Monseñor García Cuerva: Mantengamos una esperanza inquieta y alegre

Hna. Débora Evangelina A.S.C.J. - Ciudad del Vaticano

El prelado reflexionó sobre lectura del profeta Isaías, capítulo 64 y 63, destacando el estado anímico por el que atravesaba el pueblo judío luego de estar exiliado en Babilonia. Señaló la melancolía por la que tuvieron que atravesar debido a que permanecieron con sus pensamientos anclados en el pasado. Utilizando esta imagen, realizó una comparación entre lo vivido por Israel y la situación actual por la que atraviesa el país de modo particular en el ámbito de la justicia.

Así mismo, se refirió a que los sentimientos vividos por el pueblo de Israel, también son vividos hoy por nosotros, ya que atravesamos situaciones similares de dificultad y de desesperanza, que tornan el “corazón un poco marchito”.

Expuso que podemos sentir que tenemos algo de culpa y responsabilidad por lo que sucede en la sociedad, pero que nuestra actitud debe ser la de no quedarse en el lamento, ya que, “Dios está con nosotros” y “es nuestro alfarero y nosotros arcillas en sus manos”.

 Animó a los fieles a no perder la esperanza, puesto que esta es el “ancla que nos sostiene en tiempos de tormenta”. Citando al profeta Isaías, mencionó que él nos da las señales para salir “cuando hiciste portentos inesperados que nadie había escuchado jamás, tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos”.  Se refirió a que debemos tener una memoria agradecida por los momentos en los que Dios estuvo presente manifestando su compañía. Un Dios que es “nuestro padre y nuestro alfarero” cuya presencia es motivo de alegría.

El arzobispo, para concluir, aseguró que debemos ser profetas de esperanza y alegría, con la capacidad de confiar en Dios y en el futuro, teniendo la certeza a imitación de los niños que “algo bueno en nuestra vida va a pasar, porque en Navidad nace Jesús y con su nacimiento renace la alegría y la esperanza”, señaló.