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Recuperar la capa de ozono: una esperanza en la lucha climática

En 2030, la capa de ozono del hemisferio norte estaría completamente sana gracias al esfuerzo de los países, según afirma un nuevo informe respaldado por la ONU, que considera el nuevo pronóstico como una prueba de lo que pueden alcanzar los acuerdos globales y una inspiración para una acción climática más ambiciosa que detenga el catastrófico aumento de las temperaturas mundiales.

Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano

La recuperación de la capa de ozono que protege a nuestro planeta de los dañinos rayos ultravioletas -radiación que procede del Sol- se encamina hacia su restauración total en las próximas décadas, como resultado de la acción internacional para reducir las sustancias que provocan su agotamiento.

 

Se trata de una oportunidad única para frenar el calentamiento global y aumentar la ambición en los compromisos climáticos, según explican la Organización Meteorológica Mundial y ONU Medio Ambiente.

El último informe declara que el ozono se ha recuperado a una tasa del 1-3 por ciento desde el año 2000 y, a la velocidad actual, el hemisferio norte y el ozono en latitudes medias están programados para sanarse completamente en la década de 2030, seguido por el hemisferio sur en la década de 2050 y en las regiones polares para el 2060.

Medidas para proteger la capa de ozono

Pero... ¿cómo se llegó al punto de destruirla?

 

Los clorofluorocarbonos y otras sustancias que agotan el ozono se utilizaban en aerosoles, sistemas de refrigeración y muchos otros artículos. Hace tres décadas su empleo excesivo estaba abriendo un agujero en esta delicada capa de la atmósfera, por lo que se tomaron medidas internacionales.

Los nuevos pronósticos son una prueba del éxito del tratado ambiental alcanzado en Montreal el 16 de septiembre de 1987 como parte del Convenio de Viena sobre la protección de la capa de ozono.

Lograr el compromiso internacional

El próximo año, el Protocolo se reforzará con la ratificación de la Enmienda Kigali, que exige que los países reduzcan la producción y el consumo proyectados de hidrofluorocarbonos (HFC) en más de un 80% durante los próximos 30 años. La Enmienda ha sido apoyada, hasta el momento, por 58 partes.

“El último informe declara que el ozono se ha recuperado a una tasa del 1-3 por ciento desde el año 2000 y, a la velocidad actual, el hemisferio norte y el ozono en latitudes medias están programados para sanarse completamente en la década de 2030, seguido por el hemisferio sur en la década de 2050 y en las regiones polares para el 2060”

En este contexto, los científicos aseguran que es posible evitar hasta un 0,5°C de calentamiento global este siglo a través de la implementación de la Enmienda, lo cual reafirma su importancia crucial en los esfuerzos por mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2°C, como establece el Acuerdo de París.

La clave está en lograr el compromido unificado de toda la comunidad internacional; ya que el cumplimiento total de la Enmienda reduciría el calentamiento global causado por estos gases en aproximadamente 50% para el año 2050.

Un rayo de esperanza para nuestra Casa Común

Los hallazgos proporcionan un rayo de esperanza en la compleja lucha climática, a menos de un mes después de que el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), publicara un informe especial que describe los efectos devastadores de un aumento de la temperatura de 2 ° C.

 

Es en definitiva una carrera contrarreloj para proteger nuestra Casa Común velando especialmente por los más pobres de la sociedad, que son quienes más sufren las consecuencias del detereoro del Medio. Al respecto resuenan las palabras del Papa Francisco en su discurso en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, durante su viaje apostólico a los Estados Unidos el 25 de septiembre de 2015.

No a la cultura del descarte

«El abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión. En efecto, un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles y con menos habilidades, ya sea por tener capacidades diferentes (discapacitados) o porque están privados de los conocimientos e instrumentos técnicos adecuados o poseen insuficiente capacidad de decisión política».

«La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente. Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte y deben injustamente sufrir las consecuencias del abuso del ambiente. Estos fenómenos conforman la hoy tan difundida e inconscientemente consolidada cultura del descarte».

Cuidar la Casa Común

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05 noviembre 2018, 18:42