Viene el Evangelio y entonces aquí, en el Evangelio, vamos a cambiar
Vatican News
En su homilía del cuarto domingo de Adviento, de la misa celebrada en la Basílica Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, el pasado 18 de diciembre, monseñor Dionisio García Ibáñez, arzobispo de Santiago de Cuba afirmó que hemos transitado este tiempo de Adviento en medio de la situación actual del mundo con las guerras, y el pueblo cubano con sus dificultades materiales y espirituales, destacando la necesidad de la “esperanza para ver el futuro mejor”.
“Yo quisiera recalcar dos cosas” – dijo –. “Una, cómo Dios quiere salvar a los hombres, no por un acto de magia, un acto sorprendente que a todo el mundo lo deja fascinado”. Y explicó que “hay veces que nosotros, necesitamos o pedimos que se hagan grandes gestos que salgan en las noticias; pero no, el nacimiento de Jesús no salió en las noticias. No había periódicos en la época, pero tampoco se transmitió de boca en boca, como era costumbres de aquellos momentos, sin pasar la noticia”.
El nacimiento de Jesús surgió de la manera más natural (…). Cada vida humana es un don de Dios. Cada vida humana es un acto creador de Dios que nos da la existencia. Que nos hace iguales en dignidad como hombres y mujeres, pero también nos hace únicos ante el amor de Dios. Y así también se transmitió la fe y Dios se dio a conocer
Tras referirse a la primera lectura del profeta Isaías, y al Salmo 23, el arzobispo afirmó:
La fe del pueblo se concretiza en José
También abordó la segunda lectura correspondiente a san Pablo en su carta de los Romanos, para explicar cómo fue escrita y cuál es su contenido. Y del motivo de este texto dijo que “ya sabemos que ese Niño es el anunciado por los profetas, y aquel que con su resurrección alcanzó el poder para librarnos a todos de la muerte eterna. Nos libró, nos libró, Cristo el Señor”. Y “esto es lo que Pablo nos dice”.
Aludiendo a la fe del pueblo de Israel añadió que también en nosotros se concreta esa fe. “Cada uno de nosotros tiene que dar testimonio de esa fe que tiene. No podemos decir, yo tengo fe, no, esa fe que yo tengo, yo la concretizo con mi vida, de palabra y de obra”.
Mientras del evangelio del día, que se refiere a san José, dijo que comprendió la llamada del Señor, y siendo un hombre de fe, la aceptó. “Es decir, esa fe del pueblo se concretiza en él”.
Y concluyó recordando a los fieles que sus hijos necesitan del testimonio nuestro. “Nuestros hijos, sean pequeños, sean grandes, necesitan de nuestro testimonio, de esa fe firme, de saber que Dios no nos abandona, que la vida no es un simple paso por esta vida. No. Que la vida culmina en las manos de Dios”. “Hay veces que nos sentimos incapaces, pero no hermanos, cuando confiamos en Dios, él nos da fortaleza y no nos da certezas”.
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