Modernamente Samaritanas
Secretaría de Comunicación Orionina
Deseamos abrir esta ventana de nuestra Congregación, las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, citando las palabras de nuestro fundador, que, a inicios del siglo pasado, antes incluso del primer conflicto mundial, mientras redactaba las Constituciones de sus primeras consagradas, las invitaba a servir “al Hombre para el desarrollo integral del Hombre”, con una atención preferencial por los últimos, los más pobres, las personas con más dificultad.
Congregación ‘samaritana’
Desde el 29 de junio de 1915, fecha de la fundación de la Congregación, se han hecho enormes pasos adelante, sobre todo en ciertas realidades, pero no cambia la esencialidad de este objetivo, que se declina, desde ese momento y todavía hoy, en espíritu de acogida y de familia en la sencillez, en la asistencia y – hoy cada vez más – en la competencia profesional.
Esta actitud fue reiterada también en el tema del XIII Capítulo General del instituto, que se celebró en mayo de 2023: “Para ser una ‘congregación samaritana’ a través del testimonio profético de una forma nueva de hacer, actuar y vivir”.
En Kenia, apoyando a los más pobres
En esta clave queremos contar la experiencia de la misión de Laare, en Kenia. Esta misión es la comunidad más joven de las abiertas por las PSMC en este país, la más pequeña y la más alejada de la capital. Su objetivo es el apoyo de los necesitados de la población local, de los más pobres, de los niños y de las personas con discapacidad. Por sí sola actualmente logra sostener económicamente a toda la Delegación “Madre de la Divina Providencia”.
Más allá de la lógica del mantenimiento
Sin embargo, en agosto de 2008 las hermanas abrieron la misión con poquísimos recursos, mucha buena voluntad e infinita confianza en la Divina Providencia. Con el tiempo, estas “obras de Dios” se hicieron cada vez más “potentes”, y con una lógica operativa muy precisa, las religiosas misioneras lograron hacerlas económicamente independientes, interrumpiendo la ya superada lógica del “mantenimiento”, con el fin de garantizar la continuidad de las obras sanitarias, educativas y pastorales también, aunque los bienhechores se vieran obligados a interrumpir su apoyo.
A nivel de apoyo económico externo, por ejemplo, la misión de Laare es capaz de ayudar hoy cotidianamente a más de 1600 niños y familias.
Las hermanas gestionan también una escuela primaria y secundaria, que permite a los niños acceder a la educación. Entre las estructuras educativas iniciadas está también una guardería, útil para acoger también a los más pequeños y combatir la desnutrición desde el inicio de la vida.
A nivel de pastoral, las hermanas colaboran con la comunidad parroquial local para acercar a los niños y a los jóvenes a los valores cristianos, a la fraternidad universal, a los sacramentos, involucrándoles en la vida de la Iglesia.
Incidir en la cultura para volver a dar dignidad
Existe también un centro de día para niños discapacitados, para dar ayuda y asistencia a los más débiles y despreciados por la sociedad, y mejorar su calidad de vida. Bajo este punto de vista, las psmc han incidido profundamente en la cultura y en la mentalidad africana, víctima de ese legado secular según el cual la discapacidad física es motivo de escándalo y marginación, despojando a los discapacitados de toda dignidad humana.
Audaces para dar un futuro
Pero las hermanas han sido audaces también en un plano concreto. Con el tiempo han abierto una sastrería que, además de dar trabajo a las mujeres del lugar, realiza uniformes escolares y vestimentas litúrgicas cuyos ingresos son el sustento de esta y otras actividades de la Delegación. Con el mismo fin, las personas del lugar han sido formadas al trabajo agrícola mediante el cuidado de la granja, de los campos y el ganado. Entre ellos prevalece la cría de camellos, utilizados para la venta de leche y la elaboración de jabones naturales.
El secreto del éxito
Creemos firmemente que el secreto del éxito es vivir de caridad, servir a los más pobres con autenticidad olvidándonos de nosotros mismos, ser abiertas a otras culturas. Por eso hemos activado también una prometedora red de voluntariado misionero, hecho principalmente de jóvenes que pasan tiempo en la misión, de todos los continentes, pero sobre todo de Italia y de Polonia.
Los jóvenes: sal de la tierra
Creemos que los jóvenes son sal de la tierra y deseamos acompañarlos en esta maravillosa experiencia del voluntariado misionero. En Laare los jóvenes vuelven a encontrar la alegría de ser parte de la Iglesia. Cada año más de 100 voluntarios de todo el mundo llegan aquí para experimentar la autenticidad del servicio a la población africana.
¡En Laare vivimos la alegría del compartir sobre todo con los pobres, pero también con las jóvenes comunidades locales y los jóvenes voluntarios procedentes del resto del mundo, para abrir nuestro corazón y dar mutuo testimonio del Amor y, por tanto, del “poder” de Dios!
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