La Iglesia en Papúa: “Testimonio de los valores del Evangelio en medio de la adversidad”
Claudia Torres – Ciudad del Vaticano
La Iglesia católica ha desempeñado un papel clave en los sectores de educación y salud de Papúa Nueva Guinea, que enfrentan numerosos desafíos debido a la falta de apoyo gubernamental. Es lo que dijo en una entrevista telefónica a L’Osservatore Romano el padre Sylvester Warwakai, superior provincial de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús en la provincia de Papúa Nueva Guinea.
Salud y educación cruciales para el desarrollo
Los Misioneros actualmente trabajan en siete diócesis contratados para el trabajo parroquial, enseñanza y enfermería. La mayoría de las parroquias donde trabajan tienen una escuela adjunta porque, como explicó el padre Warwakai, las escuelas son cruciales para el desarrollo de la fe católica.
Desde que Papúa Nueva Guinea obtuvo su independencia en 1975, se estableció un nuevo acuerdo entre el gobierno y la Iglesia Católica, que resultó en la creación de la Agencia de Educación Católica y los Servicios Católicos de Salud, en asociación con el Departamento de Educación y el Departamento de Salud, respectivamente. Los Misioneros no poseen instalaciones propias; más bien, trabajan en colaboración con las diócesis y dentro del marco existente.
La labor de la Iglesia católica es importante en zonas rurales
El padre Warwakai explicó que la labor de la Iglesia católica es especialmente importante en zonas rurales de difícil acceso y sin servicios gubernamentales. “No trabajamos en la región montañosa del interior de Papúa Nueva Guinea; sin embargo, tenemos misiones en la mayoría de las zonas rurales del país. Actualmente, dos de nuestras parroquias en las regiones montañosas de las diócesis de Bereina y Kerema son la parroquia de St. John Vianney, Tapini y Sacred Heart Bema, respectivamente. Cuentan con escuelas, tanto primarias como secundarias y establecimientos de atención médica. Dependen de la Secretaría de Educación Católica y de los Servicios Católicos de Salud de ambas diócesis, pero son administrados por nuestros sacerdotes y hermanos. Debido al deterioro de la red vial, el único medio de transporte para llegar a ambas parroquias montañesas es el avión”.
El problema de recursos y apoyo financiero limitados
El provincial de los Misioneros del Sagrado Corazón lamentó que en los últimos 20 años “los servicios de salud y el sistema educativo han fracasado en muchos sentidos porque hay muy poco apoyo gubernamental en cuanto al subsidio que se compromete a las instituciones gestionadas por la Iglesia, especialmente a la salud y la educación. A veces esos subsidios no llegan a tiempo y en el caso de las escuelas, simplemente cierran”. En cuanto a los centros de salud, el padre Warwakai explicó que a veces no reciben los fondos gubernamentales necesarios para comprar medicamentos, lo que provoca que "la gente muera de enfermedades curables". A menudo, añadió, estos centros tienen que reducir sus operaciones y “sólo atienden ciertos casos que son muy peligrosos para la vida, como madres que dan a luz o alguien que va a morir de malaria”. El padre Warwakai expresó su preocupación de que este problema de recursos y apoyo financiero limitados se esté extendiendo a las ciudades y otras zonas rurales.
La Iglesia sigue siendo “testigo de los valores del Evangelio”
Para contrarrestar la escasez de apoyo gubernamental, los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús ayudan “no sólo a los católicos sino a la población en general”. El padre Warwakai afirmó que el sector sanitario es uno de los principales ámbitos en los que la Iglesia sigue siendo “testigo de los valores del Evangelio” en medio de “todas las adversidades y los desafíos” que enfrenta el país. Expresó su agradecimiento por el apoyo que reciben de la Conferencia Episcopal Católica de Papúa Nueva Guinea y de las Islas Salomón, y de las diferentes congregaciones religiosas y misioneras presentes en el país. Dijo que gran parte de la ayuda limitada que reciben los Misioneros del Sagrado Corazón proviene del extranjero, incluidas agencias en Australia y Europa. “Improvisamos con lo que tenemos, aunque no sea suficiente”.
La visita del Papa dará esperanza y optimismo
Pasando luego al próximo viaje del Papa Francisco a Asia y Oceanía, que incluirá una parada en Port Moresby, capital de Papúa Nueva Guinea, del 6 al 9 de septiembre, interrumpida por una breve visita a la ciudad de Vanimo el 8 de septiembre. El padre Warwakai dijo que “dará un cierto sentido de pertenencia, esperanza y optimismo” a los Misioneros que trabajan en las comunidades papúes, así como a otras diócesis e instituciones fuera de la ciudad capital. Explicó que las parroquias de la Arquidiócesis de Port Moresby se han estado preparando con oración y retiros espirituales. “Estamos orgullosos, estamos muy felices”, subrayó, señalando que la última vez que un Pontífice pisó Papúa Nueva Guinea fue en 1995, cuando san Juan Pablo II viajó allí para la beatificación de Pedro To Rot.
Ahora, con el Viaje Apostólico del Papa Francisco, las generaciones más jóvenes tendrán la oportunidad de experimentar de primera mano la cercanía del Santo Padre. “En cierto modo nos da la energía, la confianza de que no hemos sido olvidados”, dijo el padre Warwakai, y agregó: “Estamos felices y hay un cierto sentido de comunión entre todos, y rezamos para que la venida del Papa traerá una sensación de esperanza” y “alguna forma de cambio para nuestros líderes”. La presencia del Santo Padre, afirmó, “da una sensación de perspectiva realista y esperanza prometedora hacia el futuro”, incluso en los sectores de la educación y la salud.
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