Alepo, Jallouf: Este año en el belén no hay guerra sino esperanza jubilar
Roberto Cetera - Ciudad del Vaticano
«Pudimos poner los adornos y las luces y hacer un gran árbol de Navidad, junto con el belén, sin ningún miedo». El padre George Paolo Jallouf, franciscano, vicepárroco de la comunidad católica latina de Alepo, subraya cómo estos gestos, tan dados por descontados en otros lugares, han sido una importante señal de serenidad reencontrada para toda la población y no sólo para los cristianos. «Por precaución -continúa el padre Jallouf-, decidimos adelantar la misa de Nochebuena a las 18.00 horas, para permitir a los fieles regresar pronto a sus casas, a las 20.00. La misa estuvo muy concurrida, también porque otras iglesias habían preferido celebrarla, por razones de seguridad, sólo el día 25 por la mañana. Especialmente alegre fue la participación de los más pequeños vestidos de ángeles junto al belén».
Una Navidad jubilar
En la mañana del 25 de diciembre, la misa solemne fue presidida por monseñor Hanna Jallouf, vicario apostólico de Alepo, animado por un coro de niños que representan hoy, con su sencillez y pureza de corazón, la esperanza más importante para un futuro finalmente pacífico en Siria. «Los sirios deben aprender a vivir el presente como lo viven estos niños -continuó el padre George Paolo-, que ya han archivado el sufrimiento del pasado y se proyectan en el futuro para reconstruir». Las campanas que anunciaban el nacimiento de Jesús resonaron finalmente desde la iglesia por toda la ciudad. Al final de la misa, acompañada por las trompetas de los scouts, la estatuilla del Niño Jesús fue llevada en procesión y luego depositada en el pesebre por el párroco. «Este año por primera vez -continuó el joven franciscano- en el pesebre no había signos que recordaran el sufrimiento de Siria, como edificios destruidos y quemados, sino el inicio del Jubileo a través de la maqueta de la basílica de San Pedro para indicar que este Año Santo está especialmente dedicado a la esperanza. Es decir, hemos querido salir de demasiados años de dolor, de miedos, de heridas, e indicar que ahora también queremos cultivar la esperanza. Y Dios sabe de cuánta esperanza debemos alimentarnos. Para todos nosotros será difícil el año que viene acudir a Roma para el Jubileo, así que hemos querido traer Roma a nosotros, a nuestro pesebre. Y nuestro coro cantó la versión árabe del himno del Jubileo».
La reconciliación en el signo de la esperanza
En el belén de Alepo, además de las estatuillas tradicionales, también hay otras, realizadas por artistas locales tras la liberación de la ciudad, de fieles implicados en las numerosas actividades religiosas y asistenciales llevadas a cabo en la parroquia. Un belén realizado junto con cristianos de las Iglesias ortodoxa y oriental y varios jóvenes de confesión musulmana, muy conmovidos por esta experiencia común. Una experiencia que hace sólo unas semanas era inimaginable. «El nacimiento de Jesús -concluye el padre George Paolo Jallouf- ha coincidido este año con nuestro renacimiento. No más guerra, no más violencia en Siria».
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