Obispos de Estados Unidos sobre la muerte de Jakelin Caal Maquin
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Jakelin Caal Maquin, niña de 7 años, murió pocas horas después que fue apresada, junto a su padre, por agentes del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP). Ambos “ habían sido detenidos la noche del 6 de diciembre en un remoto tramo de la frontera entre Estados Unidos y México, en Antelope Wells, Nuevo México”.
Preocupa situación trágica de migrantes
El Reverendo Joe S. Vásquez, Obispo de Austin y Presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, junto con el Reverendo Mark J. Seitz, Obispo de El Paso y el Reverendo Gerald Kicanas, Administrador de la Diócesis de Las Cruces, hicieron la siguiente declaración:
"Estamos extremadamente angustiados por la noticia de la muerte de Jakelin Caal Maquin, de siete años de edad, poco después de cruzar la frontera México-Estados Unidos con su padre y convertirse en CBP en busca de asilo en los Estados Unidos”.
También expresaron sus condolencias y oraciones por la familia de Jakelin, así como afirmaron que esta era una tragedia de la que debemos recordar las profundas consecuencias humanas de las fallidas políticas de inmigración y de las restricciones al flujo de solicitantes de asilo en la frontera, que los pone en riesgos mayores.
Situación desesperada de los que huyen de la violencia
Insistieron en que “ La muerte de Jakelin es un trágico recordatorio de la situación desesperada que enfrentan muchos que huyen de la violencia, la persecución y la pobreza, tanto en sus países de origen como ahora en nuestra frontera”.
Seguidamente, acogieron las investigaciones de la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional, así como invitaron a una revisión crítica de las políticas relativas a la atención de poblaciones vulnerables bajo su custodia. También ofrecieron su colaboración.
Toda solicitud de asilo es legal
Finalmente, expresaron sus deseos para este tiempo de Navidad afirmando que “Mientras nos preparamos para celebrar la Navidad y el nacimiento de Jesús, un niño a cuyos padres se les dijo "no hay lugar", seguimos reconociendo y afirmando que la solicitud de asilo y protección es legal. Como nación, tenemos la obligación de recibir a las personas y familias perturbadas con bienvenida, compasión y trato humano. Debemos escuchar las palabras de Cristo: "Todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más pequeños, por mí lo hicisteis" (Mt 25,40)”.
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