Obispo de Donetsk en la JMJ: los jóvenes ucranianos héroes de un futuro más digno
Svitlana Dukhovych y Francesca Sabatinelli - Ciudad del Vaticano
Los jóvenes que vinieron de Ucrania a Portugal para la JMJ son la voz del pueblo ucraniano y de su sufrimiento a causa de una guerra injusta, cruel y atroz, sin razón y sin sentido. Estos jóvenes sienten que son la voz de un pueblo que necesita hablar de sí mismo, que quiere compartir con el mundo su dolor y la trágica realidad que vive, y que busca amigos que le acompañen y que sepan, con su voz, defender a los débiles. Así describe monseñor Maksym Ryabukha, obispo auxiliar de Donetsk, en el este de Ucrania, la presencia de sus jóvenes en Lisboa. Acompaña a un grupo de unos cincuenta, parte de los 500 en total que han llegado de toda Ucrania y entre los que se encuentran también los quince con los que se ha reunido esta mañana el Papa. Ryabukha, junto con sus chicos, comenzó la JMJ el 1 de agosto en Fátima, donde muchos de ellos llegaron por primera vez.
El Rosario en ucraniano en el Santuario de Fátima
"La oración en Fátima fue muy importante para nosotros, cuenta el obispo, oímos la voz ucraniana. Todos sabemos que la Virgen nos invita a rezar por la paz, por la conversión de los pecadores y nos invita a hacer gestos de mortificación, también a ser cooperadores de esta paz en el mundo". En el Santuario, cuando comenzamos a rezar el Rosario en ucraniano, "oímos que el templo se llenaba de esa voz que se elevaba hacia el cielo, hacia la Virgen, pidiendo su protección, su defensa, su ayuda, su socorro, para ver cuanto antes la victoria sobre el mal y la paz, esa paz que todos esperamos tanto".
Reflexiones para los detenidos por la guerra
Fue por tanto a partir de Fátima que comenzó para estos jóvenes la Jornada Mundial de la Juventud, "un momento de gran fraternidad, de amistad y de reflexión común, un momento luminoso no sólo por el sol de Fátima que cobijaba a todos, sino también por el sentido de comunidad, comunidad cristiana, comunidad de Dios, familia de Dios". Estar en Portugal para participar en la JMJ, para estos jóvenes "es un gran don", con el pensamiento puesto en todos aquellos para los que el viaje no fue posible, parados por la guerra. "Todos buscamos la paz, prosigue Ryabukha, y creemos mucho que el buen Dios nos la acerca cada vez más". Este estar en Lisboa, continúa explicando, da a estos jóvenes seguridad en la vida, "porque cuando sabes que no estás solo y sabes que estás acompañado por Dios, entonces tus pasos, tus miradas, tus sueños también se convierten en otra cosa, se hacen fuertes, sólidos y grandes". La fuerte convicción de monseñor Maksym Ryabukha, para concluir, es que los jóvenes que están en la JMJ "serán héroes de hoy y también del futuro que queremos construir más bello, más sano, más digno".
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