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El cardenal Charles Bo en la Sala de prensa vaticana El cardenal Charles Bo en la Sala de prensa vaticana 

Myanmar, el conflicto no se detiene, el diálogo es la única vía

En el Vaticano desde Yangon, para seguir los trabajos sinodales, el cardenal Bo habla de la fase que atraviesa su país y de los esfuerzos para convocar una mesa de reconciliación: «Por ahora es una situación imprevisible, rezamos para que algo suceda». Gratitud al Papa que «no olvida a este pueblo» y un pensamiento para los prófugos en la jungla que «lo han perdido todo pero no su fe»

Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano

Al margen de la sesión informativa del pasado 17 de octubre, sobre la marcha de los trabajos sinodales, el cardenal Charles Bo, arzobispo de Yangon y presidente de la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia, ofreció a los medios vaticanos algunas imágenes para recordarles el drama que vive su país, enfrentado a una guerra de guerrillas en gran medida ignorada por los medios de comunicación.

 

La situación es compleja e impredecible

«La gente se esconde en los bosques, algunos intentan encontrar trabajo en los países vecinos, todo el país se encuentra en una situación muy compleja. El conflicto entre los militares y las milicias rebeldes – dice el cardenal – dura ya dos años y parece, al menos hasta ahora, que no hay forma de encontrar una reconciliación».

La reunión del ministro bengalí de Asuntos Exteriores con el embajador birmano en Daca tuvo lugar recientemente. Desde la vecina Bangladés se expresa preocupación por la reciente afluencia de más de cuarenta mil ciudadanos de Myanmar que huyen del conflicto en curso y por el aumento del tráfico de personas. El diplomático admitió las dificultades causadas por la guerra, afirmando que las repatriaciones se han retrasado por la ruptura del alto el fuego por parte del Ejército de Arakan (Aa) en noviembre del 2023.

 

«Queremos ser prudentes, pero seguimos pidiendo una mesa de diálogo para la paz. Por ahora – afirma el cardenal Bo – es una situación impredecible y no vemos muchos destellos de esperanza. Rezamos para que ocurra algo, pero es muy difícil ver una definición clara de nuestro destino». Representantes de diez países se han reunido en Laos para intentar detener los combates. Pero los guerrilleros dicen que «todo depende de las decisiones del gobierno, si la junta se detiene ellos también se detendrán».

Es una espiral de violencia, difícil de mediar

Mientras tanto, el jefe del gobierno militar de Myanmar, el general Min Aung Hlaing, instó una vez más a las milicias rebeldes étnicas a participar en las conversaciones de paz «para poner fin al sangriento conflicto armado que se está produciendo en ese país, reiterando la invitación formulada por primera vez por la junta hace menos de un mes».

El general repitió la invitación durante un discurso retransmitido por la televisión estatal, con motivo del noveno aniversario de la firma del acuerdo de alto el fuego nacional de 2015. Aproximadamente la mitad de las milicias étnicas activas en el país se habían adherido a ese acuerdo, al que siguió un entendimiento similar en el 2018.

La invitación realizada el mes pasado por la junta, por primera vez desde el golpe militar de febrero del 2021, también iba dirigida a las fuerzas prodemocráticas que se levantaron en armas contra el gobierno militar. Sin embargo, la oferta fue rechazada.

«Por ahora, siguen realizando acciones guerrilleras y avanzando en la conquista de cada vez más zonas», subraya el cardenal Bo, quien, por otro lado, recuerda que «el gobierno, por su parte, sigue bombardeando. Es una guerra por tierra y por aire».

Los prófugos en la jungla lo han perdido todo menos la fe

El cardenal de Yangon se siente muy reconfortado por la cercanía del Papa, que «casi todas las semanas habla de nosotros a la hora del Ángelus y dice ‘no se olviden de Myanmar’. La solución es difícil de encontrar, pero veo que la comunidad internacional intenta hacer algo. Intentamos no perder la fe y no desanimarnos. Hay grupos étnicos escondidos en la selva pero, a pesar del sufrimiento extremo y las penurias, no olvidan a Dios y siguen rezando».

Y concluye: «Lo han perdido todo, pero no la fe. Dios tiene su propio tiempo... La paz y el diálogo son el único camino».

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21 octubre 2024, 11:42