Misión en la diócesis de Banjarnasin: Va adelante “con humildad y alegría”
Ariana Pernía Paolini - Ciudad del Vaticano
En la diócesis de Banjarnasin, Indonesia donde habitan más de cuatro millones de personas, sólo existe una minoría de 23 mil católicos; allí, Victorius Dwiardy, obispo de la diócesis desde el 2023 y Consejero General de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Roma, realiza con la comunidad eclesial “la misión de Cristo”, la cual, asegura “va adelante, al estilo franciscano, con mucha paciencia: permanecemos sumisos, no entramos en disputas ni reclamaciones, vamos adelante con sencillez, haciendo lo que podemos, con humildad y alegría”.
El obispo, quien nació en Sebalos, en el Borneo indonesio, explicó a la Agencia Fides que la comunidad eclesial trabaja para ayudar al pueblo a pesar de sus limitaciones, mediante la dirección de cuatro escuelas primarias y una escuela media para varones; “Nuestros católicos son inmigrantes de Flores o indígenas Dayak”, aseguró el obispo, “son personas subdesarrolladas económica y socialmente; trabajadores de las minas, agricultores, jornaleros con salarios bajos y un nivel de educación modesto. Viven la fe de los sencillos, de los humildes, de los pobres. Este es nuestro pueblo de Dios, un pueblo de gente pequeña”.
Sin embargo, a pesar de las dificultades, con paciencia la Iglesia continúa “llevando la buena nueva al interior y a la montaña, a aldeas remotas habitadas por indignos, donde se llega con extrema dificultad, gracias sobre todo al trabajo y al apoyo de los catequistas que se ofrecen a acompañarme en moto, por pistas de tierra, en viajes de hasta cinco horas, para llegar a una sola aldea donde viven pocos bautizados”.
Para monseñor Dwiardy, vivir la fe en el Borneo “no es fácil”, dada la presencia de la comunidad musulmana, la cual se encuentra arraigada en el territorio, por ello, afirmó que la misión que realizan en la diócesis “significa para nosotros ser personas de diálogo, siempre atentas, disponibles, abiertas, caritativas con el prójimo” así como “permanecer, como enseña San Francisco, en minoría, estar en el último lugar y no intentar sobresalir o superar a los demás”.
De igual forma, la misión en Banjarnasin continúa a través del trabajo en escuelas y obras sociales, una de ellas es el hospital que se encuentra bajo la dirección de las Hermanas de San Pablo de Chartres, el cual, de acuerdo al obispo “aún no ha recibido la aprobación para un convenio con la sanidad pública, pero no la ha obtenido sólo por motivos políticos”; también, comentó, que le solicitó a la Orden de Frailes Capuchino que instaure una fraternidad franciscana en la diócesis, así, “cuando esto ocurra, su presencia será otra semilla de testimonio cristiano”.
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