Gaza. Padre Romanelli: bombas cerca de la parroquia, pedimos la paz
Francesca Sabatinelli - Ciudad del Vaticano
«Los bombardeos nos despertaron, estaban cerca, a 300-400 metros, por suerte no llegó metralla, estamos bien, pero en toda la Franja ya se habla de más de 350 muertos y más de mil heridos». El padre Gabriel Romanelli, de la parroquia de la Sagrada Familia, en Gaza, relata a los medios vaticanos las horas nocturnas en las que Israel lanzó sus ataques, interrumpiendo la tregua de dos meses. «Esperamos que lo que ha pasado esta noche no ponga fin al alto el fuego, que la guerra no empiece de nuevo, en este periodo hemos visto entrar más ayuda humanitaria, sobre todo alimentos», explica Romanelli, que describe la continua ansiedad de los civiles, atestiguada por el regreso a la parroquia de una decena de la veintena de familias que habían intentado, en los últimos dos meses, «instalarse en lo que quedaba de sus casas o en las de sus parientes», en busca de «una vida más serena, más normal». Ahora, todos los que aún no habían regresado «están evaluando, porque las noticias no son buenas y para ellos por lo tanto es más seguro “desde Jesús”, a pesar de que no hay ninguna parte segura en toda la Franja».
Ayudar, servir y rezar
En la parroquia del padre Romanelli, a día de hoy, hay unos 500 refugiados, más o menos el mismo número que al principio de la guerra, salvo una época en la que había 700, entre católicos y ortodoxos. «Y nos quedamos aquí, están las hermanas de la Madre Teresa, las religiosas de mi congregación del Verbo Encarnado, las hermanas de la misma congregación, las Siervas del Señor y de la Virgen de Matarà, y todas intentamos hacer el bien, servir, rezamos, asistimos a los ancianos, a los niños, también tenemos niños con necesidades especiales, e intentamos que no sufran, porque los niños son esponjas, se dan cuenta si los adultos están angustiados.»
Paz para todos
Gracias al apoyo de la Iglesia ha sido posible ayudar a miles de civiles, de familias, que lo han perdido todo y que lo necesitan todo. Por esta ayuda, Romanelli agradece al Patriarcado Latino de Jerusalén y al Patriarca, el cardenal Pizzaballa, el «gran apoyo» recibido. En la parroquia de la Sagrada Familia se sigue rezando, como siempre, para conseguir, espera, «convencer a todos de que la paz es posible, de que hay que trabajar por la paz, por las obras de justicia, y para que el Señor regale a esta parte de Tierra Santa un periodo de paz, para todos, para palestinos e israelíes».
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