Olinda-Recife: 18º Congreso Eucarístico Nacional de Brasil
Padre Modino – CELAM
El 18º Congreso Eucarístico Nacional se está celebrando en la archidiócesis brasileña de Olinda-Recife del 11 hasta este 15 de noviembre. Es un momento para reflexionar sobre la Eucaristía desde diferentes visiones. En uno de los talleres, el cardenal Leonardo Steiner reflexionó sobre el tema "La Eucaristía y las dimensiones sacerdotal, profética y real del Bautismo".
El arzobispo de Manaos, partiendo de lo que dice el Documento Conciliar Lumen gentium, comenzó hablando de la llamada a reflexionar "desde el lugar del que venimos y hablamos – la arquidiócesis de Manaos, sede del IX Congreso Eucarístico Nacional, la que nos ofreció la V Oración con su teología mistagógica – pero sobre todo, ¡como Iglesia que se encarna en la Amazonía y allí se hace cuerpo eucarístico!”.
El cardenal Steiner recordó la llamada de la Lumen gentium a "¡percibir a la Iglesia como el Pueblo de Dios! Pueblo de Dios, haciendo visible el Reino de Dios, establecido por la predicación, muerte y resurrección de Jesús. Somos recibidos en el Pueblo de Dios a través del Bautismo. En el bautismo formamos parte de un pueblo sacerdotal, un pueblo de profetas y un pueblo real”.
A continuación, presentó su reflexión basada en la V Oración Eucarística del Misal Romano en su edición para Brasil. Y comenzó con las palabras: “Señor, tú que siempre has querido estar muy cerca de nosotros...", desde el contexto de la post-pandemia, afirmando que "la falta de sentido de la existencia humana, la aparición de formas de convivencia basadas en la intolerancia y la agresividad, las amenazas a los sistemas democráticos, la crisis medioambiental, entre otras, plantean la cuestión de la presencia de Dios".
Algo que va más allá de la teología, que es "una cuestión pastoral, evangelizadora, misionera: la capacidad de la comunidad eclesial de explicitar esta presencia en su enseñanza, en su liturgia, en su praxis", reflexionando sobre cómo celebrar la Eucaristía en medio de la pandemia, "en condiciones incluso cuestionables, no para salvaguardar un precepto, sino para permitir el encuentro con una presencia".
El pasaje que dice "... este pan que alimenta y da vida, este vino que nos salva y da valor”... – según el purpurado – contempla la acción de Dios que prepara una mesa para los pobres y la solidaridad en la encarnación del Verbo, “signos de una presencia compasiva y perenne en la Eucaristía como memorial de la acción de Dios que continúa su acción a través de la comunidad eclesial para que haya pan en cada mesa", una idea presente en la oración de este Congreso, que "se entiende en la perspectiva de la sinodalidad", destacando la dimensión comunitaria, social y profética de la Cena del Señor.
Reflexionando sobre "... el Espíritu nos hace un solo cuerpo, para que seamos un solo pueblo en su amor...", afirmó que supera los estereotipos que aprisionan "la 'Eucaristía' a un ostensorio generalmente dirigido por un ministro ordenado", para acercarse "al misterio eucarístico con relación a la asamblea", que corrobora que "La Iglesia se hace carne y pone su tienda en la Amazonía".
Según el cardenal de la Amazonía, "esta comunión eucarística sostiene la vida de las comunidades eclesiales en las regiones más remotas que, aunque no tienen, con la frecuencia necesaria, la celebración memorial del sacrificio de Cristo, se estructuran eucarísticamente en una corporeidad ministerial".
Encuentro de Santarém
Asimismo recordó el encuentro de Santarém, del pasado mes de junio, donde los obispos de la Amazonía "reafirmaron esta concepción eclesiológica que sitúa la encarnación de la Iglesia en la realidad, como participación en el proceso de encarnación del Verbo", idea presente en el Documento Final del Sínodo para la Amazonía, que destaca que "estos caminos de encarnación son también caminos de inculturación e interculturalidad".
Ayuno eucarístico impuesto
Destacar la comunidad eclesial como sujeto de la acción litúrgica ayuda a superar "una concepción de la ministerialidad que gravita en torno a la individualidad del ministro", un riesgo que volvió a aparecer con la pandemia y en las Eucaristías sin la presencia de la comunidad. En este sentido, al hablar del ayuno eucarístico impuesto, el arzobispo recordó que esta realidad está presente en la Amazonía.
Al abordar el tema del taller, el cardenal reflexionó sobre el triple ministerio del Bautismo: las dimensiones profética, sacerdotal y regia. La primera se basa en que "... nos habla por medio de él...", afirmando que "el 'papel' profético de Jesús se cumple en la asamblea a través de la palabra proclamada”.
Vivir la profecía
Según el arzobispo de Manaos, "la Eucaristía es siempre un gesto profético, un memorial profético", afirmando que "la Palabra de Dios resuena proféticamente, se convierte en 'pan para todas las mesas'", destacando que "cada miembro de la asamblea litúrgica en el ejercicio de su munus profético garantiza las mesas de la historia, la mesa de los pobres, la mesa de la política, la mesa del conocimiento, la mesa de los desesperados...".
Ante la importancia de la Palabra el cardenal afirmó que "no es posible vivir la profecía si la asamblea no acoge la Palabra y persevera en ella", algo presente en la Amazonía, "una Iglesia discípula de la Palabra", que se abre a las diferentes culturas, personas y religiones, "a través de un diálogo respetuoso que no impone ni excluye a nadie", porque "profecía y pluralidad no son categorías opuestas, sino que se desafían mutuamente".
Participación en el sacerdocio de Jesús
La dimensión sacerdotal se aborda a partir de la frase "... recordamos, oh Padre, en este momento, la pasión de Jesús nuestro Señor, su resurrección y ascensión...", afirmando que "la participación en el memorial del sacrificio no restringe el sacerdocio del bautizado a una expresión cultual, sino que lo hace partícipe del mismo sacrificio de Cristo y con él se convierte en ofrenda". Según el cardenal Steiner, "la participación en el sacerdocio de Jesús lleva a vivir este amor hasta el final. Algo que tiene que ver con un "sacerdocio ministerial" presente en cada bautizado.
Monopolio del sacerdocio ministerial
El arzobispo Leonardo Steiner criticó "la apropiación del rito por parte de un sacerdote". La excesiva acentuación del aspecto sacrificial, incluso como articulación del espacio sagrado, proporciona una distancia entre la asamblea y el altar". En este sentido, el "hagan esto en memoria mía" es visto por el cardenal como "un mandato para salvaguardar la misericordia", una urgencia "en un mundo que ha olvidado la compasión". El monopolio del sacerdocio ministerial puede llevar a que "la comunidad acabe teniendo un papel pasivo en la profecía y el pastoreo (real)", algo que se puede recuperar desde la sinodalidad.
Reflexionar desde la identidad del pueblo sacerdotal
Mirando a las lejanas regiones de la Amazonía, el purpurado dijo que las ve como "comunidades eucarísticas sin 'presidencia'", llamadas a una reflexión que lleva a "proporcionar este ministerio buscando respuestas fuera de la comunidad que es sacerdotal". Y afirmó que "no tiene sentido celebrar la Eucaristía según un modelo de espiritualidad intimista".
En este sentido, reflexionó sobre el llamado del Documento Final del Sínodo para la Amazonía, donde se reivindica el derecho de la comunidad a la celebración y junto a esto denunció que muchas comunidades de la Amazonía pasan años sin la presencia de un sacerdote para celebrar la Eucaristía, llamando a reflexionar sobre esto "desde la identidad del pueblo sacerdotal".
El cuerpo herido de la humanidad
En cuanto a la dimensión regia (pastoral), el cardenal reflexionó sobre la frase de la V Oración Eucarística que dice "... viviendo con nosotros en Cristo...", que lo lleva a ver la comunión con el Señor como "participación en su misión salvadora, en el cuidado de la vida de los hombres, en el cuidado de nuestra casa común". Mientras en la dimensión del cuidado, dijo que "el Congreso Eucarístico continuará en la Campaña de la Fraternidad de 2023", porque "no se puede disociar el cuerpo de Cristo Eucarístico del cuerpo herido de la humanidad".
El desafío de la ecología integral
El cardenal dijo que "el desafío de la ecología integral hace que cada bautizado, que celebra la memoria del Resucitado, que hace nuevas todas las cosas, se convierta en guardián de nuestra casa común". Una Iglesia que en la Amazonía "asume la misericordia y la compasión de Cristo hacia todo ser vivo y la vida amenazada como principio de toda acción evangelizadora".
Luchar por los derechos de los más pobres
Por eso, "la lucha por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, se convierte en un imperativo para la Iglesia que no puede estar menos comprometida, llamada a escuchar los gritos del pueblo y a ejercer con transparencia su papel profético". De ahí la importancia de "rescatar la dimensión del cuidado como actitud propia de los bautizados que participan del cuerpo de Jesús", superando el subjetivismo, la autorreferencialidad y el egoísmo.
Conclusión
A modo de conclusión, tomando como referencia la frase que dice: "Y a nosotros, que ahora estamos reunidos y somos un pueblo santo y pecador, danos la fuerza para construir juntos tu Reino, que es también el nuestro", el cardenal propuso puntos de resonancia: conciencia de ser Pueblo de Dios; ofrecer la presencia amable de Dios; ver la Eucaristía como un anuncio auténtico y necesario, seguro, sólido, que ayuda a orientar la reconstrucción de las relaciones humanas; Eucaristía generadora de sinodalidad como modelo de articulación de la comunidad eclesial; diversidad ministerial articulada desde el conjunto y no desde lo individual; ir más allá del único compromiso con las estructuras eclesiales; ver la casa común como lugar teológico relacionado con el misterio eucarístico desde la comprensión de la ecología integral, implicando profecía, espiritualidad y cuidado.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí