodas sociedades occidentales se corre el riesgo de olvidar hoy la importancia del valor de formar una nación y de ayudar en una amistad abierta a todos.
Formar la espiritualidad en tiempos de guerra
El domingo 18 de septiembre, la delegación francesa participó en la Divina Liturgia presidida por el arzobispo greco-católico de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, en el Seminario de los Tres Santos de Kiev. En esta ocasión, el presidente del Episcopado de Francia quiso expresar a Su Beatitud su admiración por las bellas y conmovedoras palabras que dirige a su pueblo en guerra cada día con sus videomensajes diarios, enseñándoles a ser discípulos de Cristo incluso en tiempos difíciles:
"En nuestro continente europeo, que ha vivido tantas guerras -dijo-, no teníamos estas enseñanzas espirituales. Doy gracias a Dios por lo que nos da". Al concluir la visita, la delegación francesa expresó su deseo de llevar a Francia el dolor que se siente en Ucrania, pero también la fuerza y la energía presentes: "Que Dios bendiga a Ucrania y le permita compartir sus riquezas con Europa", fue el deseo de los obispos.
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