Diócesis de Roraima: Compañera y defensora del pueblo Yanomami
Vatican News
Tal como informa ADN CELAM, en la historia del pueblo Yanomami, una de sus grandes defensoras en las últimas décadas ha sido la Iglesia católica, especialmente a través de los misioneros de la Consolata, que desde 1965 asumieron la misión Catrimani, un ejemplo de lo que hoy –especialmente tras el Sínodo para la Amazonía – se conoce como evangelización intercultural. Del mismo modo, los Yanomami que viven en la diócesis de São Gabriel da Cachoeira, en el Estado de Amazonas, han contado con el apoyo y la defensa de los religiosos y religiosas Salesianos.
Misión Catrimani
En la misión Catrimani – un bien y un regalo para la Iglesia en Roraima –se ha hecho realidad un modelo de misión fundado en el respeto y el diálogo, que se traduce en acciones concretas en defensa de la vida, la cultura, el territorio y la selva, la Casa común. Una misión fundada en el silencio y el diálogo que genera lazos de amistad y alianzas en la perspectiva del buen vivir. Se trata de una misión que, en el vigésimo aniversario de su fundación, llevó al entonces obispo Aldo Mongiano a decir que “es un privilegio contar con los Yanomami”.
Un bien y un privilegio para la Iglesia en Roraima
La defensa del Pueblo Yanomami ha sido una prioridad para los últimos obispos de la diócesis de Roraima, llevando a esta Iglesia local a tomar partido. Monseñor Roque Paloschi – obispo de la diócesis de Roraima de 2005 a 2015 – afirmó en la introducción del libro “El Encuentro”, que relata memorias de la Misión Catrimani, que:
Una misión que ‘es el antídoto contra la violencia que los Yanomami sufrieron en su momento y siguen sufriendo”. Una forma de anunciar el Evangelio que tenía como fundamento “la idea de que los indios no necesitan ser cambiados”, según monseñor Paloschi, quien insistía en que “las sociedades amerindias, como cualquier otra sociedad, deben ser comprendidas y respetadas en sus diferencias”. Monseñor Servilio Conti – obispo en aquella época – buscaba con la misión Catrimani “conocer a ese pueblo, amarlo y vivir con él”.
Aprender con los demás
La experiencia con los Yanomami ayudó a la Iglesia en Roraima a descubrir que es “necesario comprender, aprender a ver el mundo a través de los ojos de los demás”, afirmó el presidente del Consejo misionero indigenista. Según su opinión, “los misioneros fusionaron y, en cierto modo, subordinaron el destino de la misión al destino de los Yanomami”, se pusieron al lado de ellos y al servicio de un proyecto de vida dirigido a la dignidad y a la autodeterminación de este pueblo, un camino no siempre fácil, que los llevó a ser expulsados en 1987 durante dieciocho meses.
“Luchar contra los dragones mortales de la vida”
Ya en 2017, cuando se publicó el libro, monseñor Roque Paloschi denunció la amenaza de la minería en la tierra Yanomami:
Además, hacía un llamamiento a fomentar las asociaciones y redes para “luchar contra los ‘dragones mortales’ de la vida”.
Dignidad humana como principio
En la misma línea, el último obispo de la diócesis de Roraima – el actual arzobispo de Cuiabá, monseñor Mario Antonio da Silva – se manifestó el 23 de abril de 2022, destacando que, en la historia de la Iglesia de Roraima, “la causa de la vida de los pueblos indígenas fue asumida como proclamación de la dignidad humana y, a veces, con la denuncia de aquello que negaba el Evangelio y los derechos humanos”.
Además, el vicepresidente 2º de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil denunció:
Y recordaba los constantes ataques, crímenes y muertes causados por la minería. Algo que denunció como “una vergüenza para nuestro país que nos hace sentir en el corazón el sufrimiento y la muerte que están viviendo los Yanomami y la naturaleza”.
Monseñor Mario Antonio denunció “la omisión y responsabilidad del Gobierno Federal, que en lugar de cumplir con su papel constitucional en la defensa de los pueblos indígenas y sus tierras, patrimonio de la Unión, alienta las invasiones y pone en la agenda del Congreso Nacional el proyecto de ley, que legaliza la minería en tierras indígenas”, enumerando las graves consecuencias de esto. Ante esta realidad, invitó a todos a unirse en la defensa y garantía de la vida y el territorio del pueblo Yanomami, a no estar de acuerdo con la minería en tierras indígenas, a defender y cuidar nuestra casa común.
Situación conocida por el Papa Francisco
El padre Lúcio Nicoletto, actual administrador diocesano, denunció esta realidad al Papa Francisco – durante la Visita ad limina de la Regional Norte 1 de la CNBB en junio de 2022 – entregándole un lienzo de un artista local donde aparecían los mineros avanzando y destrozando el cuerpo del Yanomami, denunciando así las consecuencias del avance de la minería en sus tierras.
Defensa y promoción de la vida
Esta fue una denuncia más de las muchas realizadas en las últimas décadas, especialmente en los últimos años, por la Iglesia en Roraima, llevando al Santo Padre una expresión del drama de los Yanomami con relación a la destrucción de sus vidas.
Una Iglesia que el 21 de enero de 2023 expresó textualmente:
Y añadía que apoyan las medidas del Gobierno Federal, mientras esperan “medidas que resuelvan esta situación, como el retiro de la minería de esas tierras, siempre en defensa y promoción de la vida”. Un ejemplo más de una profecía iniciada hace mucho tiempo y que la Iglesia de Roraima no quiere dejar morir.
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