El clero en Paraguay se prepara para la Semana de Formación Permanente 2024

Vatican News

Con la finalidad de “reavivar el don del ministerio” que los sacerdotes han recibido y en vista de la Semana de Formación Permanente del Clero, la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), a través de la Oficina de Pastoral Presbiteral, ha enviado al inicio del Triduo Pascual, un Mensaje al Clero Nacional invitándolos a reflexionar sobre las tres direcciones que el Papa Francisco ha indicado para la formación permanente de los sacerdotes.

Creatividad y abundancia de dones en el anuncio del Evangelio

En el Mensaje – firmado por Monseñor Pedro Collar Noguera, Obispo de Ciudad del Este, Responsable de la Pastoral Presbiteral – se reconoce y valora el sacrificio de cada sacerdote, de los párrocos rurales, de los pueblos, de las ciudades y párrocos de periferias que con gozo y dedicación anuncian el mensaje de Jesucristo.

“Esa riqueza de entrega, de dones – se lee en el Mensaje – nos anima a orar los unos por los otros para que animándonos podamos hoy renovar nuestra consagración y dedicación a Cristo y a su Iglesia”.

El sacerdote testigo de la alegría del Evangelio

Por ello, con el fin de reavivar el don del ministerio sacerdotal que han recibido, los Responsables de la Pastoral Presbiteral proponen reflexionar sobre las tres direcciones que el Papa Francisco ha indicado recientemente para la formación permanente de los sacerdotes. El primero se refiere a “la alegría del Evangelio”, es decir, que la buena noticia que acompaña a los sacerdotes es precisamente ésta: que son amados por Dios con ternura y misericordia.

“Estamos llamados a hacer resonar este anuncio gozoso en el mundo, testimoniándolo con nuestra vida – escriben los Obispos – para que todos descubran la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado”.

El sacerdote pertenece al pueblo de Dios

El segundo aspecto se refiere a la pertenencia al pueblo de Dios. En este sentido, los Responsables de la Pastoral Presbiteral recuerdan que, sólo podemos vivir el ministerio sacerdotal estando bien insertados en el pueblo sacerdotal, del que también nosotros procedemos. Porque es el pueblo que “nos custodia, nos sostiene en nuestras fatigas, nos acompaña en las angustias pastorales y nos protege del riesgo de desconectarnos de la realidad y sentirnos omnipotentes”.

“En la Iglesia existe una reciprocidad y circularidad entre estados de vida, vocaciones, ministerios y carismas. Esto requiere de nosotros – se lee en el Mensaje – la humilde sabiduría de aprender a caminar juntos, haciendo de la sinodalidad un estilo de vida cristiana y sacerdotal”.

El sacerdote promotor de una pastoral generativa

Finalmente, se señala el tercer aspecto que es la generatividad del servicio. Servir, precisan los Obispos, es el carácter distintivo de los ministros de Cristo, así como lo manifestó el Maestro a lo largo de toda su vida y, en particular, durante la Última Cena, cuando lavó los pies a los discípulos.

“El sacerdote así formado se pone al servicio del pueblo de Dios, está cerca de la gente y, como Jesús en la cruz, se hace cargo de todos. Este es el secreto de una pastoral generativa – escriben los Obispos – no de una pastoral en la que nosotros somos el centro, sino de una pastoral que genera hijas e hijos a la vida nueva en Cristo, que lleva el agua viva del Evangelio al terreno del corazón humano y del tiempo presente”.

Semana de Formación Permanente del Clero Nacional

En este contexto, los Responsables de la Pastoral Presbiteral invitan a los sacerdotes a participar de la Semana de Formación Permanente del Clero Nacional, que se llevará a cabo del 15 al 18 de julio del corriente año, en el Seminario Mayor Nacional, en Asunción.

“Nuestra semana de formación permanente es una responsabilidad de todos, donde pretendemos debatir sobre los desafíos y problemáticas de nuestra vida, sobre temas que nos afectan en esta época cambiante, donde podemos intercambiar las buenas prácticas y disponernos a echar las redes como nos pide el Señor. El querer del Señor que nos impulsa a darnos todo de sí solo podemos escucharlo siendo dóciles al Espíritu Santo, que anima y renueva todo”.