Director IDHUCA:retos para el presidente electo salvadoreño
Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano
El Salvador es un país poblado y pequeño de América Latina; está entre los que registran mayor tasa de homicidios en todo el continente; un porcentaje alto de desempleo y subempleo, así como casi la mitad de la población en el límite de la pobreza y que dependen de la remesas que envían sus familiares que han migrado.
Retos para el presidente electo
En esta situación, Nayib Bukele, el presidente más joven de la historia salvadoreña, asumirá la presidencia de la república el próximo 1 de junio. Ganó las elecciones con una tasa de ausentismo que ronda el 50% del total de los votantes. Una posible causa de este nivel tan elevado de ausentismo es la frustración de la población frente a las acciones de las autoridades. Problemas como la corrupción en todas las esferas del aparato estatal, las carencias en el sistema de salud y en el educativo, así como un continuo ambiente de inseguridad y violencia, promovido en parte por las pandillas juveniles y el narcotráfico.
A todos estos problemas, se suma la escasa representación de su partido en la Asamblea Legislativa. 10 de un total de 84 diputados. Analistas consideran que el presidente electo debe ser muy capaz de dialogar con las distintas fuerzas políticas y sociales en el país, para lograr consensos que permitan comenzar a solucionar las necesidades más sentidas por los salvadoreños.
Cansancio de la sociedad
En este contexto, el P. Tojeira, director del IDHUCA, afirma que en los resultados electorales podemos ver que “la gente está cansada y que han optado por una persona nueva en la política. El principal desafío que tendrá que afrontar es el diálogo con todos los sectores de la sociedad; principalmente, sobre el tema de los derechos económicos y sociales. Sino el país puede sumirse en la desesperación”.
Un temor expresado por académicos de la Universidad Centroamericana consiste en “La vana ilusión de que el Presidente puede cambiarlo todo. Este es, quizás, uno de los peores efectos de una propaganda que vende futuros en los que se funden imaginación y ficción, sin reparar nunca en costos, inversión, impuestos y normativas necesarios para construir un país digno e incluyente”.
Solidaridad y acciones decididas
El texto propone: “Sin solidaridad y sin acciones decididas, seguirá habiendo niñas y niños abusados, una buena proporción del pueblo seguirá en la pobreza, continuará creciendo sistemáticamente el número de ancianos sin pensión o de enfermos sin medicina, y seguirá vigente el bajo nivel educativo. El hecho de que ningún candidato se haya atrevido a anunciar una reforma fiscal que grave con mayor fuerza a los que tienen más es un claro indicador de que nos esperan años difíciles, pues no habrá futuro digno sin una reforma fiscal integral y progresiva” (Editorial UCA).
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