Rijeka: II edición de los Encuentros Teológicos del Mediterráneo
Alessandro Di Bussolo – Rijeka
Con estas preguntas, el arzobispo de Rijeka-Fiume, Croacia, Mate Uzinić, inauguró la segunda edición de los Encuentros Teológicos Mediterráneos, un foro ecuménico en el que participan 41 estudiantes o universitarios de teología católicos, ortodoxos y protestantes de todos los países balcánicos.
¿Iglesia o secta? Entre apertura y exclusividad
En la sala de conferencias de la Domus Laurana, la casa diocesana de Lovran, Uzinić, quien recibió el palio de manos del Papa Francisco el 29 de junio, al introducir el tema: "¿Iglesia o secta? Entre apertura y exclusividad”, se preguntó si "el Evangelio es un arma que utilizamos contra el mundo impío, o es la Buena Nueva que nos cambia a nosotros y al mundo con el objetivo de la cooperación, la solidaridad y el amor mutuo, con el objetivo de encarnar la Buena Nueva en nuestras sociedades y comunidades".
Uzinić: "El Cristo de los Padres conciliares es el de Emaús"
El arzobispo croata, de 55 años, que cuando era obispo de Dubrovnik inauguró este proyecto llamándolo Escuela de Verano de Teología – que se celebró en 2019 y 2021 – subrayó asimismo que "el Papa Francisco nos llama a construir una Iglesia sinodal, una 'Iglesia de la escucha' en la que todos tienen algo que aprender mientras nos escuchamos unos a otros y escuchamos al Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad".
Su deseo, dirigido a estudiantes y profesores, cuatro teólogos, católicos, ortodoxos y protestantes consagrados, fue que "nos escuchemos unos a otros". En su discurso, el arzobispo de Rijeka recordó que "el dilema de la apertura o del cierre, es decir, de la exclusividad, depende del tipo de Cristo que hemos llegado a conocer y del tipo de Cristo que queremos predicar".
Y que el Cristo que estaba ante los ojos de los padres del Concilio Vaticano II no era el triunfante, sino el que "con discreción camina como compañero por el camino de los discípulos de Emaús. Cristo que despierta en el creyente el deseo de no perderlo nunca más. Pero, al mismo tiempo, el deseo de no permanecer indiferente ante los que todavía no creen y de no rechazarlos, de no cerrarse ante ellos, sino de permanecer abierto".
El Concilio abrió la Iglesia al mundo y a los demás
Abriendo la constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium con estas palabras: "Con la luz de Cristo que brilla sobre el rostro de la Iglesia, el Concilio desea iluminar a todos los hombres", los propios padres conciliares – reiteró Uzinić – decidieron abrirse al mundo y a los demás. Resistiendo a la tentación de resolver la crisis de fe encerrándose en sí mismos".
El anuncio del Reino de Dios que viene hacia nosotros, de hecho, "requiere confianza y apertura hacia el mundo que nos rodea, confianza y apertura hacia los demás y los que son diferentes". Confianza y apertura que incluyen "necesariamente ir a las periferias, salir, como dice el Papa Francisco en la Evangelii gaudium".
Radcliffe: La universalidad de la Iglesia, necesaria e imposible
El teólogo dominico Timothy Radcliffe, antiguo maestro general de la orden, también citó la Lumen gentium en su conferencia. Antes de la apertura de la primera asamblea del Sínodo sobre la Iglesia sinodal, en octubre, dirigirá un retiro espiritual para los participantes.
Al abordar el tema "¿Hasta qué punto debe ser universal el catolicismo?", el dominico de 77 años, señaló que la constitución apostólica, en sus primeras palabras define a la Iglesia como "signo e instrumento de la comunión con Dios y de la unidad de todo el género humano". Una unidad que aún no se ha alcanzado, ni siquiera entre los propios cristianos, pero que "no es un extra opcional – recordó el padre Radcliffe – ya que es la voluntad inequívoca del Señor".
Y sin embargo, cualquier expresión de unidad "corre el riesgo de convertirse en opresiva". En el documento preparatorio del próximo Sínodo, el teólogo citado señaló que "algunos ven la adopción de las tradiciones de la Iglesia universal como una imposición a las culturas locales, o incluso como una forma de colonialismo". En resumen, "la universalidad parece a la vez necesaria e imposible".
Estar atentos a todos los valientes exploradores del sentido
Incluso en el diálogo entre Iglesias cristianas, Radcliffe llegó a preguntarse:
La solución se encuentra, para el teólogo dominico, en la "hospitalidad vivificante" que debemos encarnar los cristianos.
Necesitamos "tanto una identidad particular que cultivar como una identidad que descubrir. Si sólo tenemos la primera, corremos el riesgo de convertirnos en una secta. Si sólo tenemos la segunda, corremos el riesgo de la asimilación". Una cultura está viva, explicó, "en su interacción con lo que es nuevo, estimulante, otro, al tiempo que preserva de algún modo su identidad". Por lo tanto, concluyó el padre Radcliffe, la Iglesia "debe estar abierta a lo que es nuevo y creativo en la cultura de nuestro tiempo".
“Rechazamos todo lo que es reduccionista en la cultura contemporánea, pero nos abrimos a lo que es expansivo desde el corazón". Permanecer atentos "a todos aquellos exploradores creativos y valientes del sentido, de cualquier fe o de ninguna, que nos abren los ojos a la complejidad de la existencia humana y comparten con nosotros percepciones de la trascendencia".
Mesa redonda para todos en el palacio arzobispal
El teólogo dominico fue el protagonista de una mesa redonda abierta al público, el martes por la noche en el Palacio Arzobispal de Rijeka, junto con los otros tres conferenciantes de los Encuentros Teológicos Mediterráneos, el ortodoxo Davor Dzalto, que enseña religión y democracia en el Departamento de Estudios Cristianos Orientales del Colegio Universitario de Estocolmo, la hermana Jadranka Rebeka Anić, investigadora del Instituto de Ciencias Sociales Ivo Pilar de Split, y el protestante Hans-Peter Grosshans, director del Instituto de Teología Ecuménica de la Facultad de Teología Protestante de la Universidad de Münster. Hablamos de ello con la biblista Bruna Velčić, del comité organizador de los Encuentros.
¿En qué temas se centró más la mesa redonda del palacio arzobispal?
Se centró en la cuestión que constituye el tema de los Encuentros de este año: "¿Iglesia o secta? Entre apertura y exclusividad". Hablamos de la universalidad de la Iglesia, de la catolicidad de la Iglesia y del Reino de Dios como Reino al que nos dirigimos.
Podría extrapolar algunas reflexiones que se me quedaron especialmente grabadas de Timothy Radcliffe, quien habló de esta diferencia entre cristianos "de Communio" y cristianos "del Reino", distinguiendo a los primeros como cristianos que conceden gran importancia a la identidad, a las tradiciones, y a los segundos como aquellos que ven su identidad en el futuro, en el Reino que ha de venir.
Los primeros son los que dicen: "Sabemos quiénes somos", mientras que los segundos dicen: "Debemos descubrir más lo que somos". Y esto puede relacionarse de algún modo con lo que vemos en nuestra Iglesia, incluso durante este Sínodo.
Radcliffe señala que necesitamos ambos grupos porque si perdemos nuestra identidad corremos el riesgo de asimilarnos. Sin embargo, si nos centramos demasiado en esta identidad, sin mirar hacia adelante, hacia lo que aún podemos llegar a ser, corremos el riesgo de convertirnos en una secta.
De cara al Sínodo de octubre en Roma, creo que es un pensamiento muy importante: estos diferentes grupos nuestros se necesitan mutuamente, somos la fuerza del otro, no somos opuestos, ambos somos una ventaja y podemos aprender los unos de los otros.
También me impresionó mucho la intervención de la hermana Rebecca Anic, que eligió el tema de la mentalidad sectaria y los abusos en los nuevos movimientos religiosos espirituales. Una intervención muy concreta, la hermana Rebecca habló de los acontecimientos en Alemania y Francia y subrayó lo importante que es hablar de lo que puede ocurrir y de lo que ha ocurrido en diversas comunidades y, sobre todo, la importancia de comprender cómo se puede reconocer si hay abusos en algunas comunidades, porque no siempre se trata de abusos sexuales, que desgraciadamente los hay.
También hay abuso espiritual, a veces hay manipulación, sobre todo cuando se trata de jóvenes que pueden haber descubierto recientemente su vocación. La hermana Rebecca mencionó un documento publicado por la Conferencia Episcopal Francesa sobre las desviaciones en las comunidades espirituales eclesiales. Lo recomendamos, también ha sido traducido al croata. Hay cuatro criterios que los obispos franceses identifican como importantes para reconocer las desviaciones o, de lo contrario, el abuso espiritual.
¿Qué tipo de Iglesia buscan los participantes en los Encuentros y en los muchos que intervinieron en el debate, que fue realmente muy concurrido, incluso con muchas preguntas?
Me parece que buscan una Iglesia en la que todos tengan su lugar, en la que nadie se sienta excluido, por tanto una Iglesia que acepte, una Iglesia abierta a todos. Lo vemos también en este encuentro ecuménico: vemos la Iglesia que tiene todas estas formas diversas, somos de varias naciones, de varias confesiones cristianas, pero todos unidos en torno a Cristo para sentirnos todos incluidos. Creo que ésta es la Iglesia que buscamos.
El tema de la apertura, del diálogo y, por otra parte, de la identidad que hay que mantener, tiene mucho que ver con el camino ecuménico. Pero, ¿ve usted un deseo de ecumenismo entre los jóvenes?
Sí, los jóvenes, sobre todo los que participan en este programa, también vienen precisamente a conocerse. Los chicos ortodoxos para conocernos a nosotros los católicos, los chicos católicos para conocer a los demás protestantes y ortodoxos.
Y éste es un hermoso intercambio, porque al final, incluso las experiencias anteriores nos dicen que estos jóvenes se enriquecen mutuamente y pueden experimentar de primera mano que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Y luego está este amor por la teología: vienen a aprender esta apertura, a escuchar lo que el otro tiene que decir, lo que pueden aprender de él. Por eso creo que hay un gran deseo de ecumenismo.
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