Católicos en la emergencia climática: compartir la esperanza de cambio
Edoardo Giribaldi - Vatican News
"Hacer oír nuestra voz tras las palabras del Papa Francisco", se inauguró con esta invitación el webinar organizado por la Alianza Europea Laudato si' (ELSiA), una asociación que promueve un concepto de justicia ecológica estrechamente vinculado a las enseñanzas de la Iglesia. Nos basamos en tres pilares fundamentales", explicó Laura Mausini, directora de los programas europeos, "que son: la eco-espiritualidad, la eco-práctica y las eco-vocaciones.
El evento fue moderado por la periodista Lou del Bello, en diálogo con el Padre Eduardo Agosta Sacarel, asesor principal del movimiento Laudato si', y el Padre Charles Chilufya, presidente de la esuit Justice and Ecology Network Africa, Red Jesuita de Justicia y Ecología de África.
El papel de los católicos
El padre Sacarel, conectado desde la zona de medios de comunicación instalada en Sharm el-Sheik para la Cop27, comenzó destacando el papel activo que la Santa Sede ha adquirido en el debate sobre el cambio climático precisamente a partir de esta conferencia. "Durante años, el Vaticano fue un mero estado observador, con la única tarea de proporcionar orientación al final de los procedimientos", explicó el padre Sacarel. Desde este año, tras el respaldo del Papa Francisco a los acuerdos climáticos alcanzados en París en 2015, la Santa Sede se ha incorporado oficialmente al debate.
De la teoría a la práctica
El padre Chilufya subrayó a continuación la importancia de "enfatizar el grito de los pobres" desde una Iglesia que es "la de los pobres ", especialmente en los países en desarrollo. Originario de Zambia, Chilufya puso como ejemplo las numerosas poblaciones africanas azotadas por catástrofes climáticas, como temperaturas récord, ciclones y tormentas de arena. En este sentido, se hace eco de las palabras del Papa Francisco que, en su encíclica "Fratelli tutti", hace hincapié en la responsabilidad hacia los países en vías de desarrollo, que con demasiada frecuencia se ven afectados por la excesiva industrialización. "Es también una cuestión ética", reiteró el padre Chilufya, "que nos hace plantear la pregunta: ¿cómo podemos vivir todos y bien?"
Alimentar la fe y la esperanza
A continuación, el debate se centró en la contribución concreta que los católicos pueden y deben aportar a la delicada cuestión del clima. "Como líderes religiosos y como fieles", subrayó el presidente de la Red Jesuita de Justicia y Ecología de África, "debemos exhortar a mantener la esperanza, sabiendo que Dios nos ha dado un inmenso poder para hacer las cosas de manera diferente". Por lo tanto, la Iglesia debe pensar, inventar, probar. "Al principio de la pandemia, el Papa Francisco nos llamó a imaginar el futuro y a ver cómo cambiar las cosas. Esto es lo que debemos hacer, movilizar a la gente y su fe".
Nuevos estilos de vida
El primer paso, según ambos clérigos, es la toma de conciencia de la necesidad de cambiar de estilo de vida. "La encíclica Laudato si' -dice el padre Sacarel- nos insta a volver a los modelos cristianos tradicionales y a hacer nuestro el lema 'menos es más'. Limitar el consumo, reiterando el concepto de que la vida humana no se realiza plenamente en la posesión de bienes materiales. Vivimos en un planeta con recursos limitados", afirma el padre Chilufya, "pero nuestros corazones son infinitos.
La importancia de la templanza
A raíz de una pregunta planteada por los participantes, se analizó la templanza, que se define como "la virtud moral que modera la atracción de los placeres y nos hace capaces de mantener el equilibrio en el uso de los bienes creados". La clave, según el padre Chilufya, es llevar este enfoque al ámbito de la vida cotidiana. "En cada uno de nosotros hay una necesidad de encontrar un propósito, un sentido de realización", concluye el clérigo. Depende de nosotros dirigir este deseo hacia un estilo de vida más sencillo del que todos, incluido el planeta, puedan beneficiarse.
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