Migrantes, las historias de integración de Admon, Monika, Soumai
Alessandro Guarasci – Ciudad del Vaticano
Hay más de dos millones quinientos mil migrantes que trabajan en Italia. Están empleados principalmente en hoteles y restaurantes, en la agricultura y en la construcción, y en los servicios a la persona. Historias de integración, historias de una aportación constante y preciosa a la vida del país. Y sin embargo, muchos italianos no perciben el valor que estas personas dan a la vida del país. Su presencia está muy extendida, y a veces también puede tratarse de la persona de al lado.
Admon, de Siria a Roma, ahora ayuda a los ancianos
Admon Alhabib tiene 20 años y dejó Al-Qaryatayn, cerca de Homs, Siria, en 2016. Su ciudad fue arrasada por los combatientes leales al presidente Bashar al Hassad y las tropas de los rebeldes. Su padre murió de un ataque al corazón durante la fuga de la ciudad. Ahora este joven estudia y trabaja. Por la tarde asiste a una escuela y durante el día ayuda a dos ancianos en su vida diaria. Pero también hace mucho trabajo voluntario, gracias a la Comunidad de San Egidio. Cada fin de semana, de hecho, visita a los huéspedes de la casa de retiro Santa Margherita en el barrio de San Saba de la capital. Un gesto de cercanía que le permite a Admon conocer a personas que han visto y experimentado el crecimiento de Italia desde la posguerra hasta nuestros días.
Admon llegó a Italia a través de los corredores humanitarios de la Comunidad de San Egidio con la Federación de las Iglesias Evangélicas en Italia, la Mesa Valdense y la Conferencia episcopal italiana-Caritas, completamente autofinanciado. Desde febrero de 2016 hasta hoy ya han llegado casi dos mil quinientas personas, sirios que huyen de la guerra y del Cuerno de África.
Los objetivos de estos corredores humanitarios son evitar los viajes en barcazas por el Mediterráneo, que ya han causado un elevado número de muertos, incluidos muchos niños; evitar la explotación de los traficantes de seres humanos que hacen negocios con los que huyen de las guerras; conceder a las personas en "condiciones de vulnerabilidad" (por ejemplo, además de las víctimas de las persecuciones, torturas y violencias, familias con niños, ancianos, enfermos, personas con discapacidad) una entrada legal en el territorio italiano con un visado humanitario y la posibilidad de solicitar asilo posteriormente.
Monika presenta el caleidoscopio de Tor Pignattara
Monika Islam da a conocer a los visitantes en los rincones más bellos, más característicos, pero también más multiculturales de Roma. Lo hace con una asociación llamada Viajes Solidarios. ACRA, Viaggi Solidali y Oxfam Italia han promovido el desarrollo de la red Ue Migrantour, una iniciativa que permite a los ciudadanos italianos y europeos de vieja y nueva generación, turistas, curiosos y estudiantes, descubrir con las palabras de los ciudadanos migrantes los muchos pequeños y grandes secretos que a menudo ni siquiera los residentes de "doc" de las diversas ciudades europeas conocen. El protagonismo de los ciudadanos migrantes fue la clave del éxito de la iniciativa, en la que participan cinco ciudades italianas (Turín, Milán, Génova, Florencia y Roma) y cuatro ciudades europeas (Marsella, París, Valencia y Lisboa). Desde el año 2010, miles de personas han participado en estos paseos: alumnos de escuelas secundarias, ciudadanos curiosos, turistas extranjeros, vecinos de los barrios, grupos y asociaciones.
Monika llegó a Italia de Bangladesh de niña, y es una de los llamados "nuevos italianos". Su proceso de integración fue total, y aprovecha al máximo su conocimiento de varias culturas. Nosotros la seguimos en un tour con algunos estudiantes de una universidad estadounidense en uno de los barrios más multiculturales y multiétnicos de la capital: Tor Pignattara. Aquí las tradiciones, las formas de cocinar, los colores, las religiones y los olores se entrelazan de una manera extraordinaria. Tor Pignattara, una zona popular desde antes de la guerra, es también el barrio de los murales, que reflejan el caleidoscopio de culturas que aquí se ha instaurado. La principal escuela primaria, la "Carlo Pisacane", es un verdadero modelo de integración.
Soumaila, de Malí, ahora hace de mediador
Soumaila Diwara sobrevivió a uno de los muchos naufragios que se producen durante los viajes de los migrantes entre Libia e Italia. Ahora escribe libros, trabaja como mediador cultural y cuenta su historia en las escuelas. El proyecto Finestre incluye encuentros sobre el diálogo interreligioso, especialmente con las escuelas, los profesores y los alumnos ayudados por los refugiados y por los testigos, en un ejercicio verdadero de construcción de comunidades, de diálogo y de creatividad social. A quien viene de lejos no se lo percibe como un problema o un obstáculo, sino como portador de contenidos y de riqueza humana y cultural.
En Malí, después de graduarse en Derecho en Bamako, Soumaila se involucró en la política, uniéndose al partido de oposición “Solidarité Africaine pour la Démocratie et l'Indépendance”, SADI. Debido a su compromiso social, en el 2012 se vio obligado a abandonar Malí y a seguir las rutas del actual fenómeno migratorio partiendo desde Libia en un bote de goma. Gracias al rescate de un barco de la Armada Militar llegó a Italia en el 2014, donde obtuvo protección internacional, y donde sigue siendo un refugiado político.
De este modo la historia de Soumaila es la de un migrante que se ha integrado y que intenta dar a conocer, especialmente a los más jóvenes, las historias de los que huyen de las persecuciones religiosas o políticas. Porque la desconfianza sólo puede ser superada con más conocimiento.
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