Fides, un vídeo narra la historia reciente de la Iglesia en Mongolia
Vatican News
Interminables porciones de estepa, caballos salvajes corriendo en manadas y una Iglesia que era un minúsculo brote a principios del siglo XXI. La memoria del cardenal Crescenzio Sepe viaja hacia atrás y se nota que lo que cuenta y recuerda ha quedado en su corazón como una hermosa experiencia. Los recuerdos son de Mongolia entre 2002 y sobre todo 2003, cuando la visitó por segunda vez, pero, en este último caso, como enviado de Juan Pablo II. El relato del Cardenal fluye acompañado de las imágenes de un vídeo-reportaje realizado por Teresa Tseng Kuang yi por encargo de la Agencia Fides, que ha iniciado una serie de especiales sobre Mongolia, donde el Papa irá del 31 de agosto al 4 de septiembre.
Iglesia en el desierto
En su calidad de Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos en aquel momento, el Cardenal Sepe llevó consigo en su segundo viaje una carta del Papa Wojtyla que deseaba visitar Mongolia en persona, pero se lo impedía su salud. Encargó entonces al responsable de Propaganda Fide que fuera sus ojos y su alma pastoral en un país donde los cristianos eran un puñado minúsculo - hoy son unos 1.450 bautizados. El cardenal recordó las "excelentes relaciones" que siempre mantuvo con las autoridades de Ulán Bator, sus largos viajes en coche en medio de la nada, salvo a través de una naturaleza extraordinaria, y en particular aquel día de viaje por el desierto de Gobi para llegar a la pequeña comunidad católica fundada por un joven misionero de la Consolata, el padre Giorgio Marengo, quien, cuando le preguntaron cómo hacía -tan joven- para vivir tan lejos de casa, respondió: "Aquí la gente es buena, la gente me quiere".
A la espera de Francisco
Hoy Giorgio Marengo es un cardenal de 49 años, prefecto apostólico en el país y sucesor de monseñor Wenceslao Padilla, el misionero filipino de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, fallecido en 2018, a quien el cardenal Sepe había consagrado precisamente durante el viaje de 2003. En el vídeo, subraya Fides, "hablan también las mujeres que todavía trabajan en el gran invernadero para la producción de hortalizas, una de las primeras obras implantadas por la naciente comunidad eclesial para ayudar a cientos de familias a comer cosas buenas que son buenas para todos, como todo gesto de caridad". Once minutos para contar la historia reciente de la Iglesia mongola a la espera de que la visita de Francisco la enriquezca con un nuevo capítulo.
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