Religiosa siria: los civiles corren peligro de ser masacrados en Idlib
Ciudad del Vaticano
Este domingo 2 de septiembre a la hora del Ángelus, el Papa Francisco ha renovado una vez más su apremiante llamamiento por la paz en la querida Siria, en donde “aún soplan vientos de guerra” y sobre la cual llegan “noticias inquietantes” que advierten de una posible catástrofe humanitaria en la provincia de Idlib.
Acerca del llamamiento del Papa y la situación la aldea siria de Idlib, Vatican News habló con la hermana Youla Girges, religiosa franciscana siria de las Misioneras del Corazón Inmaculado de Matía, originaria de la aldea cristiana de Gassanieh, actualmente controlada por los rebeldes islamistas. La entrevista es de nuestro colega Marco Guerra.
R. - Durante siete años, el Papa no ha dejado de hacer llamamientos en favor del pueblo sirio. El Papa tiene en el corazón toda la humanidad del pueblo sirio, todos los civiles. Sabemos que muchas comunidades cristianas siguen presentes en Idlib. Se teme que se produzcan masacres, como en otros lugares... El primer interés del Papa es ofrecer una vida digna a todos los civiles que han estado en manos de rebeldes extremistas durante siete años. Por lo tanto, es un llamamiento positivo a toda la comunidad internacional para que promueva esa negociación de política y paz sin violencia, sin que otras personas tengan que morir.
P. - Usted es de la provincia de Idlib, conoce muy bien esa zona, ¿cuál es la situación en esa zona que el Gobierno se dispone a retomar bajo su control?
R. - Mi pueblo, Gassanieh, fue tomado hace 5 años. Fue completamente ocupado por el Isis, ahora no sabemos qué pasó con él, pero alrededor hay otras aldeas cristianas donde hasta hoy todavía había comunidades cristianas con frailes franciscanos. Allí viven bajo el poder de estos rebeldes, siguen su propia ley, islámica, ciertamente. En mi pueblo ya no hay cristianos, huyeron tras el asesinato del padre Francisco Mourad. Cuando lo mataron, las pocas personas que estaban allí huyeron porque sus vidas estaban en peligro.
P. - Después de 7 años de guerra que ha visto muchas fuerzas extranjeras enfrentarse en el campo, incluso se habla de una guerra por procuración, ¿qué piden los sirios?
R. - Están cansados porque no entienden qué sentido tiene esta guerra. Piden la paz, piden a la comunidad internacional que intervenga por el bien del pueblo sirio. Puedo decir que los cristianos vivían muy bien antes de esta guerra. Hoy, no, tienen que vivir bajo una ley que nos es ajena, una ley que prohíbe la propiedad, la libertad de expresión, las ceremonias, todo lo que disfrutábamos con mucha libertad. Todas las áreas están en sus manos y ésta es la situación en la provincia de Idlib que todavía está ocupada por los rebeldes.
P. - ¿Es posible reconstruir ese mosaico de etnias y religiones que conformaban Siria?
R. - Creo que sí, porque con un sentido de reconciliación entre nosotros, entre todos los grupos étnicos que se han visto afectados, podemos hacerlo. La guerra en Siria no es una guerra contra los cristianos, sino contra los sirios. Las víctimas han sido cristianos, musulmanes, drusos, ismaelitas... todos los grupos étnicos. Sabemos que Siria era famosa por su hermoso mosaico y cuando la paz regrese podremos reconstruir y seguir viviendo juntos. De hecho, en Damasco, durante los dos últimos años, hemos estado llevando a cabo un proyecto de apoyo psicosocial para niños traumatizados por la guerra, en el que niños cristianos y musulmanes se reunían para recibir esa ayuda. Creo que el fermento que queda será la razón de un renacimiento, un fortalecimiento del cristianismo que nunca ha faltado.
P. - En los últimos años, sin embargo, ha habido un éxodo de cristianos, la situación de la comunidad cristiana ahora ¿cuál es?
R. - ¡Cuántos sirios se han ido, no sólo los cristianos! Escapaban de los bombardeos, de la violencia que había entrado en sus ciudades. He escuchado a muchas familias a las que les gustaría volver tan pronto como la seguridad y la paz vuelvan a Siria. Nuestra cultura es muy rica en vida social, es una cultura familiar. Muchas familias me han dicho que tan pronto como haya paz volverán porque sus vidas, nuestra sociedad, están allí. En Europa hay otra mentalidad, otra forma de vida. Yo digo que la fe de los cristianos de Siria, en estos años de guerra, se ha fortalecido más. Si la gente ha resistido es por su fe. Todos los sirios, tanto los que se quedaron en Siria como los de fuera, son discípulos de San Pablo. Somos los herederos de la primera Iglesia que comenzó en Damasco, así que tenemos el deber de mantener viva esta fe hoy más que nunca.
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