Patriarca Sako llama a la unidad de las Iglesias de Oriente
Ariana Pernía Paolini – Ciudad del Vaticano
Como conclusión del tiempo de santificación de la liturgia caldea, el cardenal y Patriarca de la Iglesia caldea, Louis Raphaël Sako, se dirigió a las cuatro Iglesias orientales para hacerles un llamado a la unidad.
El cardenal les recordó a la Iglesia católica caldea, la Iglesia asiria de Oriente, la Iglesia oriental antigua y la Iglesia protestante evangélica asiria que “la unidad no es volver a lo que fuimos, sino centrarnos en lo que deberíamos ser”, por ello, subrayó que “en la profesión de fe de la Iglesia de Oriente sigue recitándose, desde hace siglos y hasta hoy, las palabras ‘Creo en la Iglesia Una, Santa, Católica (es decir, universal) y Apostólica’, a pesar de las divisiones, porque ‘es UNA’ en su esencia”.
La separación de las Iglesia de Oriente
“No hay palabras para describir el alcance de las consecuencias de la división de la Iglesia de Oriente en cuatro Iglesias”, enfatizó el patriarca en el comunicado, al asegurar que el cisma va en contra de la voluntad de Cristo.
En tal sentido, el religioso afirmó que las cuatro iglesias comparten “historia, tradición, riqueza patrimonial, belleza del arte, lengua y liturgia, además de ser vecinas, de vivir en la misma zona geográfica”, a pesar de estar, aparentemente, separadas.
Lograr una plena comunión
Sako también hizo mención de la declaración conjunta del 11 de noviembre de 1994, entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Asiria de Oriente, “cuyo objetivo principal es crear una ‘atmósfera adecuada’ para potenciar el diálogo hacia una comunión plena y un acuerdo pleno sobre la doctrina de la fe”.
A este respecto, detalló que es menester saber distinguir entre las cuestiones morales y la fe firmes y aquellos que es “relativamente movedizo”; por ello, especificó que aprender a diferenciar ambos aspectos, “puede dar lugar a disciplina y administración, además de tratar con la cultura contemporánea y el compromiso de la Iglesia de clarificar su enseñanza”.
Así mismo, el patriarca instó a los fieles a ahondar en la historia de la división de la Iglesia de Oriente, a fin de aprender de “sus dolorosas consecuencias” y ser capaces de abordar el tema con apertura y “lejos de juicios preconcebidos”; al mismo tiempo en que recomendó “la posibilidad de poner a disposición de las Iglesias hermanas lugares de culto para la participación efectiva en los sacramentos que la Iglesia católica reconoce”, dado que no existen “cuestiones dogmáticas” que sean opuestas al valor de la unidad.
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