Capellán de la cárcel de Rebibbia: Ánimo por la presencia del Papa
Roberta Barbi – Ciudad del Vaticano
Son 12, de una población penitenciaria que en este período asciende a aproximadamente 370 mujeres, las invitadas de la prisión de Rebibbia que esta tarde participarán en el ritual del Lavatorio de los pies oficiado por el Papa Francisco que celebrará la misa en Coena Domini del el Jueves Santo en la estructura penitenciaria. “Seguramente será un momento hermoso, que esperan también porque fueron ellas quienes invitaron al Santo Padre – testificó a Vatican News el capellán Andrea Carosella – para ellas la visita del Papa es un signo de gran atención a la realidad de prisión y de gran aliento."
Lavar los pies, un gesto de ayuda mutua
El Papa ha explicado a menudo a los presos que visitaba el Jueves Santo durante los años de su pontificado que el gesto de Jesús de lavar los pies a los apóstoles significa ayuda mutua: "Es un signo de misericordia y de amor de Dios que va hacia el sufrimiento y el dolor de la humanidad", reitera el padre Andrea, según el cual existe solidaridad entre las reclusas de la prisión: "Hay mucha, pero también tensiones, inevitables en un lugar donde hay que compartirlo todo, empezando por el espacio. Hay, por tanto, también mucha soledad y el esfuerzo de convivir es grande".
Una prisión hecha de historias
El capellán es una de las figuras más cercanas a las presas y en la sección femenina de Rebibbia no es una excepción: “Aquí hay mujeres con historias muy diferentes de pobreza, penuria, dificultad – dijo – pero todas sufren la separación de sus seres queridos; algunas incluso ya no tienen contacto con sus familiares, por lo que fuera de prisión se encuentran completamente sin puntos de referencia. Otras son madres, incluso de niños muy pequeños, y no poder vivir con ellos es un gran dolor. Aquí, en prisión, diría que se recupera la conciencia de las relaciones, con los niños, pero también, el significado de estas relaciones. En ese momento, el encuentro y el diálogo se vuelven fundamentales".
Cuaresma para los presos y preparación para la Pascua
Las reclusas y los huéspedes de Rebibbia afrontaron un camino cuaresmal que los llevó hasta la visita del Papa y hasta la Pascua de la Resurrección: "Hemos mirado el significado de la Cuaresma poniendo en el centro a Jesús que viene a dar su vida por cada hombre y a anunciar misericordia del Señor – continuó el capellán – para testimoniar que Dios es el padre de todos”. Un mensaje que también pueden recibir los presos extranjeros pertenecientes a otras religiones: “Es un mensaje común - concluye el padre Andrea - igualmente común es la necesidad de sentirnos amados por Dios por lo que somos, más allá de las debilidades y errores personales”. Porque el hombre no es el crimen que ha cometido, y el Señor lo sabe.
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