Mons. Palinuro: el Papa, una voz fuerte que reclama valores supremos
Roberto Cetera - Ciudad del Vaticano
«Mientras el mundo se encuentra cada vez más amenazado por las guerras y la injusticia, mientras Occidente parece interesado en el rearme y la defensa egoísta de la riqueza, mientras los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, la humanidad necesita la voz fuerte del Papa Francisco para llamar a todos de nuevo a los valores supremos de la justicia, la paz y la fraternidad universal». Este es uno de los pasajes más significativos de la homilía pronunciada ayer, 19 de marzo, en la catedral católica del Espíritu Santo de Estambul, por monseñor Maximiliano Palinuro, vicario apostólico de Estambul y administrador apostólico del exarcado para los fieles de rito bizantino residentes en Turquía. La concelebración eucarística se celebró en el duodécimo aniversario del inicio del ministerio petrino del Papa Francisco. Una ocasión para la oración y la acción de gracias, pero también para renovar los deseos de pronta recuperación del Pontífice.
La llamada del Papa al Evangelio
También estuvieron presentes en el rito -presidido por el nuncio apostólico en Turquía, el arzobispo Marek Solczyński- el patriarca ecuménico Bartolomé y el patriarca armenio de Constantinopla, Sahak II. «Durante estos doce años -dijo monseñor Palinuro-, el Papa Francisco, con valentía y parresía, ha llamado a toda la Iglesia a volver a la sencillez del Evangelio y ha amonestado a los poderosos de la Tierra a no ir por el camino del egoísmo y la opresión». Refiriéndose al aniversario, que coincide con la solemnidad de San José, monseñor Palinuro subrayó el «primer y evidente signo de devoción» del Pontífice al esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal «precisamente celebrando la misa de inauguración del pontificado el 19 de marzo y dedicándole después un ciclo de doce catequesis y la carta apostólica Patris corde».
Bartolomé, alcanzar la plena unidad
El discurso del Patriarca Bartolomé fue muy sentido y también puso de relieve la profundidad de la relación personal que le une al Santo Padre.Volviendo al tema del desarrollo de las relaciones ecuménicas, señaló que «si nuestro objetivo último es alcanzar la plena unidad doctrinal y sacramental, no podemos excusar ninguna indiferencia o intolerancia a la hora de eliminar barreras y divisiones injustificadas».Una de esas barreras que, de eliminarse, daría más credibilidad y fuerza a todos los cristianos en este mundo fragmentado, es la diferente forma de calcular la fecha de la Pascua». Un deseo del primado ortodoxo que recordó la celebración del 1700 aniversario de la convocatoria del primer Concilio Ecuménico de Nicea precisamente en un año en el que todos los cristianos celebran juntos la Pascua.
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