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Los integrantes del Consejo Permanente presentan el documento "Libertad, justicia y compasión en el alma de nuestro pueblo" en conferencia de prensa (de izquierda a derecha: Cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo y vicepresidente de la CEU; Monseñor Arturo Fajardo, obispo de Salto y presidente de la CEU; Monseñor Heriberto Bodeant, obispo de Canelones y secretario general de la CEU). (Foto: Iglesia Católica Montevideo) Los integrantes del Consejo Permanente presentan el documento "Libertad, justicia y compasión en el alma de nuestro pueblo" en conferencia de prensa (de izquierda a derecha: Cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo y vicepresidente de la CEU; Monseñor Arturo Fajardo, obispo de Salto y presidente de la CEU; Monseñor Heriberto Bodeant, obispo de Canelones y secretario general de la CEU). (Foto: Iglesia Católica Montevideo)

Iglesia en Uruguay: Crezcamos en el diálogo y en el respeto

Al terminar la Asamblea Plenaria de abril de 2024, los obispos de la Conferencia Episcopal Uruguaya (CEU) divulgaron el documento "Libertad, justicia y compasión en el alma de nuestro pueblo" que contiene una densa reflexión sobre la realidad nacional, las problemáticas emergentes que se presentan y en el que reiteran el papel de la Iglesia católica en la construcción del país.

Sebastián Sansón Ferrari - Vatican News

"Queremos ayudar a valorar la importancia del sentido de la vida, compartir las problemáticas emergentes de nuestra realidad y animar a la búsqueda de esa verdad que da fundamento a la dignidad de toda persona humana y que nosotros encontramos en Jesucristo muerto y resucitado". Los obispos del Uruguay explican así el propósito del documento "Libertad, justicia y compasión en el alma de nuestro pueblo", publicado el viernes 12 de abril al cierre de la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal (CEU) que había comenzado el lunes 8 en la ciudad de Florida. 

En el encuentro, los obispos dialogaron, entre otros asuntos, sobre el Año Vocacional en curso a nivel nacional, los pasos que se han dado en las diócesis para apoyar la formación de candidatos al ministerio del catequista y la necesidad de reestructura de la Conferencia Episcopal

Si bien la reflexión se sitúa en un tiempo electoral (los uruguayos acudirán a las urnas en las elecciones internas el 30 de junio y en las nacionales el 27 de octubre), con el texto divulgado los prelados amplían la mirada más allá de las instancias puntuales para "encontrar en nuestras raíces los valores que han forjado nuestra identidad nacional y configuran el alma de nuestro pueblo".

La Iglesia, partera de la patria

El texto, estructurado en seis secciones, inicia con el desarrollo del concepto "la alegría de ser uruguayos" y recuerda que la identidad de orientales y luego uruguayos "tiene sus raíces en nuestra ubicación en la frontera de dos imperios, en la rivalidad de puertos, en la fertilidad de nuestros campos, en la riqueza ganadera que aportaron los españoles". "Esta identidad, explican los Prelados, se fue consolidando en las luchas de la independencia, en las gestas de nuestros héroes y también en los desencuentros y encuentros que marcaron desde el inicio nuestra historia".

Los obispos definen la Iglesia como "la partera de la patria": "Estuvo presente desde la llegada, hace 500 años, de los primeros españoles. Fue factor de civilización y progreso: desde el norte, con el influjo de las misiones jesuíticas y desde el sur con los franciscanos y dominicos haciendo los primeros intentos de reducciones, enseñando los rudimentos de la domesticación del ganado y de la agricultura, impulsando las primeras industrias, trayendo poco después las primeras escuelas y acompañando la vida de los pobladores que trajeron la cristiandad de matriz hispánica a nuestro suelo".

También destacan la figura de José Artigas, Protector de los Pueblos Libres: "Formado en la escuela franciscana de Montevideo, el espíritu de san Francisco lo acompañó desde la cuna. Herederos de Artigas, amantes de la libertad, hemos construido y, en estos últimos cuarenta años, consolidado, la democracia más plena de América Latina, el país con mejor distribución de la riqueza y con menor corrupción de nuestro sufrido continente". Reconocen la multiplicidad de desafíos que el país enfrenta y sobre los que quieren decir alguna palabra, pero consideran que no pueden dejar de sentir la alegría de ser uruguayos y de expresar su amor a dicha tierra y a su gente.


Un país de cercanías 

El Episcopado uruguayo recuerda que la Iglesia acompañó  la marcha del país, "primero como Iglesia oficial y luego a la intemperie con respecto al Estado": "En 1878 se creó la diócesis de Montevideo y su primer obispo, el beato Jacinto Vera, fue el prototipo de la Iglesia consustanciada con el país, promotora de la paz, impulsora de la educación, servidora de los pobres, cercana a todos".

Cuando en 2023, a 50 años del golpe de Estado, se realizaron diversos actos en los que participaron el Presidente de la República y expresidentes de los distintos partidos, manifestando sus opiniones con respeto y cordialidad, se vio un "reflejo del Uruguay que la gran mayoría de los orientales queremos: un país de cercanías, de acuerdos, de búsqueda del bien común, de respeto por el otro".

Al insistir en que "la paz es artesanal", como gusta decir al Papa Francisco, aclaran que "nunca nos arrepentiremos de los pasos que demos para buscar el encuentro, el acuerdo y, si fuera necesario, el perdón". Frente a una nueva instancia electoral, los obispos invitan a "recoger lo mejor de nuestra historia, levantar nuestra mirada y cuidar el alma del país".

Cuidar el alma del Uruguay

El Episcopado uruguayo resalta la "columna fundamental judeocristiana, hispánica e ilustrada, que configuró una sociedad horizontal, igualitaria, respetuosa del pluralismo".

"El alma de un país son los valores intangibles que dan sentido a los esfuerzos colectivos y que sostienen la convivencia y la construcción del futuro", añaden.

Los obispos se refieren a la protección de la vida, unida a la dignidad de toda persona humana y fundamento clave de su civilización: 

"Hoy, ya erosionado y relativizado, pone en peligro los cimientos de los derechos y del bien común. Porque si la vida de algunos vale menos, si se la puede descartar por no ser deseada o por considerarse inútil, ¿cómo se puede seguir protegiendo los derechos humanos, si aquellos que son fundamentales son relativizados al interés utilitarista de una cultura que desprecia la debilidad y la dependencia? Uruguay ha sido siempre una sociedad solidaria que, bajo la avalancha cultural narcisista e individualista, corre el riesgo de perder su mayor riqueza: la calidad humana, que no olvida a los demás y siempre tiende la mano al que está necesitado. Solo apostando a mejorar humanamente podemos construir un futuro mejor para todos".

La búsqueda del sentido de la vida es una interpelación a la sociedad

Para la CEU, "la obsesión por la felicidad, reducida a bienestar físico y emocional, reduce el horizonte de la vida humana, estrecha la mirada y nos encierra en la búsqueda de satisfacciones inmediatas, que dejan cada vez más vacía la vida, en un círculo vicioso de consumo para escapar de la ausencia de sentido".

Los obispos argumentan el impacto de la inteligencia artificial en todos los aspectos de la vida, que "crea una gran incertidumbre y nos obliga a repensar lo humano, a repensar lo que somos y qué queremos dejar a las generaciones futuras". Asimismo, hacen presente la necesidad de regularla y discernir éticamente hacia dónde queremos encaminar la vida humana en todas sus dimensiones. A su vez, plantean los perjuicios de las redes sociales en los niños y adolescentes, cuando son expuestos irresponsablemente a ese "universo virtual que les genera adicción, ansiedad y depresión".

Los Prelados cuestionan qué hacemos frente a tanta soledad y falta de sentido de la vida en la sociedad y evidencian el problema del suicidio, que no es solo una "tragedia personal y familiar, sino un drama social y cultural del Uruguay". 

"¿Cómo ayudar hoy a vivir una vida con sentido?", interpelan a los fieles. "El sentido, expresan, se recibe como un don, se busca entre los claroscuros de la existencia humana, se encuentra o nos encuentra cuando nos abrimos a su luz.  La verdad y el sentido no se fabrican, no se inventan; se reciben, se descubren".

En este contexto, dejan claro que la falta de respuesta consistentes en la materia "trae consecuencias que están a la vista, en el deterioro de la vida de jóvenes y ancianos, en las familias destruidas por la violencia, en tanta soledad padecida aun entre quienes viven junto a otros". 

Cambiar la cultura del descarte por la cultura de la compasión

Los prelados también mencionan algunas problemáticas emergentes "que estamos llamados a afrontar con sentido de unidad porque los problemas que nos afligen no tienen color político": la seguridad pública, la sobrepoblación en las cárceles, "un núcleo duro de pobreza", las adicciones, la repercusión de la cultura individualista en la familia, la amenaza de la inteligencia artificial a los empleos de muchos y el cuidado de la casa común. 

Ante el panorama descripto, reafirman que "parece fundamental reconocer la libertad como don y tarea" y reivindican la necesidad de priorizar el encuentro interpersonal, "el respeto profundo a la dignidad de toda persona humana, y la configuración de una ética responsable para la construcción de la casa común".

Los prelados exhortan a todo el Pueblo de Dios en Uruguay a comprometerse "para que los hermanos que viven situaciones que tienden a marginarlos puedan vivir en una comunidad más integrada, que brinde oportunidades a todos sus habitantes, no sólo económicas o laborales, sino de realización personal, de una vida llena de sentido, de personas libres y responsables con el ánimo de dejar su huella de bien en su paso por el mundo y de estar abiertos a la trascendencia".

Con cariño filial, la CEU invoca a la Patrona del Uruguay, la Virgen de los Treinta y Tres, y le pide "que extienda su manto sobre todos sus hijos e hijas, naturales o inmigrantes que viven en esta tierra oriental, así como sobre quienes, dispersos en otros lugares del mundo, sienten que siguen perteneciendo a ella, para que crezcamos en el diálogo, el respeto, la confianza y la búsqueda del bien común, mientras peregrinamos hacia la Eternidad".

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15 abril 2024, 10:52