Mondo e Missione, la revista voz de los misioneros desde hace 150 de años

Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano

Es la revista misionera italiana más antigua que se publica ininterrumpidamente desde su fundación. Cuenta la vida de la Iglesia en Asia, África, América Latina y Oceanía y ofrece una visión de los pueblos y sociedades de estos continentes a través de las historias de los misioneros. "Mondo e Missione", "Mundo y Misión", la revista mensual del Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras (PIME), cumple 150 años y, a través de su página web mondoemissione.it, ofrece comentarios diarios y una cobertura en profundidad de la actualidad. Nacida en abril de 1872 con el nombre de "Le Missioni Cattoliche" (Las Misiones Católicas) cambió su título en 1969 y desde 2012, recogiendo también las experiencias de las revistas "Missionari del Pime" y "Venga il tuo Regno", es también un instrumento de conexión entre el Pime y sus benefactores en Italia.

Los temas desarrollados por la revista

El punto fuerte de Mondo e Missione es el valor testimonial de sus publicaciones. Originalmente, eran las cartas y la correspondencia de los misioneros que relataban desde lugares remotos las más diversas situaciones, trágicas o curiosas, heroicas o de la vida común. Durante mucho tiempo, pues, fue la única revista que publicó profundos estudios misiológicos y teológicos, sobre las Iglesias cristianas y las religiones no cristianas, con una perspectiva universal, atenta al ecumenismo y al diálogo con las culturas y las religiones, a las nuevas formas de evangelización y a las cuestiones de justicia, paz, solidaridad y desarrollo. En los últimos años ha crecido el esfuerzo por contar realmente la historia del mundo a partir de los últimos y de los que a menudo trabajan silenciosa e incansablemente "desde abajo", dando espacio a las voces de las periferias, tanto geográficas como existenciales.

Los editores

Desde su fundación hasta hoy, se han alternado al frente de la revista 20 redactores, entre ellos: el padre Paolo Manna (1872-1952), fundador de la Pontificia Unión Misionera, beatificado por Juan Pablo II; el padre Giovanni Battista Tragella (1885-1968), titular de la primera cátedra de misionología en Italia; el padre Piero Gheddo, que dirigió la revista durante nada menos que 35 años, de 1959 a 1994. Desde 2018 al frente de la revista está el padre Mario Ghezzi, director del Centro Misionero Pime de Milán, que describe a Vatican News los contenidos de la revista y sus nuevos objetivos.

¿Qué visión ofrecen las páginas de Mondo e Missione?

Las páginas de Mondo e Missione ofrecen una amplia visión del mundo. Sobre todo, en aquella parte del mundo de la que no suelen hablar los canales de información mayoritarios: aquellos países que no son objeto de la información mayoritaria y aquellas situaciones generales de las que no se suele hablar. Son situaciones que también provienen de nuestros canales privilegiados, que son los misioneros que viven sobre el terreno. Nos traen situaciones que normalmente no son relatadas.

¿Cuánto se aprecian estas historias?

Son muy apreciadas por nuestros lectores, precisamente porque, como decía monseñor Delpini, arzobispo de Milán, en las revistas misioneras, y en particular en Mondo e Missione, se encuentra una información que no se puede encontrar en otros lugares. Así que son muy apreciados por nuestros lectores.

¿Cómo han cambiado las páginas de Mondo e Missione?

Las páginas de Mondo e Missione han cambiado considerablemente a lo largo de los años. En los últimos años -desde hace unos diez- Mondo e Missione agrupa todas las revistas que el PIME publicaba hasta hace unos años. El perfil ha cambiado un poco, pero sigue siendo una revista de alto nivel en cuanto al contenido, los reportajes sobre temas específicos o sobre determinados países, y también por el relato de la vida de los misioneros del PIME y del Instituto PIME y de la misión.

Un balance de estos 150 años de publicaciones y los horizontes a los que mira...

El balance de estos 150 años es más que positivo, aunque inevitablemente el número de medios de comunicación impresos disminuye y también sentimos esta fatiga. Ciertamente, puedo decir que aún hoy, cuando me encuentro con personas, grupos, parroquias, o incluso fuera de las parroquias, recibo muchas apreciaciones sobre la revista y a menudo incluso referencias a los artículos que se han publicado. Significa que la revista, allí donde se difunde, sigue siendo muy leída y seguida. Y es una revista que, desde hace 150 años, lleva a los hogares de muchas familias italianas la misión y las situaciones de estos países que están menos bajo los reflectores. Hasta la fecha, imprimimos unos 30.000 ejemplares de la revista. En cuanto a dónde miramos, Mondo e Missione ciertamente mira y sigue mirando a la papel impreso. Pero también mira de reojo al mundo digital, porque inevitablemente hoy es necesario estar presente también allí.

¿Qué artículos, historias o reportajes han marcado su historia?

Diría que la historia de Camboya, del sudeste asiático y de Vietnam marcó sobre todo los años calientes de la revista con el padre Piero Gheddo que fue el portavoz de una situación que nadie denunció en su momento o, si se leía, se hacía de forma ideológica y no reportando la realidad de los hechos. Ciertamente, la situación en China y el genocidio en Armenia y muchas otras situaciones que la revista siempre ha puesto en el centro de su información.

¿Qué más quiere relatar la revista?

La revista quiere seguir relatando la belleza del Evangelio llevada allí donde no se conoce: este sigue siendo el corazón de nuestra información y de nuestras intenciones junto, pues, a la historia de estos países de los que siempre se habla demasiado poco y de las situaciones, no sólo de sufrimiento, sino también de belleza que se pueden encontrar en estos estados.

¿Por qué leer Mondo e Visione?

Merece la pena leer Mondo e Visione porque amplía la visión del mundo, aporta un aspecto, una perspectiva de la información que no se encuentra en otras revistas. Y da a conocer lo que son las actividades del PIME para todos: para los ancianos y para los jóvenes en Italia, y mantiene viva la sensibilidad misionera de la Iglesia y en cierto modo de toda la sociedad italiana.