Dudaba de Él, soportó la prueba y transformó su rap
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Se define a sí mismo como “rapero cristiano”. Guillermo Esteban, un joven madrileño de 25 años, conocido por muchos por su nombre artístico “Grilex”, hoy utiliza el rap como medio para transmitir a las nuevas generaciones los valores de Jesucristo. Pero no siempre fue así.
Todo empezó cuando Guillermo tenía 17 años y junto a su familia tuvo que enfrentar la enfermedad de su hermano pequeño, acompañada del anuncio por parte de los médicos de las escasas posibilidades de vida. Fueron momentos en los que la presión y el sufrimiento se apoderaron de Guillermo, quien encontró en el rap un medio en el que refugiarse: “Una noche empecé a escribir una canción para mi hermano y me di cuenta que toda esa presión que tenía por dentro iba disminuyendo” nos cuenta el joven madrileño.
Pasó de la fama a la soledad y le echó la culpa a Dios
Fue precisamente esa canción de la que nos habla, la que en pocos meses se hizo viral y la fama le tocó a la puerta. Guillermo empezó a ser conocido popularmente y esto produjo en él la sensación de creerse mejor que los demás y sentirse con poder; un poder que empezó a distorsionarle y a desviarle del camino: “Empecé a ser bastante tóxico con las personas de mi alrededor, justamente por eso, por creerme más que los demás”. Poco a poco, la fama empezó a envenenarle, hasta el punto de quedarse sólo y a quien echó la culpa de su soledad – nos dice hoy con tristeza en los ojos – fue a Dios.
Sólo, enfadado y con mucho dolor. Es así como Guillermo establece su primer diálogo con el Señor y le declara su fuerte alejamiento de la fe: “no sé si existes o no, pero yo como me encuentro sólo, tú a mí no me quieres. Si existes, voy a ir a por ti, y si no existes, también voy a ir a por ti, por lo tanto voy a empezar a lanzar palabras de odio a todos los cristianos”.
Dios le iba hablando a través de las personas
Encerrado en esta dinámica de odio, que canalizaba en las letras de sus canciones y que le alejaba cada día más de la fe pero también de su familia, experimenta el primer llamado del Señor a través de su madre, quien le invita a ir a Misa para poder estar un rato los dos juntos abrazados. Guillermo, a priori se niega rotundamente, pero el poder de convicción de las madres es fuerte y finalmente se produce la primera apertura de su corazón y acepta, pero bajo una condición: “cuando salgamos de Misa, no quiero saber nada ni de la Iglesia ni de ti”.
Guillermo llega a la puerta de la parroquia junto a su madre y apenas sale del coche, se le acerca una chica muy efusiva gritando “Grilex”. Es una fan, que más allá de querer saludar al “famoso rapero” tiene una propuesta para él: invitarle a una cena Alpha. Una de esas cenas en las que a través de debates se anuncia el Kerygma de una forma innovadora, como método de Evangelización. Guillermo no las conoce, pero no le importa. La belleza de la chica y sus ganas de volver a verla son suficientes para aceptar la invitación.
De mirar su propio ombligo a servir a los demás
Después de las cenas, Guillermo seguía con su imagen de “rapero popular”, pero poco a poco el Señor se iba metiendo en él. Le propusieron hacer un voluntariado y Guillermo acepta con un gran ego de superioridad, en su línea de creerse el mejor. Es aquí donde tiene otro momento de apertura, donde “se encuentra a Dios en las personas” y donde se da cuenta que no era él quien ayudaba a las personas sino que eran las personas quienes le ayudaban él. A pesar de esta experiencia, el joven madrileño sigue con su esencia y a los pocos meses saca una canción con una chica en la que la ofende y menosprecia. Dios se vuelve a acercar a Guillermo a través de una amiga. Ella tacha de “basura” su última canción de rap. “Esto para mí fue una torta de realidad muy fuerte” expresa el joven rapero, y con una sonrisa en la cara dice: “me encanta como Dios va hablando de diferente forma a las personas”.
Apertura del corazón. Dios le rompe todos los esquemas
El proceso de conversión empezó enfrentado sus miedos. El primer paso fue abrir su corazón y darse cuenta que Dios no era como lo había estudiado. No era como un juez, impasible, que si hacías ciertas cosas te ibas a ir al infierno. Guillermo lo que sentía, a medida que pasaba el tiempo e iba empezando a tener contacto con él, de forma sincera y a corazón abierto, es que “es un Dios que ama, es un Dios que perdona, es un Dios cercano, es un Dios que se entrega” y el mero hecho de empezar a sentir esto, le rompió todos los esquemas.
Poco a poco, Guillermo se iba enamorando del Señor, pero fue la asistencia unas convivencias las que marcaron el antes y el después. En esas convivencias, tuvo un choque tan fuerte con el Señor que pensó: “toda mi vida sin Él no tiene sentido”. Dios le iba tocando, pero esta vez le tocó en lo más profundo y se dio cuenta que Dios no funciona como una varita mágica y una vez que te toca quedas sanado y tu vida es perfecta. Fue aquí cuando Guillermo comprendió que la vida de fe es un camino en el que hay que ir cargando la cruz con él.
El poder se convierte en Don
Guillermo salió de esas convivencias con una convicción: empezar a hacer algo con el rap, con este don que ya no lo veía como un poder, para poder también ayudar a las demás personas. Y empezó a hacer rap cristiano. “Lo que intento transmitir a través de este rap son los valores, de una forma u otra, de Jesucristo y así poco a poco ayudar a las personas que se pueden sentir vacías, sin sentido, con muchas heridas”.
Tras varios años de producir letras destructivas, han sido los varios encuentros con el señor los que han provocado este giro en su escritura. Guillermo hoy escribe para Dios y siente una sensación bastante potente cuando lo hace, en la que el protagonista es el Espíritu Santo. Ahora tiene las ideas claras: quiere transmitir el mensaje de Jesucristo a las nuevas generaciones, porque para Guillermo el rap es un medio “brutal” para la Evangelización.
El poder de sanación de Padre Pío curó a su hermano
Fuera de las cámaras, Guillermo se abre con nosotros y nos habla de su hermano y de su actual estado de salud: ”A pesar de que tiene algunas pequeñas dificultades, mi hermano se encuentra bien, tiene una vida normal y está estudiando en la Universidad la carrera de Audiovisuales”. Pero lo más sorprendente es cuando nombra al “Padre Pío” como el autor de su sanación. Guillermo nos cuenta que a pesar de que estuvo muy enfermo, fue gracias a una reliquia de Padre Pío que prestaron a su familia que su hermano empezó a sanar.
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