Pizzaballa: La paz es la identidad de Dios y de la Iglesia
Dorota Abdelmoula-Viet
La oración por la paz para Jerusalén es en realidad un grito de paz para todo el mundo. Así lo afirmó el cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca de Jerusalén de los Latinos, en un mensaje dirigido a los participantes en el congreso internacional "Pidan la paz para Jerusalén (Sal 122,6)", organizada en la Universidad Católica Juan Pablo II de Lublin (KUL), Polonia, a la que asistieron teólogos y biblistas de todo el mundo. El acto tuvo lugar del 5 al 7 de noviembre en la Universidad por iniciativa del Centro Abraham J. Heschel para las Relaciones Católico-Judías, en cooperación con el Instituto de Ciencias Bíblicas. Entre los invitados se encontraban el profesor Abraham Skórka, rabino de Argentina, y el cardenal Pizzaballa, antiguo doctor honoris causa de la propia KUL.
En su mensaje, leído por videoconferencia, el Cardenal afirmó que las relaciones entre los habitantes de Tierra Santa deben ser una imagen de la presencia de Dios y de la intimidad con Él. Recordó que el grito bíblico de paz para Jerusalén es un llamamiento de gran actualidad en el contexto de la compleja y problemática situación de Tierra Santa, por lo que subrayó que la paz es algo más que uno de los valores apreciados por los fieles de Cristo. "Para nosotros, cristianos, la paz no es sólo uno de los aspectos de la vida de la Iglesia", sino que "es un rasgo constitutivo de la identidad y de la misión de la Iglesia", afirmó el cardenal. "La paz sobre todo, antes de convertirse en una acción a la que Dios nos invita, nos dice también algo sobre la identidad de Dios", añadió, recordando pasajes de la Escritura. "La misión de la Iglesia es anunciar a Dios, y el rostro de Dios es sobre todo el rostro de la paz".
Jerusalén, testigo de la presencia de Dios
Refiriéndose a la misión de la Iglesia en Tierra Santa, Pizzaballa mencionó dos imágenes del Apocalipsis: la tienda y la Esposa. "Es en cierto sentido la identidad de Jerusalén", dijo. Jerusalén es la ciudad que 'desciende del cielo', la presencia de Dios, simbolizada por la tienda, y la estrecha intimidad con el Creador, cuya imagen es la Esposa. "Esto nos dice algo sobre cómo debe ser la vida en Jerusalén. La ciudad de Jerusalén, la Iglesia de Jerusalén, debe ser el lugar donde la presencia de Dios es visible, mientras que la intimidad con Dios debe ser visible en nuestras acciones".
Paz para Jerusalén, paz para el mundo
"La oración por la paz para Jerusalén es también una oración por la paz para todos los pueblos", subrayó además el Patriarca, "porque en Jerusalén late el corazón de todos los pueblos". El cardenal recordó también que la vocación de los habitantes de Tierra Santa es dar testimonio de la vida con Dios y de la capacidad de llevar la vida al prójimo. "Recemos -concluyó- por ello e intentemos ser un pequeño ejemplo. Sé lo limitados que somos, pero, sin embargo, debemos recordar siempre cuál es nuestro testimonio como habitantes de Jerusalén".
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