Líbano, la pobreza y la crisis política no empañan el espíritu navideño
Marco Guerra - Ciudad del Vaticano
Sin gobierno y lejos de un acuerdo para un nuevo presidente de la República, Líbano se acerca a Navidad con un peligroso vacío de poder y una crisis económica sin precedentes. Una condición que lleva a los cristianos libaneses a vivir estas fiestas con una esperanza renovada y un auténtico espíritu de contemplación del misterio de la Natividad. En efecto, la pobreza de la Sagrada Familia se refleja en el sufrimiento de todo el pueblo libanés, que podrá consolarse con el regreso de tantos familiares expatriados, que han permanecido lejos del País de los Cedros durante estos dos últimos años y medio de pandemia.
Una crisis sin precedentes
En la actualidad, cerca del 80% de la población libanesa vive por debajo del umbral de pobreza y la inflación erosiona la mayor parte de sus salarios. En menos de tres años, la lira ha perdido más del 90% de su valor y los libaneses que aún las poseen no pueden retirar sus ahorros de los bancos. También hay problemas en el frente del suministro energético y alimentario debido a la guerra en Ucrania, que ha bloqueado las exportaciones de grano a Oriente Medio, uno de los principales mercados para el grano ucraniano y ruso. A todo esto se añade una epidemia de cólera, con más de 3.600 casos confirmados y 19 muertos.
El vacío político
Tras las elecciones parlamentarias celebradas en mayo, las fuerzas parlamentarias siguieron sin formar gobierno y el mandato presidencial de Michel Aoun expiró el 31 de octubre. Tras nueve sesiones inconclusas de votaciones parlamentarias, aún no se ha elegido a ningún candidato y la presidencia del país de los cedros está vacante. Por convención, el cargo de jefe de Estado debe otorgarse a un cristiano maronita. La Unión Europea y otras instituciones internacionales han instado a los políticos libaneses a llenar inmediatamente este vacío institucional. Entre otras cosas, la falta de un ejecutivo y de un presidente de la república impide la continuación de las negociaciones con el Banco Mundial para la reestructuración de la deuda libanesa.
El deseo de vivir la Navidad
El trasfondo de crisis y pobreza lleva a los cristianos a vivir la preparación de las fiestas poniendo en el centro a Jesús y el verdadero sentido de la Navidad. Después de unos últimos años marcados por la pandemia que ha limitado los viajes y la convivencia, existe de hecho el deseo de compartir con todo el pueblo de Dios las diferentes citas del calendario litúrgico y de vivir la Navidad en familia. Miles serán también los "libaneses de la diáspora" que regresarán de todo el mundo para las fiestas navideñas, las conexiones aéreas están casi al completo.
Padre Abboud (Cáritas): un regalo para todos los niños pobres
"En este momento todas nuestras decisiones tienen en cuenta la preparación de la Navidad, porque hay muchas familias que no tienen medios económicos para celebrarla y es una gran pena porque es la primera que se celebrará después de las restricciones debidas al Covid 19", explica a Vatican News el padre Michel Abboud, presidente de Cáritas Líbano. Para ayudar a las familias más pobres a no renunciar a la alegría de la Natividad, Cáritas Líbano está recogiendo regalos para niños, que luego se entregarán a padres y madres necesitados, que así harán que sus hijos encuentren un regalo bajo el árbol. "Estos padres", continúa explicando el Padre Abboud, "pueden acceder a las oficinas de Cáritas y recibir los regalos de forma anónima, de modo que quedan libres de todo pudor. Gracias a Cáritas, nadie se quedará sin un regalo que desenvolver, por lo que el Padre Abboud pide a las familias más acomodadas, libanesas o no, que consideren la posibilidad de "tener un niño más" en el que pensar la noche de Navidad.
Vivir el auténtico espíritu de la Navidad
"Cáritas será Papá Noel para los niños del Líbano", dice el clérigo, que recuerda que la Sagrada Familia también era pobre cuando vivió la Natividad. "También estamos ayudando a la gente con la preparación espiritual, no debemos olvidar que el centro de la fiesta es siempre Jesús". La pobreza se convierte entonces en una oportunidad para vivir el verdadero espíritu de la Navidad participando en misas y otras celebraciones litúrgicas. "No somos los primeros que nos encontramos en una situación económica grave -continúa-, pero como José y María podemos contar con la providencia de Dios". "Ser pobre no es una culpa", por lo que hay que evitar "que esta condición lleve a perder la fe". Por ello, Cáritas trabaja a dos niveles, uno espiritual y otro caritativo: "Contamos a los niños la vida de Jesús y su venida en favor de la humanidad y les damos la oportunidad de recibir un regalo".
P. Zakerian (Salesianos): Los cristianos se preparan con retiros
Para obtener una instantánea de la Navidad en Líbano, también nos pusimos en contacto telefónico con el padre Simon Zakerian, director de la casa salesiana en Líbano y de los programas salesianos para jóvenes en Oriente Medio, quien lamenta la falta de acuerdo entre los partidos para elegir un nuevo presidente, situación que agrava la actual crisis económica y política. "Rezamos para que el Señor que viene ponga en el corazón de los políticos, especialmente de los cristianos, el espíritu de la Navidad que les permita ver el camino hacia la paz y el acuerdo político". El clérigo salesiano añade que, a pesar de la situación económica, las comunidades cristianas se preparan para la Navidad con retiros y oraciones. "La gente quiere vivir la Navidad y nadie nos la puede robar", añade, "claro que exteriormente serán unas fiestas más pobres, pero interiormente nos centraremos en el Señor que viene a salvarnos".
Las familias se reúnen
El P. Zakerian se detiene en la inflación para explicar la dificultad de hacer frente a los gastos de las fiestas, "hay mucha gente pobre y unos pocos muy ricos, la clase media ha desaparecido", a todo ello se añade la escasez de grano debido a la guerra en Ucrania, "será por tanto una Navidad modesta, vivida con esa sencillez de espíritu que impregnó la gruta de Belén". Todos los católicos que siguen el calendario occidental celebrarán la Navidad el 25 de diciembre, el resto de confesiones y los "hermanos ortodoxos" lo harán el 6 de enero. El director de la casa salesiana subraya que la Navidad es una fiesta que también viven los musulmanes, que se unen a muchas celebraciones; para todo el Líbano es un tiempo de descanso laboral. "La Navidad es una fiesta de esperanza, igual que cuando nace un niño, las familias olvidan los dolores y las penurias cotidianas", dice el padre Zakerian, que luego habla del regreso a casa para estas fiestas de muchos "libaneses" de ese pueblo de la diáspora que son unos cuatro millones de expatriados del país de los cedros. "A pesar de las dificultades", afirma, "las conexiones aéreas estarán llenas de libaneses que volverán para celebrar con familias a las que no ven desde hace años".
La Navidad de los refugiados
Habrá, pues, buenos momentos para reunir a todas las familias a pesar de la crítica situación del país. Por último, la Iglesia local dedica también una atención especial a los miles de refugiados sirios e iraquíes acogidos en Líbano, que se preparan para vivir la Navidad con enormes dificultades. Se están organizando para ellos retiros, confesiones y misas especiales, y todo culminará con los almuerzos del 25 de diciembre. "Son personas que lo han perdido todo, también les haremos sentir nuestra cercanía con regalos para los niños, que podemos ofrecer gracias a muchos benefactores de todo el mundo".
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