Adviento. Obispos cubanos y el sueño de construir “un país de hermanos”
Anna Poce - Ciudad del Vaticano
En este tiempo de Adviento, tiempo de gracia, en el que "Dios se manifiesta de manera más cercana" y "nos invita a crecer, a renovarnos, a purificar nuestro corazón para ser más humanos y fraternos", los Obispos cubanos, en su Mensaje de preparación a la Navidad, difundido el 30 de noviembre, recordaron que este año se cumple el 25 aniversario de la restauración de la fiesta de la Navidad en Cuba, así como el 25 aniversario de la visita de San Juan Pablo II a la isla.
La conmemoración del cuarto de siglo de la visita, que "marcó la historia" de las relaciones entre la Iglesia católica y el Gobierno cubano, propuesta por los Obispos al Papa Francisco en un reciente encuentro en el Vaticano, se celebrará a partir del 24 de enero en todas las diócesis, con la esperanza -señalan los Obispos- de que el cardenal Beniamino Stella, en aquel tiempo Nuncio en Cuba, pueda participar.
La solidaridad de la Iglesia con las familias migrantes
El episcopado expresa su solidaridad con las familias que se ven obligadas a experimentar la emigración: "Queremos saludar a las familias que sufren la emigración -dice-, y que están especialmente necesitadas de esa luz que Jesús encendió al nacer pobre y humilde en Belén, para que brille cálidamente, mostrándoles su presencia cercana, solidaria, que consuela y reconforta, que nos da la certeza de que en Jesús todos los caminos se unen y todas las distancias se acortan".
Dios se hace hombre y transforma nuestras vidas
Los Obispos piden a los católicos que reconozcan los "signos que Dios nos da cada día, a través de los cuales nos guía, nos anima o nos advierte de los peligros", recordando que "en Navidad Dios es solidario con la humanidad, Dios se hace hombre para que el hombre llegue a Dios, y por eso entra en nuestros corazones para entrar en la historia humana y transformarla desde dentro". Jesús -continúan- "se detiene ante nuestra realidad con compasión" y "viene a curar nuestras heridas, a darnos consuelo y esperanza". Él "nunca nos abandona y nos invita a hacer lo mismo con nuestros hermanos más necesitados, con aquellos que sufren hambre, soledad, falta de libertad y que esperan un gesto de clemencia o misericordia por nuestra parte". "¡Cuánta alegría traería para sus familias y pueblo en general - subrayan los Prelados - saber que, en esta Navidad, un buen número de quienes guardan prisión se les otorga la libertad y retornan a sus hogares para reinsertarse en la vida habitual e iniciar así el nuevo año!".
Llamamiento a la fraternidad
La Navidad "saca lo mejor de cada persona", añaden los Prelados, "despierta el amor por la vida, por la familia, crea un ambiente de paz que invita al encuentro con Dios y con los hermanos, haciéndonos conscientes de que nunca estamos solos". Y Dios, que "viene para quedarse y enseñarnos a mirar la vida con su mirada para reconocer su presencia en el prójimo", llama a todos a ser una luz para los que nos necesitan -los ancianos, los enfermos o los que sufren graves dificultades y carencias-, sabiendo que nadie puede luchar solo, que "necesitamos una comunidad que nos apoye y nos ayude a mirar hacia adelante". Por ello, el mensaje lanza un renovado llamamiento a la fraternidad. "En esta Navidad, volvemos a soñar con la construcción de un país de hermanos", dicen los Obispos, "donde todos puedan vivir con dignidad, donde nos escuchemos y dialoguemos para discernir el futuro, donde luchemos por el bien de todos, especialmente de aquellos que han sido marginados por diversas razones". "El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz" escriben finalmente los responsables de la Iglesia cubana, citando las palabras del profeta Isaías, para invitar a los fieles a desear que la luz brille en ellos, para que "allí donde hay miedo, desconfianza, monotonía, mentira y odio, Cristo lleve valor, esperanza, entusiasmo, verdad y perdón".
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí