Pizzaballa a los cristianos de Tierra Santa: "Gracias por la valentía y la fe"
Francesca Sabatinelli - Ciudad del Vaticano
"No estáis solos". El pensamiento del cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, en su mensaje para la Procesión de Ramos, se dirige a los cristianos de Tierra Santa que, a causa de la violencia y la guerra, no podrán participar en las celebraciones. El suyo es un consuelo: no están solos porque "toda la Iglesia de Jerusalén está unida" a ellos, les abraza y les agradece su "testimonio de fortaleza y valentía". Pizzaballa repasa los casi seis meses transcurridos desde el inicio de la guerra.
"Sabemos bien", escribe el patriarca a quienes viven bajo los bombardeos, "lo difícil que es permanecer dentro de esa noche terrible que parece no acabar nunca, resistir unidos y firmes, dentro de la violencia que os rodea y del hambre".Se dará todo el apoyo posible, garantiza, también con oraciones, para que "esta noche pase cuanto antes".
La invitación que dirige el cardenal es a no desanimarse, porque para todos "llegará la aurora del tercer día, el anuncio de la resurrección". El pensamiento del Patriarca se dirige después a los peregrinos de todo el mundo que, precisamente por la situación de grave tensión, no han podido partir hacia Tierra Santa. "No tengáis miedo" de volver, es la indicación dirigida a quienes se definen como "presencia de paz" en un lugar que tiene "tanta necesidad" de paz.
Ningún Vía Crucis puede desanimar
A pesar de la guerra, por tanto, también este año se ha celebrado la "entrada triunfal de Jesús en la Ciudad Santa", en un momento en el que, sigue diciendo el mensaje, "es aún más importante y necesario gritar con fuerza que Jesús es nuestro Mesías, es nuestro Señor, es el Kyrios". Y aunque en estos meses uno se haya sentido "perdido, desconcertado, solo y sin referencia", "aplastado por tanto odio" por una "terrible guerra que parece no acabar nunca" y que hace crecer cada vez más el miedo, los cristianos de Tierra Santa no se sienten desanimados, al contrario, gritan con fuerza que su referencia es Jesucristo.
"¡No estamos solos y no estamos abandonados, y sobre todo no tenemos miedo!", son las palabras de Pizzaballa, porque ni siquiera una vida que a menudo es "un vía crucis" consigue desanimar.
Oración para que descienda la paz
Aunque la Tierra de Jesús, aunque santa, esté hoy "herida, porque está invadida por tanto odio y rencor", el amor hacia ella no cambia. Es amor hacia una "Ciudad sagrada para todos, pero a menudo profanada" por sus propios habitantes, donde "servir a Dios y servir al hombre" deberían coincidir, pero "en cambio parecen dos extremos que nunca se encuentran".
La oración de Pizzaballa es que la paz descienda sobre Jerusalén y que haya "una cordial y sincera acogida del otro, una tenaz disponibilidad a la escucha y al diálogo, caminos abiertos en los que el miedo y la sospecha dejen paso al conocimiento, al encuentro y a la confianza, donde las diferencias sean una oportunidad para el compañerismo y no un pretexto para el rechazo mutuo".
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