Bolivia: Mensaje al pueblo de Dios de los obispos
Vatican News
La Conferencia episcopal de Bolivia informa que desde la casa de retiros cardenal Clemente Maurer, en Cochabamba, donde se han reunido con motivo de su CXII Asamblea ordinaria dieron a conocer su mensaje al pueblo de Dios, llamado a “construir una cultura de paz dejando de lado avasallamientos, intereses económicos y políticos, respetando la dignidad e identidad de nuestros hermanos indígenas cuyas características son el respeto, la sinceridad y la humildad”.
La lectura del mensaje estuvo a cargo de monseñor Giovani Arana, secretario general de la Conferencia episcopal boliviana. Acompañado de monseñor Aurelio Pesoa Ribera, presidente y de monseñor Ricardo Centellas, vicepresidente, firmado el 25 de abril.
“La Paz esté con ustedes”
Los Obispos de Bolivia reunidos en la CXII Asamblea ordinaria nos dirigimos a nuestro pueblo en este tiempo de Pascua de resurrección del Señor. “La paz este con ustedes” es el saludo del Resucitado, el Señor de la historia que quiere alentarnos en la esperanza y confirmarnos en la construcción del bien común de nuestra querida patria, Bolivia.
La Buena noticia del amor de Dios
Sin embargo, y a pesar de ese anuncio y deseo de parte de Dios, constatamos sombras y oscuridades que juntos debemos afrontar con fe, sinceridad y buena voluntad. Tal es el caso de la incertidumbre que se cierne a nivel económico y que golpea con más fuerza a los más pobres. La situación económica en nuestro país precisa buscar soluciones sinceras y despolitizadas por el bien de todos.
La verdad nos hace libres
Las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo tienen una fuerza especial porque es Él quien llega hasta el final en la entrega por amor, buscando siempre el bien de todos; y ese es el camino que Él nos ha invitado a seguir. Nuestro Señor, como buen pedagogo, nos enseña que debemos formarnos en el respeto, la tolerancia, la bondad, el perdón, la solidaridad, el amor, la justicia, la responsabilidad, la equidad, la amistad, la libertad y la honestidad.
Hay maestros y padres de familia en las calles levantando su voz de protesta ante las carencias de una educación que no refleja la realidad, ni las necesidades auténticas de nuestra sociedad. Más aún, se pide a nuestras autoridades – y nosotros, como pastores del pueblo de Dios, nos sumamos a ese pedido – de que se revise y reforme la nueva malla curricular porque denota una falta de participación, escucha y diálogo, de los sectores involucrados.
Creemos que es en el seno de la familia y la vivencia de sus valores donde debe educarse y desarrollarse este tema. Por ello rechazamos el enfoque forzado de la ideología de género. Si se persiste en esta malla curricular, así sea paulatina o parcialmente, el resultado será una educación sin consenso, impuesta desde la óptica de un poder coyuntural, con insospechadas consecuencias para las nuevas generaciones y nuestra sociedad boliviana.
Hermanos todos
Somos hermanos en Cristo resucitado. Él es quien nos renueva y nos impulsa a caminar en este tiempo que nos ha tocado vivir dándonos la capacidad de dialogar, y así relacionarnos con madurez para afrontar los grandes desafíos que tenemos como país; entre ellos, el grito de nuestra “hermana tierra que con voz desgarradora clama porque la tratemos como un bien que nos fue dado y no para que sea oprimida, explotada y devastada de un modo abusivo e irresponsable” (Cf. Laudato si’, 2, Francisco).
Cuidar y preservar la democracia
Cristo resucitado es el faro que guía e ilumina nuestras vidas. Él tiene el poder de impulsarnos y disipar nuestros miedos, nuestros reparos y desavenencias que impiden el dialogo sincero. Por ello, llamamos a nuestros gobernantes y a quienes ejercen la política en nuestro país a trabajar por una democracia auténtica, que debemos preservarla y cuidarla. Igualmente, asumamos con responsabilidad y seriedad el desafío que supone la crisis que atraviesa la Justicia en nuestro país.
¡Cristo vive!
La resurrección de Cristo da sentido a todos los acontecimientos de la historia, nos ayuda a recobrar la calma, a serenarnos e iluminarnos en las tinieblas de nuestra vida personal y comunitaria.
¡Cristo vive! ¡Hay esperanza porque la vida ha vencido a la muerte! La luz del Resucitado nos anime a anunciarlo construyendo y trabajando por nuevos y renovados caminos de escucha, respeto, y tolerancia. Así, “caminando juntos” con María madre de la Iglesia y madre nuestra, aprenderemos a vivir en el perdón, el amor y la paz.
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