Silas Siakor, recibe el premio MUNDO NEGRO a la Fraternidad 2018
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
"La historia de Liberia es la de un pueblo capaz de recuperarse y luchar por mejorar su situación". Son las palabras Silas Siakor, activista liberiano a quien la revista Mundo Negro y los misioneros combonianos han otorgado el Premio a la Fraternidad 2018 por su trabajo en defensa del medioambiente en su país y por la denuncia de las abusivas explotaciones de maderas y diamantes protagonizadas por las empresas multinacionales y promovidas por el Gobierno de Liberia.
Trabajo en favor de la ecología
La entrega del premio se celebró el sábado 2 de febrero en el transcurso del XXXI Encuentro África. Con el lema «Somos de la Tierra», el evento que anualmente organiza la conocida publicación Mundo Negro sirvió para reflexionar sobre la ecología en África y en toda la Tierra.
Tal como explicó Siakor a los medios presentes, la explotación abusiva del bosque tropical liberiano "degrada la vida salvaje y afecta a la gente que se queda sin recursos. La falta de respeto a las normas hace que las comunidades se queden sin agua".
Luchar contra los intereses del dinero y el poder
Por ello, su incansable trabajo pone de manifiesto el deseo y el poder de las personas que quieren cambiar el mundo aunque se enfrenten, en ocasiones, "a los intereses de los grupos que acumulan dinero y poder".
El galardón, al que acompaña una donación de 10.000 euros, se concedió los últimos tres años respectivamente a Helena Maleno y P.Mussie Zerai en 2015, por su trabajo con los migrantes en la frontera sur; al cardenal de Bangui, Dieudonné Nzapalainga y al imam de la mezquita central de la misma ciudad, Kobine Layama, en 2016 por su lucha por la paz en República Centroafricana; y a Victor Ochen en 2017, por sus esfuerzos por la reconciliación en Uganda y sus mensajes a la juventud.
Limitar la acción de las grandes multinacionales
En esta ocasión, Silas Siakor, fundador del Instituto de Desarrollo Sostenible ha destacado el difícil equilibrio entre las multinacionales y Liberia, "un país pequeño y débil" y ha pedido a la Unión Europea que tome las medidas necesarias para limitar el poder de estas grandes corporaciones que, a menudo, "manejan a su antojo los intereses de los países más empobrecidos".
Uno de los aspectos en los que más ha insistido el activista es en la incidencia que este expolio selectivo de los recursos naturales liberianos está teniendo sobre las comunidades locales: degradación del hábitat, deforestación, agotamiento de la madre tierra y calentamiento global.
Tras recibir el galardón, su voz seguirá elevándose por el bien común, denunciando las injusticias y defendiendo especialmente a los más afectados por un sistema corrupto y voraz.
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