En la Amazonía, el pueblo Karipuna lucha por defender sus tierras
Cristiane Murray - Ciudad del Vaticano
Simone pertenece al pueblo Karipuna que vive en las Tierras Indígenas Uaçá, Juminã y Galibi, en Oiapoque, Brasil. El territorio está situado en el extremo norte del estado de Amapá y limita con la Guayana Francesa. Al sur están los municipios de Calçoene, Serra do Navio y Pedra Branca do Amapari; al oeste, el municipio de Laranjal do Jari, y al este está bañado por el Océano Atlántico.
Simone habló con “Voz de la Amazonía”, un proyecto realizado por el equipo de comunicación de la Red Eclesial Pan-Amazónica, Repam, en colaboración con Verbo Filmes, productora católica vinculada a la Congregación de los Misioneros del Verbo Divino, y el Instituto Humanitas UNICAP, de los Jesuitas.
«Cualquier empresa, cualquier proyecto que el gobierno pretenda desarrollar en nuestros territorios indígenas, debe consultarnos, debe escucharnos. Es nuestra pieda angular», dice.
El decreto sería la muerte de los pueblos
Los pueblos Galibi Marworno, Palikur, Galibi di Oiapoque y el pueblo Karipuna, refiere Simone, han llegado a la conclusión de que el decreto del gobierno federal que autoriza la minería en la Reserva Nacional de Cobre y Asociados (Renca) sería la muerte de los pueblos indígenas de la región. La RENCA representa un área de más de 46 mil kilómetros cuadrados en la que viven diferentes comunidades.
«Este decreto comportaría riesgos para nuestros pueblos. Imaginen si nuestro territorio estuviera ocupado por compañías mineras. Si dejásemos que estas empresas entrasen en una región, crearíamos un precedente para que entren en otras comunidades. Para nosotros sería la muerte», declara Simone.
Miedo al impacto que tienen las empresas mineras
Simone explica que todos los pueblos de la región se han unido para dialogar y luchar para impedir que se aplique el decreto. Está preocupada por la posibilidad de que las empresas mineras se establezcan en la región y teme la contaminación de las aguas de los ríos y arroyos; también teme los impactos sociales y ambientales que causaría el proyecto. «¡Imaginen! Llegamos a la conclusión de que sería nuestra muerte».
Nuestra unión es nuestra defensa
También lamenta las decisiones tomadas verticalmente por el gobierno:
Simone señala que en la zona cubierta por Renca, en Amapá y en el norte de Pará, viven no menos de once pueblos indígenas identificados, y es muy probable que otros aún no estén registrados:
«Así que decidimos unir nuestras fuerzas para luchar juntos. Pedimos ser consultados y respetados. Las autoridades deben escucharnos antes de tomar cualquier decisión y antes de permitir que cualquier empresa entre en nuestras tierras».
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