Bolivia: Mensaje de los obispos al pueblo de Dios
Vatican News
La Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB) informa que el 7 al 12 de noviembre se llevó a cabo la lectura del Mensaje al Pueblo de Dios, dando así por concluida las sesiones desde la Casa de Retiros Clemente Maurer en la ciudad de Cochabamba. El documento fue leído por monseñor Giovani Arana, secretario general de la CEB y obispo de la diócesis de El Alto.
De cara al próximo «Año del Jubileo del Redentor» en el 2025, que se celebrará en Roma y en la Iglesia Universal bajo el lema «Peregrinos de la Esperanza», los obispos subrayan la misión de la Iglesia como portadora de esperanza. Ante los desafíos actuales, este Jubileo es una oportunidad para renovar el compromiso de cada cristiano en transformar la realidad con un corazón limpio y generoso, confiando en la promesa de Cristo de que estará con nosotros «hasta el fin del mundo» Mateo 28, 20).
Una crisis del corazón, no de entendimiento
Refiriéndose a la reciente encíclica del Papa Francisco, Dilexit nos («Nos amó»), los obispos ponen en el centro del mensaje una reflexión sobre la crisis que enfrenta la humanidad. Señalan que la verdadera crisis no es del entendimiento, sino del corazón: un corazón que debería estar abierto a la compasión, la solidaridad y el amor. «¿Tienen corazón aquellos que causan destrucción y violencia, que se benefician de la impunidad y de la desgracia de los demás?» cuestionan.
En el mensaje, expresan su profunda preocupación por la crisis ética que atraviesa el país, evidenciada en el deterioro de la convivencia y en los conflictos económicos, sociales y medioambientales que golpean a Bolivia y al mundo. Frente a estos males, los obispos llaman a reencontrar la compasión y la solidaridad para que cada acción esté motivada por el bienestar del prójimo y el bien común.
Caminos de paz y fraternidad
El próximo Año Jubilar y la celebración del Bicentenario de la independencia de Bolivia en el 2025 representan para la Iglesia un tiempo propicio para mirar al futuro con esperanza. Los obispos invitan a todos los bolivianos a recordar el sacrificio de los próceres y a construir un país que viva en fraternidad y solidaridad, «creemos en los bolivianos que trabajan, en las familias, en los niños y jóvenes, en nuestras madres y abuelas, en nuestros padres y en tantas personas de buena voluntad que con corazón generoso construyen Bolivia», afirmaron.
El mensaje es claro: un país no puede prosperar sobre la base de la mentira, el odio, la violencia y la muerte. En cambio, invitan a ser «peregrinos de la esperanza» mediante la reconciliación nacional, el diálogo sincero y el respeto a la dignidad humana. Los obispos subrayan la importancia de transformar la crisis actual en una oportunidad para implementar cambios estructurales que fortalezcan la justicia, la paz y el respeto mutuo en la sociedad.
Un llamado a la acción
Los obispos de la CEB instan a cada creyente y comunidad a organizar peregrinaciones y actividades religiosas para mantener vivos los valores de la fe y la unidad. Destacan el papel fundamental de la juventud boliviana, en quienes ven un «bono demográfico» lleno de potencial para construir una Bolivia nueva, llena de esperanza y resiliencia.
Asimismo, los obispos anuncian la reciente carta pastoral sobre la violencia y la cultura de paz, dirigida a todos los hombres y mujeres de buena voluntad en Bolivia. En ella, invitan a erradicar la violencia a través de un diálogo abierto y sincero, promoviendo acciones concretas que contribuyan a construir una sociedad en paz y armonía.
Celebración y gratitud
Con motivo del centenario de las diócesis de Potosí, Tarija y Oruro, los obispos felicitan a estas comunidades por su fidelidad y dedicación a la misión evangelizadora, y les auguran bendiciones en su camino de servicio al pueblo de Dios.
A las puertas de la Navidad, los obispos concluyen su mensaje pidiendo la intercesión de María, Madre de la Esperanza, para que acompañe al pueblo boliviano en la construcción de un país en paz, justicia y fraternidad. «Que el próximo año sea un tiempo de renovación en la fe y de avance en la reconciliación y la paz. No tengamos miedo, porque Cristo está con nosotros», finalizaron.
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