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Michigan enfrenta un brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) Michigan enfrenta un brote de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) 

Testimonio de un misionero en Michigan infectado por coronavirus

“Nos dijeron que éramos la primera potencia mundial. Que nuestro sistema era el mejor del mundo. Y luego descubrimos que no teníamos suficientes camas, respiradores, médicos, enfermeras, guantes y mascarillas”.  

Ciudad del Vaticano

Los Estados Unidos de América se han convertido en el epicentro de esta pandemia desde hace varias semanas. Los números de la Universidad John Hopkins nos presentan una imagen lejos de ser tranquilizadora. A partir del 27 de abril, los casos están cerca de un millón, con un total de más de 55 mil muertes y un promedio de aproximadamente 1.800 muertes por día. Al principio, los números eran solo números, luego, lentamente, se convirtieron en John, Maryann, Mel, la hija de Rosa, el hijo de Bonnie ... seres queridos, amigos, feligreses. Historias, rostros.

Un misionero en Michigan, infectado por COVID-19, explica al medio italiano Mondo e Visione como a causa de su frágil sistema inmunitario se encontró aislado mucho antes de la Orden Ejecutiva “Quédate en casa, quédese a salvo”, promulgada por el gobernador Whitmer. “Me pregunté "Ahora que estoy encerrado en la casa, ¿cómo puedo estar cerca de mi gente?" Y la respuesta no se hizo esperar. Nunca pensé en dormir con mi teléfono celular encendido y el libreto de unción de los enfermos en la mesita de noche. El trabajo en hospitales e instalaciones de salud es muy importante y los medios y el personal no son suficientes. A veces hay que esperar a que cambie el turno de noche antes de encontrar una enfermera que pueda tardar cinco minutos en llegar a un paciente e incluso poder rezar con él”.

La tormenta expone la vulnerabilidad de un país y un sistema

El misionero recuerda las palabras del Papa Francisco en su meditación ofrecida con ocasión de la bendición especial Urbi et Orbi, cuando dijo: “La tormenta desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas certezas falsas y superfluas con las que hemos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, nuestros hábitos y prioridades. Nos muestra cómo nos hemos quedado dormidos y abandonado lo que alimenta, sostiene y fortalece nuestra vida y nuestra comunidad”. “Pues sí, estamos en la tormenta – dice el misionero – y la tormenta ha sacado a la luz nuestras vulnerabilidades”.

De hecho, cuenta, “nos dijeron que éramos la primera potencia mundial. Que nuestro sistema era el mejor del mundo. Y luego descubrimos que no teníamos suficientes camas, respiradores, médicos, enfermeras, guantes y mascarillas. Qué doloroso es escuchar a los médicos, enfermeras, amigos, ver a sus colegas contraer el virus uno tras otro y continuar trabajando sin la protección adecuada. Hasta que ellos también hayan contraído el virus. Sí, la tormenta ha expuesto la vulnerabilidad de un sistema, un país y, en cierto sentido, las vulnerabilidades de cada uno de nosotros”.

“Lavarse las manos”. Sí, pero ¿cómo puedes lavarte las manos si no tienes agua en la casa?

El misionero recuerda la cantidad de veces que hemos escuchado lo importante que es lavarse las manos, pero, pregunta: ¿cómo puedes lavarte las manos si no tienes agua en la casa? “La ciudad de Detroit – explica – a partir de mediados de marzo, con un plan especial, decidió devolver el agua a todas aquellas familias que, al no pagar sus facturas, se encontraron sin ella. Pero hasta la fecha, unas 2.500 casas todavía no tienen agua. Y no es fácil, porque muchas casas tienen problemas con las tuberías, que han estado fuera de uso durante años. Y estas personas están mucho más expuestas al virus”.

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29 abril 2020, 17:13