Zuppi: una paz no impuesta, sino la elegida por los ucranianos

Francesca Sabatinelli - Berlín

La situación en Ucrania es trágica desde hace meses, hay dificultades, y siempre hay que recordar quién es el agresor y quién el agredido. El cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y arzobispo de Bolonia, explica que "hay que encontrar una solución" a este conflicto. El cardenal intervino en Berlín, donde se encontraba con motivo del encuentro internacional "La audacia de la paz", promovido del 10 al 2 de septiembre por la Comunidad de Sant'Egidio en colaboración con las Iglesias católica y evangélica de la capital alemana. El evento reúne a los líderes de las principales religiones del mundo, junto con hombres de la cultura y la política de 40 países diferentes, herencia de la Oración de Asís de las Religiones iniciada en 1986 por el Papa Juan Pablo II.

La misión de paz y la probable parada en Pekín

Zuppi responde a las preguntas de los medios de comunicación sobre la misión que le ha confiado el Papa y que ya le ha llevado a Ucrania, Rusia y Estados Unidos. Siempre habrá un empuje hacia una "paz justa y segura", explica, con el compromiso de "los que tienen mayor importancia", como China, uno de los elementos más importantes para la paz, donde el cardenal debería ir, siempre en el contexto de la misión que le ha encomendado el Papa, aunque todavía no hay certeza sobre el calendario, ya que, explica sonriendo, "los tiempos de la Santa Sede y los tiempos de China son notoriamente muy largos". La paz, añade con firmeza, requiere el esfuerzo de todos, pero "nunca es algo que pueda imponer nadie, debe ser la paz que elijan los ucranianos con las garantías, el compromiso y el esfuerzo de todos".

El apoyo de la Iglesia y del Papa a Ucrania

En cuanto a los "nubarrones" con Kiev, tras la polémica ucraniana a raíz de un discurso de Francisco a un grupo de jóvenes católicos rusos reunidos en San Petersburgo, Zuppi cree que "se aclararán y que son comprensibles en una situación tan tensa". Su convicción, sin embargo, es que tanto el Gobierno como el pueblo ucranianos son muy conscientes "del apoyo que la Iglesia y el Papa han tenido siempre a su sufrimiento". El cardenal retoma entonces la expresión utilizada por Francisco de una "paz creativa" para explicar también cómo los caminos de la propia paz son a veces "imprevisibles y necesitan el compromiso y la implicación de todos y una gran alianza por la paz para empujar en la misma dirección", tal y como hace el Papa con el cardenal limosnero Konrad Krajewski, "con la caridad, con los muchos apoyos, y también con esta misión de ayudar a empujar en la única dirección que requiere la implicación de todos y que es la paz". 

"La paz llegará pronto"

A las críticas de quienes hablan de lentitud y fracaso de la diplomacia, el arzobispo de Bolonia responde, por último, que "si no se hace nada se fracasa pero no se hace nada, siempre es mejor intentarlo". La verdadera cuestión es que es la paz la que "siempre llega tarde", frente al dolor y el sufrimiento de la guerra. La paz "debería llegar inmediatamente, o mejor aún, debería ser la condición en la que se vive", se necesita paciencia, concluye, "para construir y reconstruir ese tejido que la división, la violencia, la guerra y la injusticia han desgarrado". Se necesita paciencia para "dejar madurar los tiempos", para saber aprovecharlos, recordando siempre "que la paz debe llegar, debe llegar inmediatamente, cuanto antes".