Martinelli: Año Jubilar de los mártires de Arabia para testimoniar a Cristo
Vatican News
La historia de los cristianos del Golfo es la historia de "una Iglesia de emigrantes", personas que llegaron de "países diferentes, con lenguas y tradiciones diferentes", pero que se han convertido en "parte de la historia de la Iglesia en esta región". Monseñor Paolo Martinelli, vicario apostólico de Arabia del Sur, se dirigió así a los fieles en una carta-videomensaje con ocasión de la apertura, hoy 9 de noviembre en Abu Dhabi, de la Puerta Santa en la catedral de San José, con motivo del Jubileo extraordinario proclamado en los Vicariatos Apostólicos de Arabia del Norte y del Sur, 1500 años después del martirio de santa Areta y sus compañeros, asesinados junto a otros 4.000 fieles durante una persecución anticristiana en el año 523 en Najran, en la Arabia preislámica.
El prelado presidió hoy la celebración tras abrir la Puerta Santa. Monseñor Aldo Berardi, Vicario Apostólico de Arabia del Norte, pronunció la homilía. Entre otros, estuvieron presentes el Cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, actualmente en Abu Dhabi para la Cumbre Mundial de Líderes Religiosos previa a la COP28, y el Nuncio Apostólico en los Emiratos Árabes Unidos, Monseñor Christophe Zakhia El-Kassis. El Jubileo se inauguró el 4 de noviembre en la Catedral de Nuestra Señora de Arabia en Awali, Bahrein, con una celebración presidida por Monseñor Aldo Berardi, Vicario Apostólico de Arabia del Norte.
Berardi: damos testimonio de Cristo con nuestro estilo de vida
Monseñor Berardi recordó que la actual comunidad cristiana local tiene 1.500 años. "Muchos de vosotros sabéis -dijo en su homilía- que Santo Tomás pasó por aquí de camino a la India; y que muchos misioneros también pasaron por aquí de camino a Persia, China, la India... Hemos encontrado, pues, un vínculo con el pasado: sabemos que aquí vivieron hermanos y hermanas en Cristo. Por tanto, no estamos solos, no somos gente nueva, no somos una Iglesia nueva: somos la continuación de aquella Iglesia". Y aunque hoy, continuó el Vicario Apostólico, "no podemos salir a la calle y anunciar a Jesús", el testimonio se convierte entonces en una cuestión de vida cotidiana, donde cada acción, dijo, da testimonio de Cristo "en nuestro trabajo, en nuestra familia, en nuestra honestidad, en la coherencia de nuestra vida, en nuestras relaciones con los demás. En definitiva, en nuestro estilo de vida".
La importancia del testimonio cristiano
En su mensaje, Martinelli partió del testimonio de estos mártires de Arabia para indicar el significado de la fidelidad a Cristo, eligiendo "morir antes que renegar de su fe cristiana". El Año Jubilar, afirma el Vicario Apostólico, es "una oportunidad para profundizar en el significado del testimonio cristiano", que los fieles están llamados "a dar cada día" con su vida. Celebrar a los mártires significa "venerar" a quienes se conformaron "totalmente a Cristo y a su amor hasta el don definitivo de su vida", y significa también renovar "el compromiso del testimonio cristiano en el mundo y en la sociedad". Martinelli invitó a los fieles a rezar a los santos mártires y a "profundizar en el significado del testimonio cristiano" en la región del Golfo, explicando también que dar testimonio significa comunicar "la fe cristiana y el encuentro con Jesús a través de la propia vida y las propias palabras".
El testimonio para los cristianos es el "compromiso fundamental" de la propia existencia: la "comunicación del amor de Cristo a todos". El testimonio cristiano tiene, pues, ámbitos que "están vinculados a los sacramentos". El Bautismo "nos hace testigos del Evangelio para todo el mundo"; la Confirmación "nos recuerda que es el Espíritu quien nos inspira las palabras justas y las acciones apropiadas para dar testimonio"; la Eucaristía celebra el amor de Cristo que "nos conforma a Él" hasta el punto de hacer que los fieles "partan el pan para los demás, como hicieron los mártires"; la Reconciliación nos hace "testigos de la misericordia de Dios". El año jubilar "permite recibir el don de la indulgencia plenaria" y vivir "una experiencia más intensa de la misericordia". El matrimonio "invita al testimonio cristiano en la familia y hacia los parientes y amigos"; el sacerdocio ministerial "pide el don total de sí al servicio de los hermanos y hermanas; la unción de los enfermos "permite experimentar la enfermedad y la muerte" como acontecimientos que testimonian la plena confianza en Cristo.
El camino con otras confesiones
Martinelli señala después la experiencia de asociaciones, movimientos eclesiales y grupos de oración que animan a la Iglesia como prueba de que los carismas difundidos por el Espíritu Santo tienen "siempre una dimensión de testimonio del Evangelio". El Año Jubilar debe ser, por tanto, una ocasión para preguntarnos "cómo los diversos dones espirituales" nos hacen capaces de "verdadero testimonio y diálogo". El prelado concluyó recordando entre los dones carismáticos "la vida consagrada", y que el testimonio permite un camino común con creyentes de otras religiones y confesiones, con los que se está "llamado a construir un mundo más fraterno y humano".
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