Navidad San Egidio: almorzar con los pobres de Italia y del mundo
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
Origen de la comunidad
Sant'Egidio es una comunidad cristiana que nació en 1968, apenas finalizar el Concilio Vaticano II, por iniciativa de Andrea Riccardi, en un instituto del centro de Roma. Con los años se ha convertido en una red de comunidades que se ha extendido por más de 70 países y que dedica una especial atención a las periferias y a los olvidados del mundo. La forman hombres y mujeres de distintas edades y extracciones que están unidos por un lazo de fraternidad basado en la escucha del Evangelio y en el trabajo voluntario y gratuito por los pobres y por la paz.
San Egidio en Italia
La historia tiene su punto de partida en la Basílica de Santa María, en el Trastevere, donde esta tradición se inició en 1982 con un pequeño grupo de ancianos que de otro modo, en el día más bello del año, se habrían quedado solos, la Comunidad consiguió que muchos, diferentes entre sí, se sentaran a la misma mesa: desde los sin techo hasta los refugiados que llegaban a través de corredores humanitarios a Europa, pasando por los niños de la calle y los menores necesitados de las grandes villas miseria de África y América Latina.
"Es un pueblo en el que los que ayudan se confunden con los que son ayudados” -comentó el Presidente de la Comunidad, Marco Impagliazzo-, una gran familia en la que hay sitio para todos. La gran participación de este año demuestra que es posible responder a la cultura de resignación y cierre, que a veces parece dominante, devolviendo a muchos la esperanza para construir un futuro juntos.
La solidaridad crece
El crecimiento de la solidaridad es significativo: el número de voluntarios que se han ofrecido a ayudar aumenta, no sólo preparando almuerzos y sirviendo en la mesa, sino también conociendo a los pobres que son amigos de la Comunidad a lo largo del año. En Santa María, en Trastevere, el saludo final que acompaña a los dones (todos "personalizados" dado el conocimiento de los invitados), estuvo a cargo del párroco Don Marco Gnavi y del nuncio de la Santa Sede en Italia, Monseñor Emil Paul Tscherrig, quien les dijo: "les traigo la bendición del Papa Francisco que está espiritualmente aquí con ustedes. Esta Navidad nos ha recordado que tenemos el mismo padre: todos somos hermanos para que se abra un año de paz".
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