Empoderando a las mujeres: menos tabúes y más educación
Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
En los últimos años, es cada vez más frecuente escuchar la expresión "empoderamiento de la mujer" en diversos ámbitos internacionales, políticos y sociales.
Un concepto que va mucho más allá del mero acto de "hacerla poderosa o rendirla fuerte", sino que busca establecer ciertas condiciones adecuadas para garantizar que en el mundo exista igualdad de género en todos los niveles.
Algunas de esas acciones puestas en marcha desde hace décadas, pretenden acabar con las diferencias de trato entre hombres y mujeres en el mundo laboral, lograr que se respeten sus derechos humanos y se defiendan las injusticias.
Igualdad entre hombres y mujeres
El motivo por el cual se habla de "dar poder a la mujer", es debido a que con frecuencia, en la mayoría de los contextos culturales poco desarrollados; es la mujer la que sufre las consecuencias del sometimiento, el desprecio o la disparidad por parte de un sistema social pensado "por el hombre y para el hombre".
Hablamos de entramados de culturas complejas donde la mujer es considerada colectivamente inferior al hombre, sólo por el simple hecho de haber nacido mujer. Este pensamiento puede darse en países de todos los continentes, pero según el último informe de UN WOMEN; predomina con mayor claridad en África, Asia y América Latina.
Acabar con el tabú de la menstruación
En este contexto, y ante la inminente celebración del Día Internacional de la Mujer, el próximo 8 de marzo; un grupo de expertos de la ONU pide a la comunidad internacional que unan fuerzas para empoderar a las mujeres, proporcionándoles una educación de calidad que ayude a romper con los tabúes sociales que todavía existen en numerosas comunidades y que perjudican el pleno desarrollo del género femenino, como lo es por ejemplo, el tabú en torno a la menstruación: motivo de burla, principal causa de discriminación y rechazo contra la mujer en sociedades poco desarrolladas.
Más educación, menos prejuicios sociales
En algunos países, la mujer es considerada “contaminada e impura” mientras dura su período menstrual y por ello se le imponen restricciones de todo tipo: no se le permite tocar el agua ni cocinar, no puede asistir a ceremonias ni sitios religiosos o culturales; ni participar en actividades comunitarias. Peor aún, en ciertos lugares ni siquiera puede acceder al interior de las casas y es enviada a cobertizos donde padece frío y aislamiento, además de correr el riesgo de contraer enfermedades o sufrir ataques de animales.
Al respecto, Naciones Unidas en colaboración con otras entidades educativas lanzan campañas de formación para mujeres con la finalidad de educarlas, proteger su salud y tomar medidas concretas que pongan fin a todos estos absurdos prejuicios contra el ciclo femenino.
Asimismo, los expertos señalan que a esta situación se suman las dificultades que tienen para conseguir productos de higiene e instalaciones donde asearse, por lo que muchas veces dejan de ir a la escuela o al trabajo, con las implicaciones que esto conlleva en el avance de su educación o situación económica.
Velar por la salud de la mujer
Sin duda, estos atropellos socavan el camino hacia la igualdad de género y el ejercicio de sus derechos a la salud, la vivienda, el agua, la educación y el trabajo, entre otros.
Por ello, la ONU insta a los Estados a reconocer que han ignorado las necesidades relacionadas con la menstruación femenina a nivel global, en detrimento del bienestar físico y mental de millones de niñas y mujeres, que se sienten abandonadas cada vez que llega su período, lo cual afecta a todas las esferas de sus vidas.
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