Somos minoría, pero trabajamos por la paz
Debora Donnini – Ciudad del Vaticano
Es más importante que nunca hacer sentir a los cristianos que viven en Oriente Medio la cercanía de todo el Pueblo de Dios, como expresa de forma magistral la reciente Carta a los católicos de esa zona, escrita por el Papa Francisco. «Sois un pequeño rebaño desamparado, sediento de paz», pero también “brotes de esperanza” que viven “en los Lugares de los que más hablan las Escrituras».
Desde el Concilio Vaticano II se ha subrayado cada vez más la centralidad de la Palabra de Dios, que habla a la vida concreta de cada persona. En esta estela de renovación se sitúa también La Biblia. Escrutar las Escrituras en versión árabe, recientemente presentada.
Al margen de este evento, los medios de comunicación vaticanos recogieron las voces de obispos y fieles que viven en estas tierras: una minoría permanece en estos lugares donde floreció la Sagrada Escritura, donde cobró vida la experiencia de los Padres de la Iglesia, así como las vivencias del pueblo judío. Y donde nació y vivió Jesucristo.
Desde Nazaret, Milad y Paola Shajrawi peregrinaron a Roma y Loreto con su comunidad del Camino Neocatecumenal. «Los cristianos somos una minoría absoluta, menos del 2% de la población israelí, y estamos viviendo momentos muy difíciles a causa de la guerra», dice Milad.
«¡Yo – afirmó – tengo 75 años y he vivido prácticamente diez guerras! Realmente pido que se rece por la paz, que es algo fundamental en esta Tierra Santa. La situación es muy difícil, mucha gente tiene miedo de lo que está pasando». Milad recuerda que los cristianos deben ser un signo de paz para todos los pueblos, pero no todos los cristianos pueden quedarse y están pensando en emigrar. «No es fácil y por eso pedimos esta oración por nosotros».
La profundidad de su experiencia también la transmiten las palabras de su esposa Gloria. Casada desde hace 46 años con Milad, es originaria de Bassano del Grappa, donde viven desde hace 20 años sus hijos, que estudiaron en la Universidad en Italia, y sus cinco nietos. Los abuelos, Milad y Gloria, los visitan todos los años, incluso en este último año tan difícil.
A pesar del dolor de estar lejos y de poder irse a vivir a Italia, decidieron volver a Nazaret. Teniendo esta oportunidad, no fue una elección fácil, dice Gloria, «no con mis propias fuerzas. No soy una heroína – afirmó – ni creo que pueda hacer mucho personalmente por la paz. Sólo puedo dar el testimonio de no huir, de vivir incluso este momento difícil, de no tener miedo. Y esto sólo viene de la fe».
Iniciativas de fraternidad desde Galilea
Desde Tierra Santa llega también el testimonio de Yousef Matta, arzobispo greco melquita católico de Akka. «La comunidad cristiana de Tierra Santa tiene la misión de anunciar la Palabra de Dios a todos los pueblos. Especialmente en estos tiempos de guerra, intentamos encontrar palabras en común con todos los demás pueblos, tanto musulmanes como judíos. Intentamos permanecer unidos encontrando proyectos, iniciativas comunes a todos, para estar al servicio de nuestra comunidad y también de los demás. Tenemos escuelas en Galilea, hospitales, que están abiertos a todos: es una iniciativa de fraternidad y acogida».
Sed de paz
Por su parte, el obispo maronita de Biblos, en el Líbano, Michel Aoun, subraya que «la Palabra de Dios es una medicina, una respuesta a la pregunta más profunda del hombre que busca la paz, que busca el sentido de su vida».
«Frente a la muerte, frente a los problemas, frente a las guerras, la única esperanza es la palabra de Jesús que nos dice: 'Yo he vencido al mundo'. Tenemos la Biblia en árabe, pero con las notas y con todas las introducciones, enriquecemos cada vez más esta Palabra».
Sobre la importante presencia de los cristianos en estas tierras, el prelado subrayó que «deben ser un puente para el diálogo, especialmente en el respeto. Lo que espero es que todas las partes respeten el alto el fuego, porque tenemos verdadera sed de paz. La guerra mata, hace que nuestros jóvenes emigren porque ya no tienen esperanza en un futuro mejor. Por eso rezamos y por eso debemos mantener un diálogo abierto para convencer a todos de que construyamos juntos el Líbano».
La Palabra crea, libera y nos envía como misioneros
«Vivimos en un mundo de conflictos, de guerras, y vemos que todas las iniciativas humanas fracasan a la hora de aportar una solución. Sólo la Palabra consigue crear y liberar. Nos creemos libres, totalmente independientes, pero en realidad nos damos cuenta de que somos esclavos en tantas cosas. Por eso necesitamos la Palabra de Dios. Y por último, la Palabra de Dios nos envía como misioneros», subraya Hani Bakhoum Kiroulos, obispo auxiliar de la Iglesia Patriarcal de Alejandría de los coptos, destacando también el valor de la nueva versión árabe de la Biblia.
Todos estos testimonios subrayan la importancia de los cristianos de Oriente Medio que, a pesar de ser minoría, están llamados a ser puentes de paz y reconciliación, sostenidos por una relación cada vez más profunda con la Palabra de Dios para recibir consuelo, sentido a su vocación y fuerza para ser puentes de paz.
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