Un día contra la violencia por motivos religiosos: libertad y respeto
Manuel Cubías - Ciudad del Vaticano
La lucha contra todas las formas de intolerancia y discriminación basadas en la religión o las creencias, no es una tarea fácil en la actualidad. Es necesario crear o proponer espacios para un debate abierto, constructivo y respetuoso de ideas, así como el diálogo interreligioso e intercultural, a nivel local, regional, nacional e internacional.
Generar espacios de conocimiento y diálogo, que superen los prejuicios, puede desempeñar un papel positivo en la lucha contra el odio religioso, la incitación y la violencia.
En muchas partes del mundo, se continúan perpetrando actos de intolerancia y violencia basados en la religión o la creencia, incluso existe cierta focalización contra personas pertenecientes a comunidades y minorías religiosas. Además, la cantidad y la intensidad de estos incidentes va en aumento, adquiriendo a menudo un carácter criminal y unas pautas repetidas a nivel internacional.
Papa: No usar el nombre de Dios para justificar odio y violencia
El Papa Francisco en su viaje a los Emiratos Árabes Unidos, el pasado mes de febrero, afirmó: “Hay que condenar sin vacilación toda forma de violencia porque usar el nombre de Dios para justificar el odio y la violencia contra el hermano es una grave profanación. No hay violencia que encuentre justificación en la religión”.
La base de este planteamiento está expresada en el prefacio del "Documento sobre la hermandad humana por la paz mundial y la convivencia común" firmado en Abu Dhabi por el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar Ahmad Al-Tayyib, donde se afirma: "La fe lleva al creyente a ver en el otro a un hermano al que apoyar y amar", que invita a "todas las personas que llevan en el corazón la fe en Dios y fe en la fraternidad humana a unirse y a trabajar juntos".
Llamamiento a evitar derramar sangre inocente
En el mismo documento se hace un llamado: «nos pedimos a nosotros mismos y a los líderes mundiales, a los autores de la política internacional y de la economía mundial, de comprometerse seriamente a difundir la cultura de la tolerancia, la convivencia y la paz; de intervenir lo antes posible para detener el derramamiento de sangre inocente y poner fin a las guerras, los conflictos, la degradación ambiental y el deterioro cultural y moral que vive el mundo actualmente».
Este llamamiento lo amplían y piden a los hombres de religión y cultura, así como a los medios de comunicación, redescubrir y difundir "los valores de la paz, la justicia, la bondad, la belleza, la hermandad humana y la convivencia común".
Cuidar el don de la vida
Los dos líderes recuerdan que el Creador «nos ha concedido el don de la vida para cuidarlo. Un don que nadie tiene derecho de eliminar, amenazar o manipular a su gusto... Por ello, condenamos todas las prácticas que amenazan la vida como el genocidio, los actos terroristas, el desplazamiento forzado, el tráfico de órganos humanos, el aborto y la eutanasia y las políticas que apoyan todo esto».
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