India, el testimonio de Sor Maria Nirmalini sobre el camino sinodal recorrido
MARIA NIRMALINI A.C.
La noticia de haber sido elegida para participar en el Sínodo sobre la sinodalidad fue una sorpresa, aunque agradable. Me pregunté: “Pero ¿quién soy yo para ser elegida?”, o “pero yo no soy una teóloga…”. Pensé en la escena en la que Jesús llama a sus apóstoles entre simples pescadores: la humildad calmó mi ansia y el temor se transformó rápidamente en la acción de gracias a Dios por darme esta posibilidad de ser llamada en el sagrado misterio de su amor y de su esperanza. Considero todo esto una invitación a participar en el camino juntos en comunión, participación y misión con todo su pueblo.
Las experiencias pasadas de Sínodo
Cuando en el pasado escuchábamos hablar de Sínodo, no le prestábamos mucha atención en realidad. Para nosotras era siempre un evento que se realizaba en un lugar muy lejano entre las altas esferas de la Iglesia, del cual después nosotros leeríamos el documento final en nuestra comunidad con una escucha poco convencida – y terminaría ahí.
Sin embargo, cuando el Papa Francisco anunció el proceso sinodal del caminar juntos, en nuestros oídos resonaron como un nuevo inicio y una bocanada de aire fresco. Se estaba haciendo historia, porque ahora se involucrarían personas de todos los niveles de la Iglesia: nadie quedaría atrás.
La experiencia del Sínodo sobre la sinodalidad en India
Según mi experiencia, la preparación al Sínodo en India ha sido un proceso espiritual que ha allanado el camino de un nuevo inicio. El compromiso de los organizadores ha sido encomiable, considerando que algunos han afrontado largos viajes hasta los pueblos más alejados, para poder volver en los tiempos previstos. Los esfuerzos hechos por los grupos de fieles laicos, de religiosas y sacerdotes han tocado el corazón de aquellos que les han encontrado – y viceversa. Los encuentros han sido reveladores por las muchas personas que no estaban acostumbradas a ser enviadas a hablar francamente y libremente.
En el proceso sinodal del “caminar juntos”, la Iglesia en India ha buscado y percibido la presencia del Espíritu de Dios. Mientras por un lado la experiencia de muchas “luces” ha llevado consuelo y esperanza a la comunidad, por el otro lado la conciencia de las “sombras” desafía la Iglesia a superar estas manchas oscuras y a “ir adelante” con fe.
La conclusión de este primer proceso fue resumida así: “siguiendo la exhortación sinodal de Papa Francisco, que nos pide escuchar y aprender los unos de los otros, la Iglesia en la India, después de haber discernido juntos las sugerencias del Espíritu y de las voces de fieles, religiosos y sacerdotes, presenta sus sueños y sus proyectos de una mayor comunión, participación y misión.
Este proceso ha creado nuevos vínculos y un renovado impulso a trabajar juntos, a compartir responsabilidades y a participar más activamente en la vida de la Iglesia” (Conferencia de los obispos católicos de la India, Síntesis de la Consulta sinodal 2023).
La experiencia sinodal para las religiosas
En cuanto presidenta de la Conferencia de las religiosas (pero también de la sección de religiosos), he reconocido en este camino una plataforma de comunicación libre de temores.
Fue interesante escuchar a las hermanas de diferentes congregaciones en las reuniones en las cuales han reflexionado y compartido sus dones y han hablado libremente de su vulnerabilidad. Una de las esperanzas para el futuro es una relación mejorada entre la jerarquía de la Iglesia, el clero y los religiosos.
Como religiosa y participante del Sínodo en representación de la Unión internacional de las superioras generales (Uisg), mira a este camino con entusiasmo y esperanza sin preocuparme demasiado del resultado, a diferencia de algunos escépticos.
Miro adelante con fe en la conciencia de que esta es una invitación de Dios a afrontar el proceso de discernimiento en el diálogo contemplativo y con profunda escucha de la acción del Espíritu Santo. “El viento sopla donde quiere -dice Jesús- no sabemos de dónde viene ni a dónde va”.
Argumentos específicos del Sínodo
Plenamente abierta a la acción del Espíritu, estos son los argumentos que espero puedan ser afrontados:
-La inclusión de las mujeres en todos los procesos de decisión y de liderazgo en las Iglesia.
-Atención a la voz de los laicos, hombres y mujeres. Reducirlos al silencio priva a la Iglesia de su contribución importante en lo que se refiere a una mayor participación, comunión y misión.
-Una reducción sustancial del clericalismo en la Iglesia.
-La reforma litúrgica, en particular de la Misa con menor énfasis sobre la uniformidad y una mayor atención a la creatividad que nos conduce a Dios;
-La corresponsabilidad en el cuidado de la Creación.
La participación de las mujeres añade una dimensión importante
El Santo Padre ha demostrado – en otra de sus primeras veces – que todos estamos incluidos en este camino. Incluyéndonos a nosotras las mujeres, él nos ofrece una ocasión de compartir desde el alma. Lo que me ha conmovido profundamente en mis contactos con las religiosas de otras congregaciones después de haber sido elegida como participante del Sínodo, ha sido su apoyo orante genuino, siendo conscientes: “Nuestra voz será escuchada en el Sínodo”.
Para concluir me gusta parafrasear los pensamientos de santa Catalina de Siena, que llama a los hombres a reconocer la misión conferida por Dios a las mujeres y confirmada por Jesús, contenida en los Evangelios y confirmada por las historias de las mujeres en la Iglesia. Catalina invita a las mujeres a rechazar la exclusión, a pedir igualdad, a hablar partiendo de su espiritualidad, a donar los dones recibidos por Dios, independientemente del hecho de que sean requeridos o no, sean santos o no, legítimos o no, porque nadie, ni siquiera la Iglesia, tiene derecho a negar los dones de Dios o el Dios que obra a través de los dones de las mujeres...
¡Pidamos la gracia del Espíritu Santo de forma especial durante el Sínodo!
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