25 años del SIT: Los Trinitarios en apoyo a los cristianos perseguidos
Antonio Tarallo - Ciudad del Vaticano
Veinticinco años de amor a los cristianos perseguidos: se trata de la SIT (Solidaridad Trinitaria Internacional), el organismo nacido en el seno de la Orden de la Santísima Trinidad y de los cautivos (Trinitarios) encargado de promover actividades y proyectos de ayuda a los cristianos perseguidos en el mundo. Después de todo, los temas de la persecución y la libertad religiosa siempre han estado en el centro del carisma de la orden trinitaria. Fiel a la misión redentora y a las raíces evangélicas presentes en la Regla de la orden establecida por San Juan de Mata en 1193, la SIT nació en 1999 del capítulo general extraordinario celebrado en Ariccia (en la provincia de Roma) en el contexto de la celebración del octavo centenario de la aprobación de la Regla y del cuarto centenario de la reforma querida por San Juan Bautista de la Concepción.
El drama de la persecución
El objetivo específico de la Sit es concienciar a quienes son perseguidos a causa de su fe. Todo ello a través de programas y acciones concretas de liberación y acogida en aquellos países donde, aún hoy, llamarse cristiano significa poner en riesgo la propia vida. Hay bastantes territorios involucrados. Los padres trinitarios a lo largo de los siglos han liberado a cientos de miles de esclavos cristianos y musulmanes y continúan haciéndolo hoy: «Nuestros proyectos – explica el padre trinitario Antonio Aurelio Fernández Serrano, presidente del SIT – están presentes en tierras como Sudán y el Sudán del Sur, donde literalmente "liberamos" a varios niños. Y luego está la India, que está experimentando cada vez más el drama de la persecución. Estamos en Siria y desde que comenzó la guerra -antes la convivencia entre cristianos y musulmanes era pacífica- el problema de los cristianos perseguidos es cada vez más urgente. Al igual que en Irak, sin olvidarnos de África: en Nigeria colaboramos con muchos proyectos para refugiados. Finalmente Cuba donde se perpetúa una persecución silenciosa."
Un gran ejemplo de cómo vivir nuestra fe
De la lista del padre Fernández Serrano se entiende bien el escenario desolador: un mapa del dolor, como se podría llamarlo. Todavía hay muchos Herodes de la tierra que atacan especialmente a los niños. Quienes están lejos de estas zonas de muerte difícilmente pueden entenderlo. Sin embargo, en todo este escenario sombrío también hay luces de esperanza. «El testimonio que dan estos cristianos nos ayuda. Personalmente, me hace crecer en la fe", confiesa el presidente: "Están dispuestos a perder la vida pero no a renunciar a la fe. Por ejemplo, recuerdo un episodio con especial emoción. Estábamos en Qaraqosh, Irak, para visitar la casa donde había una niña a la que le amputaron las piernas porque fue víctima de la explosión de una bomba. Dos días después era su cumpleaños. Entonces preguntamos: “¿Qué quieres de regalo?”. Pensamos que respondería: muletas o silla de ruedas eléctrica. Nada de esto. Ella no buscó nada para su bienestar físico. Sólo nos preguntó sobre la posibilidad de visitar Lourdes en el futuro. En nuestro mundo occidental difícilmente podríamos entender esto porque hemos entrado en una dinámica relativista de tratar sólo de sentirnos físicamente bien. Más bien, nos dan un gran ejemplo de cómo vivir nuestra fe".
Se está derramando algo precioso para Dios
Este es sólo uno de los muchos episodios que pudo narrar Fernández Serrano, quien queda consternado ante las cifras de las persecuciones pero que, al mismo tiempo, subraya un hecho que nos hace reflexionar y logra darle a la Iglesia una mirada de esperanza: «Es verdad, hay muchos cristianos que están sufriendo persecución. Pero precisamente en aquellos lugares donde no pueden vivir su fe, los cristianos aumentan en número. Esta es una gran responsabilidad para nosotros los trinitarios porque sabemos que la sangre de estos hermanos y hermanas que se está derramando es algo precioso para Dios y por eso también nosotros debemos darle un valor enorme: debemos reconocer que la sangre de estos cristianos perseguidos es no sólo se aporta para mantener la fe sino para que la Iglesia siga existiendo en el mundo", concluye el presidente de Solidaridad Internacional Trinitaria.
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